jueves, 18 de septiembre de 2014

Aspectos menores de efectos mayores

Una aproximación al armónico 48 y sus aspectos asociados





Lo que tiene mayor efecto es lo más pequeño
Marcus Manilius, Astronomicon, 722


La teoría de los aspectos en astrología ha evolucionado desde una versión primitiva, que incluía únicamente cinco aspectos y los contaba por distancia en signos, hasta una versión derivada de la Teoría de Armónicos, que da cabida a un número potencialmente infinito de aspectos, medidos en arcos. Los cinco aspectos tradicionales (conjunción, oposición, trígono, cuadratura y sextil) siguen siendo considerados los más importantes por la mayoría de los astrólogos actuales, pero ahora medidos en grados de arco y no en número de signos de separación. La jerarquía de estos aspectos sobre los que se fueron añadiendo después es afirmada al agruparlos bajo el rótulo común de aspectos mayores. En un segundo plano se sitúan los aspectos menores, que no es un grupo tan claramente definido como el anterior, ya que puede incluir más o menos aspectos en función de diferentes criterios o preferencias de distintos autores. Por lo general, se consideran aspectos menores los que resultan de la división del círculo en ocho partes iguales (semicuadraturas y sesquicuadraturas) o en doce partes iguales (semisextiles y quincuncios), siempre que no formaran ya parte de los aspectos mayores. El resto de los aspectos son simplemente ignorados en la práctica por casi todo el mundo, aunque algunos de ellos son, a veces, añadidos a la lista de aspectos menores, y otras veces asignados a una categoría aparte, una especie de cajón de sastre, bajo la denominación de aspectos exóticos o aspectos sutiles.

El estudiante que aprende estas clasificaciones suele tomarlas como equivalentes a la recomendación: "usa siempre los aspectos mayores, algunas veces los menores y nunca los exóticos". No se puede negar que esto tiene cierto valor pragmático, sobre todo para un principiante, pero también es preciso reconocer lo que este enfoque tiene de arbitrario y limitante, porque, a fin de cuentas, la asignación de un aspecto a una categoría o a otra no sigue criterios lógicos definidos ni está basada tampoco en pruebas estadísticas. Decir que la tradición y la práctica diaria de infinidad de astrólogos demuestran la eficacia de los aspectos mayores no es lo mismo que asegurar la superioridad de tales aspectos sobre otros considerados "exóticos", porque para poder compararlos habría que haber dado a estos últimos las mismas oportunidades. Si, de entrada, ni siquiera los calculamos, jamás podremos saber lo que pueden aportar.

Por eso, mi intención en este artículo no es abordar una discusión en profundidad de los fundamentos teóricos o prácticos de los aspectos o de los modos de agruparlos, sino dar oportunidades a algunos de estos aspectos "menores" o "exóticos" a través del estudio de unos cuantos casos concretos. En particular, me limitaré aquí a los aspectos derivados de la división del círculo en 48 partes iguales, es decir, aspectos de 7º 30' o cualquier múltiplo de esta cantidad. Estos aspectos ni siquiera tienen nombre, que yo sepa, y tampoco están incluidos como opción en los programas de cálculo automático de cartas astrales. Nos dará algún trabajo localizarlos, pero hay algunos trucos que nos facilitarán la tarea, como enseguida veremos. Digamos antes unas palabras sobre esta familia de aspectos.


El armónico 48 y sus aspectos asociados

Las investigaciones sobre cartas armónicas que hizo John Addey se centraron sobre todo en los nueve primeros números, especialmente en el 5, el 7 y el 9. Los números más altos que estos se consideraron sólo indirectamente, en cuanto múltiplos o combinaciones de los primeros. En efecto, las distintas divisiones armónicas se conectan entre sí a través de cadenas de múltiplos que forman familias de significado análogo. A falta de investigaciones centradas específicamente en el armónico 48, debemos tomar como punto de partida ciertas combinaciones de números menores que desemboquen en el 48, para hacernos así una primera idea —provisional y meramente hipotética— de su posible naturaleza.


Podemos obtener 48 como resultado de multiplicar 3 por el cuadrado de 4 ( 48 = 3 x 4 x 4 ). Los números 3 y 4 son aquí la clave de la cuestión, pero no es sencillo combinarlos. El armónico 3 representa facilidad y el armónico 4 se relaciona con dificultad. La expresión " 3 x 4 = 12 ", en términos de armónicos y aspectos, se traduce en lo siguiente:

Si tenemos el armónico 3 de una carta astral, las cuadraturas presentes en ese armónico se verán como conjunciones en el armónico 12 ( 3 x 4 ).  Y si partimos del armónico 4, sus trígonos se verán como conjunciones en el armónico 12 ( 4 x 3 ).  Por eso los aspectos propios del armónico 12 (el semisextil y el quincuncio) combinan facilidad y dificultad en la misma medida.

A su vez, las cuadraturas del armónico 12 se verán como conjunciones en el armónico 48 ( 12 x 4 ). Podemos, por tanto, esperar, que los aspectos propios del armónico 48 (los múltiplos de 7º 30' que no sean aspectos propios de ningún armónico anterior) combinen una medida de facilidad con dos medidas de dificultad. Estos aspectos son las cuadraturas de las cuadraturas de los trígonos. Es decir, son las complicaciones al cuadrado en que nos podemos meter por haber querido seguir el camino más fácil o más divertido. Pero también son los trígonos de las cuadraturas de las cuadraturas, es decir, pueden representar también las satisfacciones obtenidas a través de la superación de innumerables dificultades, esfuerzos o privaciones.

Para entender mejor la naturaleza de cada aspecto es necesario saber distinguir entre los aspectos propios de un armónico y los que ha heredado de armónicos anteriores. La tabla I nos ayudará en esto. Esta tabla incluye todos los aspectos derivados de la división del círculo en 48 partes iguales de 7º 30' cada una, es decir, todos los aspectos asociados al armónico 48. Sin embargo, los aspectos se han distribuido bajo diez columnas diferentes que representan otros tantos armónicos. Se observará que bajo las cinco primeras columnas (armónicos 1, 2, 3, 4 y 6) están incluidos todos los aspectos mayores, y en las dos siguientes (armónicos 8 y 12) los que más arriba designamos como aspectos menores. Sólo las tres últimas columnas (armónicos 16, 24 y 48) incluyen aspectos "nuevos", poco o nada utilizados por la mayoría de los astrólogos. Pero tanto los "nuevos" como los "viejos" pertenecen todos a la serie de aspectos del armónico 48, porque todos son múltiplos de 7º 30', incluida la conjunción, que puede ser definida indistintamente como una distancia de 0º ó de 360º.


Tabla I. Aspectos de la serie del 48


Se observará también que, además de las casillas que contienen números, hay otras que no contienen nada, pero están coloreadas en tonos más pálidos que las que contienen números en esa misma fila. En realidad, a todas las casillas coloreadas de una misma fila les corresponde el mismo número, pero éste sólo figura bajo la columna del armónico del cual es un aspecto propio. Así, por ejemplo, 90 (cuadratura) es un aspecto propio del armónico 4, pero pertenece también (como heredado) al 8, al 12, al 16, al 24 y al 48, porque si la cuadratura es exacta la veremos aparecer como conjunción en todos esos armónicos. Ahora bien, se podría decir que un aspecto nace, dentro de una cadena de armónicos, en el primero de ellos en el cual se transforma en una conjunción, y es a este primer armónico al que llamamos su armónico propio. Cada aspecto toma su significado principal del armónico al que pertenece como aspecto propio, pero también puede adquirir matices de otros armónicos que son múltiplos del primero.

Así pues, la sucinta interpretación que hemos sugerido más arriba (dos cucharadas de dificultad y una de facilidad) sólo se aplica en toda su pureza a los aspectos correspondientes a los números que aparecen en la columna del armónico 48, que son los aspectos propios de ese armónico. En cuanto a los demás, también se aplica la misma interpretación, pero supeditada a la interpretación de su armónico propio y matizada por los demás armónicos que formen parte de su trayectoria.

También es importante observar que, si bien todos los aspectos propios de un armónico participan siempre de ese armónico, los demás aspectos de la misma serie pueden participar de él o no, dependiendo del orbe. De acuerdo con la Teoría de Armónicos, los orbes de los aspectos deben ser proporcionales al número del armónico. El orbe de un aspecto de la serie del 48 debe ser 48 veces menor que el de una conjunción, 24 veces menor que el de una oposición, 16 veces menor que el de un trígono y 12 veces menor que el de una cuadratura. Si asignamos, por ejemplo, un orbe de seis grados a una cuadratura, un aspecto de la serie del 48 deberá tener no más de medio grado de orbe. Esto significa que solamente las cuadraturas que no rebasen el medio grado de orbe podrán incluirse también en la serie del 48; es decir, sólo una de cada doce cuadraturas, por término medio, tomará energía adicional del armónico 48 y se teñirá parcialmente de su significado. Y sólo uno de cada 16 trígonos y una de cada 24 oposiciones, y así con los demás aspectos.

La forma más rápida de localizar los aspectos de la serie del 48 es calcular directamente una carta del armónico 48. Los planetas que en esta carta aparezcan en conjunción estarán formando un aspecto de la serie del 48 en la carta natal original (armónico 1). Pero debemos tener en cuenta que a las conjunciones en el interior de una carta armónica les corresponde un orbe bastante amplio, concretamente cuatro veces el que se considere apropiado para una cuadratura. Una vez que sabemos que dos planetas forman conjunción en el armónico 48, podemos consultar la distancia entre esos dos planetas en la carta original para ver si se trata de un aspecto propio o derivado de otro armónico anterior. Los aspectos propios de la serie del 48 están siempre 7º 30' antes o después de un punto de aspecto de la serie del 8 (múltiplos de 45º), tal como se muestra gráficamente en la figura 1.

Figura 1. Puntos de aspecto de la serie del 48

Los aspectos propios del armónico 48 se muestran en la parte exterior de la figura 1 coloreados en marrón oscuro, y los aspectos de la serie del 8 (tanto los propios del armónico 8 como los heredados de armónicos anteriores) se muestran en color naranja. Esta última serie ha sido destacada para que se observe mejor cómo cada aspecto de la serie del 8 está siempre escoltado por una pareja de aspectos propios del 48, a la distancia de un cuarto de signo antes o después.

Las distancias exactas entre dos planetas pueden consultarse también en las tablas de aspectos ofrecidas por cualquier buen programa de cálculos astrológicos, como la que se muestra en la tabla II, que está tomada de la versión gratuita del ZET Lite.


Tabla II. Ejemplo de relación exhaustiva de aspectos


Pero mucho mejor que eso es utilizar el explorador de aspectos de una carta natal implementado en la página web de Carta Natal online, que nos da ya hecho el trabajo de seleccionar los aspectos de la serie que nos interese, resaltados en color, como se ve en el ejemplo mostrado abajo.



Estudio de casos

A continuación, aplicaremos estos conceptos a unos cuantos casos concretos que, además de servirnos como ilustración, nos darán la ocasión de profundizar un poco más en el significado del armónico 48 y sus aspectos asociados. Aunque considero que un orbe de hasta 0º 30' es admisible para esta clase de aspectos, en los ejemplos siguientes me atendré a la mitad de ese orbe. Con un orbe de 0º 15' para estos aspectos, tal como se ven en la carta natal original, las conjunciones de la carta del armónico 48 se extenderán hasta los 12º 00' de orbe. Por cada conjunción de dos planetas separados por no más de 12 grados en el armónico 48 habrá un aspecto de la serie del 48 entre los mismos planetas separados por no más de 15 minutos de arco en la carta natal original.


1. Aron Ralston, entre la espada y la pared

El caso de Aron Ralston es, sin ningún género de dudas, uno de los mejores ejemplos que podemos proponer para penetrar en el significado del armónico 48, por dos razones. La primera es que su historia encaja perfectamente en la sucinta fórmula que hemos adoptado como punto de partida para la exploración de este armónico. La segunda es que la carta del armónico 48 de Ralston es una de las más fuertes que podamos encontrar, ya sea que midamos su potencia mediante un armograma, una función de onda planetaria (flor armónica) o un simple recuento de aspectos.

Ya me ocupé de este caso en un par de artículos anteriores (El abrazo de la montaña, La potencia de los armónicos aplicados a hechos reales), pero en ninguno de ellos abordé el armónico 48. Recordemos brevemente los hechos. 

Aron Ralston decide hacer una excursión en solitario por las montañas de Blue John Canyon (cerca de Moab, Utah), sin comunicárselo a nadie ni llevar consigo un teléfono móvil. Mientras trataba de atravesar una estrecha gruta, una gran roca se desprendió y le atrapó su antebrazo derecho contra la pared de la montaña. Quedó atrapado por cinco días con sus noches, sin alimentos ni agua, soportando el dolor, el frío y la lluvia, y se convenció de que iba a morir allí. Finalmente comprendió que sólo tenía una salida. Improvisó un torniquete y se amputó el brazo con una navaja. Por seis horas más deambuló por las montañas, bebió agua sucia de un charco y al fin fue encontrado por una pareja que avisó a los servicios de socorro. Su historia fue llevada al cine en una película titulada 127 horas, dirigida por Danny Boyle, y el mismo Ralston la explicó en un libro titulado Between a Rock and a Hard Place (Entre la espada y la pared), que fue un éxito de ventas. Su fama se disparó y fue invitado a dar conferencias y participar en programas de televisión, como modelo de lucha por la supervivencia. Siguió practicando montañismo y otras actividades de riesgo, pero también pasó por fases depresivas, durante una de las cuales se dice que intentó suicidarse. Sin embargo, se recuperó también de eso y actualmente lleva una vida relativamente normal junto a su pareja y su hijo.

La figura 2 muestra el armónico 48 de la carta natal geocéntrica de Aron Ralston. Encontramos en ella seis planetas dentro de una franja de sólo 15º 03' de arco. Si extendemos el orbe de la conjunción para este armónico hasta los 16 grados, esos seis planetas formarán un total de 15 conjunciones, que se traducirán en otros tantos aspectos de la serie del 48, dentro de un orbe de 0º 20'. Estos orbes son perfectamente asumibles, porque, aunque pueda parecer que 16 grados son muchos para una conjunción, no lo son dentro de una carta armónica. Es el orbe que se corresponde con oposiciones de 8 grados y cuadraturas de 4 grados, valores que nadie consideraría exagerados en una carta natal.


Figura 2. Armónico 48 de Aron Ralston

Aun limitándonos al orbe prometido de 12º para las conjunciones del armónico 48 y de 0º 15' para los aspectos correspondientes de la carta natural, nos quedan todavía nada menos que 13 aspectos de esta serie por debajo de los 15 minutos de arco, que son los que se muestran en la tabla III.


Tabla III. Aspectos de la serie del 48 de Aron Ralston

La tabla III presenta los aspectos ordenados por orbe, de menor a mayor, e incluye, además, los aspectos heliocéntricos de la misma serie. También nos informa de cuál es el armónico base o propio de cada aspecto. Vemos que hay un total de 5 aspectos geocéntricos propios del 48, más otros 3 heliocéntricos.

Con toda esta información podemos estar seguros de que el armónico 48 es muy fuerte en el nacimiento de Aron Ralston, por lo que su comportamiento y las vicisitudes de su vida pueden muy bien ayudar a esclarecer la naturaleza de este armónico. En el episodio resumido más arriba, encontramos a Ralston disponiéndose a vivir una aventura deportiva en la naturaleza. Las diversiones, juegos y deportes son un asunto de la casa V y las aventuras de exploración se relacionan con la casa IX. Estas dos casas tienen algo en común. En un sistema de casas iguales, las cúspides de las casas V y IX son los puntos de trígono con el Ascendente. Los trígonos son los aspectos propios del armónico 3, por lo que tanto este armónico como su aspecto asociado recogen también parte del significado de las casas V y IX. Así pues, ya tenemos el armónico 3 en acción, impulsando a la aventura. Pero pronto se presenta el armónico 4 en forma de adversidad: una roca cae sobre su brazo. Podía simplemente habérselo roto, y regresar herido, pero no, además de eso queda atrapado —segunda adversidad. Podía haber sido encontrado por alguien, pero no, ocurrió en un paraje solitario —tercera adversidad. Podía haber pedido ayuda con un móvil, pero no lo llevaba —cuarta adversidad. Y la lista no termina aquí, pues otras muchas penalidades se añadieron a éstas. Esto es ya 4 por 4, la cuadratura de la cuadratura. Finalmente encuentra un modo de salvarse, pero sólo a costa de una gran pérdida y de mucho dolor. Aquí están presentes simultáneamente el 3 y el 4 al cuadrado. Y también en lo que vino después, porque todo esto tuvo algunas consecuencias positivas, como fama y dinero, pero a costa de pérdidas irreparables y alternando con periodos depresivos.

Parece, pues, que los aspectos de la serie del 48 proporcionan una cierta inclinación a asumir retos complicados, una cierta capacidad de obtener placer o beneficios a partir de situaciones difíciles o de extrema adversidad y una cierta fatalidad que hace muy difícil disfrutar de algo sin que acabe convirtiéndose en un trabajo o en un dolor.

Cuando varios planetas aparecen en una carta del armónico 48 en una forma semejante a la que hemos hallado en el caso de Ralston, todos ellos agrupados en unos pocos grados, formando conjunciones entre sí, también estarán unidos en la carta natural por una red de aspectos de la serie del 48. En la figura 3 mostramos la carta natal original de Aron Ralston incluyendo solamente los aspectos de la serie del 48. Los aspectos propios de la serie del 48 están en color marrón, los propios del 24 en azul claro, los del 16 en naranja, los del 12 en violeta, los del 6 en verde y los del 8 y el 4 en rojo.



Figura 3.  Carta natal (armónico 1) de Aron Ralston
con aspectos de la serie del 48.

El aspecto más cerrado es el que forman Saturno y Neptuno, separados por una distancia de 127º 30', que es un múltiplo exacto de 7º 30' (orbe 0º 0') y es un aspecto propio de la serie del 48. Si tratamos de imaginar un paisaje que represente pictóricamente los arquetipos asociados a estos dos planetas veremos rocas y agua o montañas y niebla, parajes solitarios y fríos, duros y húmedos. Veremos lo mismo que estaba viendo Ralston cuando le sucedió todo esto, porque cerca de allí había un lago de agua subterránea entre las rocas. Sue Tompkins relaciona los aspectos entre estos dos planetas con agua sucia o envenenada y Aron Ralston no solamente bebió agua sucia de un charco sino que, antes de eso, cuando se terminó el agua de su cantimplora, la rellenó con sus propios orines para no morir deshidratado. Sin embargo, nada de esto le hizo daño, al contrario, le permitió sobrevivir, y en esto se ve de nuevo la naturaleza de un aspecto de la serie del 48, que obtiene beneficios de experiencias penosas.

Neptuno está en el punto medio entre Saturno y Júpiter y es el planeta que más aspectos propios de la serie del 48 forma en el tema. Conforma el rol de víctima, mientras Júpiter recoge la fama de tan infaustos acontecimientos desde la parte más alta del cielo natal. Saturno está en cuadratura con Urano y con el Sol, pero sólo la primera de estas dos cuadraturas es también un aspecto de la serie del 48. Esto hace que la cuadratura de Saturno con Urano se envenene un poco más. Una cuadratura de Saturno con Urano representa un conflicto entre lo viejo y lo nuevo, entre las limitaciones de las estructuras tradicionales y las necesidades de libertad, independencia e innovación, y muchas otras cosas con las que cualquier estudiante de astrología estará familiarizado. Normalmente nos valemos de imágenes, alegorías, mitos y símbolos para facilitar la comprensión del significado de un aspecto y entender mejor cómo se relaciona con una característica o un hecho de la vida del nativo, pero en este caso el hecho fue en sí mismo una imagen viva de una red de aspectos, un símbolo de sí mismo, comparable al mito de Sisifo. Una roca (Saturno) aprisiona un brazo, impidiendo la libertad de movimientos (Urano) y amenazando la continuidad de la vida (el Sol). Una navaja (Marte) viene en auxilio de Urano y el Sol (trígonos de Marte a estos dos planetas) para liberarlos de la opresión. Pero Saturno no suelta gratis a su presa, sino que se cobra un alto precio (cuadratura con Urano que se prolonga hasta el armónico 48 por su orbe).

Esta es una de las muchas formas en que los aspectos de la serie del 48 pueden integrarse con los de otras series en el escenario de una carta natal del primer armónico. Pero la carta del armónico 48 no debe tomarse únicamente como un recurso útil para detectar los aspectos múltiplos de 7º 30' en una carta natal, sino que también puede leerse por sí sola como una carta completa de pleno derecho. La única condición es que no perdamos de vista el número del armónico y sus significados esenciales y que acertemos a reinterpretar adecuadamente cada planeta, signo o aspecto en el contexto de ese significado especial. Así, por ejemplo, podemos observar que en el armónico 48 de Aron Ralston (figura 2) los seis planetas que forman conjunciones entre sí se agrupan en el signo de Leo. Pero este Leo no es el mismo del armónico 1, no es un Leo que pueda sentirse orgulloso de las lujosas propiedades que heredó de su familia o de tener un cuerpo hermoso o fuerte o de cualquier otra cualidad de la que le haya dotado la naturaleza o con la que le hayan favorecido las circunstancias. Es un Leo-48, es decir, uno que sólo puede sentirse orgulloso de haber afrontado una dificultad tras otra, de haber superado más problemas que nadie, de haber soportado las condiciones más adversas y duras y, a pesar de todo, haber obtenido con ello algún tipo de placer, ventaja, logro o beneficio.

En efecto, sabemos que, un año antes del desgraciado accidente, Aron Ralston abandonó un confortable trabajo como ingeniero mecánico de Intel para afrontar el desafío de ser el primero en subir todos los picos de más de 14000 pies de altura de las montañas del Colorado —un total de 53—, durante la temporada de invierno. Algo que finalmente logró en 2005, sin que las limitadas condiciones físicas a las que le redujo el accidente ni las secuelas emocionales del mismo le hicieran desistir. Al contrario, estas dificultades adicionales hacían aún más valiosa su proeza, y le daban más motivos para sentirse orgulloso y acaparar la atención y la admiración de los demás.


2. Michel Gauquelin, en tierra de nadie

Otra carta con un armónico 48 bastante notable es la del investigador y psicólogo francés Michel Gauquelin, que consagró gran parte de su vida a la comprobación del grado de validez de la astrología en la medida en que esto puede establecerse por métodos estadísticos. En mi artículo Gauquelin: vocación triunfante, herencia planetaria y angularidad desplazada he dado una visión de conjunto de sus trabajos, pero aquí nos ocuparemos de algunos detalles de su personalidad a través de su carta natal.

Estamos ante un ejemplo muy claro de cómo una afición puede llegar a convertirse en un arduo trabajo y en una fuente de dificultades y confrontaciones. Ya desde su adolescencia desarrolló su interés y gusto por la astrología, que llegó a ser su principal afición y a proporcionarle muchas horas de placer y satisfacción. Este ha sido también el caso de otras muchas personas que desde jóvenes tomaron contacto con la astrología y continuaron disfrutándola durante muchos años sin mayores complicaciones, como afición o como profesión. Pero Michel Gauquelin pronto empezó a sentirse incómodo con ella, a tomar conciencia de sus debilidades, de su escaso rigor, de la gratuidad de muchas de sus afirmaciones y de la ligereza de sus métodos. También a otras personas les ha pasado algo similar y como consecuencia de ello simplemente se han alejado de la astrología. Pero Gauquelin no tomó ninguno de los dos caminos. Ni se instaló complacientemente en el edificio de las creencias astrológicas ni se limitó a desentenderse de ellas. Decidió que si la astrología no contenía nada de valor no bastaba con mirar para otro lado, sino que era preciso exterminarla. Y si había en ella algo digno de conservarse, tenía que hacerse sobre bases más sólidas. Así fue como empezó a reunir datos de nacimiento primero de centenares y luego de millares de personas para abastecerse de datos con los que realizar pruebas estadísticas que ayudaran a decidir si la astrología funcionaba o no. Esto acabó colocándole en una situación social muy delicada, porque aparecía como un escéptico entre los astrólogos y como un astrólogo entre los escépticos, siendo así rechazado por unos y por otros, y viéndose envuelto en interminables polémicas con ambos bandos.

Resulta difícil para nosotros, acostumbrados como estamos a acceder a bases de datos ya constituidas que contienen millares de cartas natales disponibles para consulta instantánea, hacernos una idea justa del esfuerzo que hubo de realizar Gauquelin en los años 50 del pasado siglo para abastecerse de datos y procesarlos sin ayuda de los recursos informáticos que ahora tenemos. Geoffrey Dean escribió lo siguiente, a propósito de los datos estadísticos publicados por Gauquelin:
"No subestiméis el esfuerzo que se esconde tras estos números inocentes. Para cada caso se debe encontrar primero una fuente de referencia, por ejemplo, una biografía o un diccionario biográfico. Luego hay que copiar la fecha sin errores, encontrar la dirección del registro, y enviar la solicitud para obtener la hora del certificado de nacimiento (que en Francia es asequible para cualquiera que lo solicite). Cuando los datos están completos se debe verificar la hora de verano, convertirla a GMT, y calcular las posiciones de los planetas, el ascendente y el medio-cielo. Entonces se puede comenzar a tabular, contar y analizar, quedando por último el trabajo de anotarlo. El resultado claro de todo esto es que los primeros casos son un verdadero placer. Los siguientes diez o veinte no son ningún placer. Y al llegar a los primeros cien uno se encuentra fuera de sí. Sólo quienes han realizado este tipo de trabajo saben lo que implica. Le debemos más a Gauquelin de lo que suponemos."
y más adelante añade:
"Visité el laboratorio de Gauquelin en París en el año 1981 y en el 1983, y me impresionaron la pulcritud y organización de sus archivos (que ocupan una pared entera)"
Eran, por supuesto, archivos en papel, producto del trabajo acumulado de muchos años. He aquí cómo lo que empezó siendo una diversión se fue convirtiendo en una durísima tarea, no remunerada ni gratificada con honores, porque en la mayoría de los casos sus trabajos fueron ignorados, incomprendidos o criticados acerbamente. Pero en medio de todas estas dificultades al menos halló editor para sus libros y la acogida del público no fue tan mala como la de sus críticos, lo que le permitió por algún tiempo ganarse la vida con ellos. Consiguió cierta fama y fue invitado a dar conferencias en distintos países. Pero la historia no tuvo un final feliz, porque en mayo de 1991 Michel Gauquelin puso fin a su vida, tras dejar una nota de suicidio cuyo contenido no ha trascendido.

El armónico 48 de su carta natal geocéntrica se muestra en la figura 4 y los aspectos de la serie del 48 dentro de 0º 15' de orbe, tal como se ven en la carta natal natural, se relacionan en la tabla IV. Finalmente la figura 5 nos muestra la carta natal original incluyendo únicamente los aspectos de la serie del 48.

Figura 4. Armónico 48 geocéntrico de Michel Gauquelin


Tabla IV. Aspectos de la serie del 48 de Michel Gauquelin



Figura 5.  Carta natal (armónico 1) de Michel Gauquelin
con aspectos de la serie del 48.


En la carta de la figura 5 vemos una estructura de aspectos de la serie del 48 montada sobre el eje de una oposición entre Mercurio y Júpiter, que es también una oposición del 48 debido a su reducido orbe (0º 03'). Se trata de un Mercurio en Escorpio y casa IV, que inclina a la curiosidad por las cosas secretas, a la investigación de asuntos privados, íntimos o familiares, a una búsqueda de las raíces profundas de las cosas, a la exploración racional de las emociones. Es una muy buena posición de Mercurio para un psicólogo o para un astrólogo, y por ambos caminos transitó Gauquelin. Pero está en cerrada oposición con un Júpiter en Tauro y casa X. Desde el punto más alto de la carta, Júpiter apuesta por principios de visibilidad pública y bases sólidas y seguras (Tauro), por lo constatable a través de la experiencia objetiva, palpable y medible, por el mundo cotidiano y el sentido común y recela de interpretaciones rebuscadas y de supuestas causas ocultas. Se forma, pues, una tensión dialéctica entre lo profundo y lo superficial, lo interno y lo externo, lo privado y lo público, lo oculto y lo manifiesto. Y uno de los frutos de esta tensión fue su infatigable dedicación a la investigación de las influencias de los astros sobre el comportamiento humano estudiada con la metodología propia de las ciencias empíricas. El tema investigado podría encuadrarse en la categoría de una "ciencia oculta" que se ocupa de las causas que operan desde un microcosmos interno e invisible, pero la metodología empleada es la de la observación de correlaciones medibles entre fenómenos externos y visibles. Un difícil equilibrio que le dejó en tierra de nadie. Pero, a pesar de eso, Júpiter está en el Medio-Cielo, lo que le permitió finalmente obtener cierto grado de éxito y reconocimiento público, aunque sus trabajos nunca han dejado de cuestionarse.

Pero esta no es una simple oposición del armónico 1 que pueda sobrellevarse mediante una solución de compromiso más o menos armoniosa o equilibrada entre dos tendencias contrapuestas o mediante una alternancia que suprime provisionalmente uno u otro extremo del conflicto. Es eso, pero es también un aspecto de la serie del 48, conectada con otros aspectos de la misma serie procedentes de Plutón, Saturno y Venus. Con todo esto la situación se hace más radical y exigente (Plutón, Saturno), más seria y comprometida (Saturno, Venus), más compleja y acuciante. Pero toda esta tensión y esfuerzo se verá recompensada, al menos parcialmente, con algún logro importante.

Si aplicamos el esquema tradicional de las dignidades planetarias, nos encontramos con que Júpiter y Venus están en recepción mutua, siendo regentes de las casas V y X respectivamente y ocupando cada uno de ellos el signo y la casa que rige el otro. El regente de la casa V en la casa X puede ocasionar que las aficiones, diversiones o actividades placenteras se conviertan en parte de la profesión del sujeto o en un elemento de su imagen pública. El regente de la casa X en la casa V puede dar lugar a que la actividad profesional resulte divertida o placentera. Podemos pensar que una combinación así debe ser propia de la carta natal de una persona que trabaja en lo que le gusta, en algo que le supone poco esfuerzo o de lo que puede disfrutar. Y así interpretaríamos esto si no fuera porque, además de estar en recepción mutua, Júpiter y Venus están ligados por un aspecto propio de la serie del 48. Esto lo complica todo, porque el armónico 48 se podría definir como "el placer de complicarse la vida". Ahora ya no es posible simplemente dedicarse profesionalmente a algo que empezó siendo un hobby y disfrutar con ello. Ahora es necesario convertir la diversión en una carrera de obstáculos.

En la carta del armónico 48 (figura 4) vemos que la mayor parte de los planetas integrados en la configuración de aspectos comentada más arriba aparecen reunidos en el signo de Virgo y esto nos ayuda a entender un poco mejor el origen del lado escéptico de Michel Gauquelin. Es conocido por todos que a Virgo se le atribuye un fuerte sentido crítico y un acusado perfeccionismo. Gauquelin no solamente fue muy crítico con la astrología tradicional basada en signos, casas y aspectos, sino que no lo fue menos con los pocos que intentaron antes que él dotarla del respaldo de algunos resultados estadísticos (Choisnard, Krafft, Lasson). Ni siquiera fue autocomplaciente con los resultados que iba alcanzando a través de sus propias investigaciones, sino que siempre se autoexigía algo más. Era necesario replicar los estudios con muestras más amplias o con datos tomados de otro país, tantas veces como fuera posible, vigilar sesgos demográficos o astronómicos, aplicar rigurosas pruebas de decisión estadística y rechazar todo aquello que no superase estas pruebas. Es un ejercicio de perfeccionismo depurativo, algo parecido al trabajo de los intestinos (parte del cuerpo gobernada por Virgo) cuando actúan como membrana selectiva que separa los nutrientes de los desechos. El de Virgo es un escepticismo de lupa y colador, pragmático y provisional, mantenido sólo mientras no se superen unos requisitos mínimos de verificabilidad, pero abandonado cuando se presentan pruebas concluyentes. Pero el Virgo de Gauquelin no es un Virgo del armónico 1, que se guía por principios de utilidad y desdeña perder un minuto de su precioso tiempo en investigaciones ociosas sin aplicaciones concretas. Es un Virgo-48, es decir, un Virgo que  no descansa hasta ver completadas sus tareas de limpieza y depuración, ya sean materiales o intelectuales, dispuesto a afrontar cuantas dificultades sean necesarias para librar al mundo de concepciones erróneas, nocivas o inútiles. Hubo un momento en la trayectoria intelectual de Michel Gauquelin en que se posicionó decididamente del lado de los escépticos detractores de la astrología y se propuso acabar con ella. Los otros escépticos, sin embargo, se limitaban a criticar desde sus sillones una materia que no habían estudiado y declinaban emprender cualquier investigación para demostrar la falsedad de la astrología, porque sostenían que el peso de la prueba recae sobre el que afirma. Pero Gauquelin, que sí había estudiado la materia, decidió cargar sobre sus espaldas el peso de la prueba refutadora y no ahorró esfuerzos en su empeño por derribar definitivamente el edificio de la astrología tradicional a través de millares de datos estadísticos que la comprometieran. Sin embargo, durante esa tarea se topó primero con "el efecto Marte" en muestras de deportistas, militares y doctores y después con el resto de sus descubrimientos sobre otros planetas y sobre la herencia astrológica, y se vio obligado a modificar sus planes. Pero siguió siendo crítico con todos aquellos aspectos de la astrología que seguían huérfanos de respaldo en forma de evidencia estadística.


3. Muhammad Ali (Cassius M. Clay), resistiendo contra las cuerdas

El camino hacia un campeonato del mundo de boxeo es por sí solo una imagen adecuada de la idea básica que hemos asociado al armónico 48. Cada combate es una dura experiencia, en la que el boxeador recibe una lluvia de golpes, se arriesga a lesiones importantes e incluso pone en peligro su vida. Pero para poder subirse a un ring hay que prepararse previamente con un exigente entrenamiento en el gimnasio, ensayos y largas carreras. Si a pesar de todo llega una derrota, además de los golpes hay que soportar las críticas. Si se obtiene una victoria, lo siguiente será otra pelea con un rival más duro, y después otra y otra, hasta conseguir la oportunidad de retar al vigente campeón. Si se consigue salvar este último escollo, el nuevo desafío será mantenerse en la cima, porque nuevos aspirantes se esforzarán en sucederle en el trono. Además, se puede uno ver envuelto en presiones de juego sucio por parte de mafias de apostadores sin escrúpulos. Pero los que culminan la hazaña de llegar a lo más alto obtienen gloria, dinero, popularidad, jerarquía y reconocimiento público. Esto último es la parte de facilidad, placer, alegría, logro y satisfacción propias de la porción del tercer armónico incluida en el armónico 48, aunque el elemento de jerarquía tiene también relación con el cuarto armónico, porque la cuadratura es el aspecto que separa el primer grado de Capricornio del primer grado del zodiaco. Casi todo lo demás es propio del armónico 4, que es el ingrediente mayor del armónico 48: retos, esfuerzo, confrontación, dureza, ... incluso el cuadrilátero en el que se disputan las peleas recuerda la figura de aspectos formada por cuatro cuadraturas que los astrólogos denominan Gran Cruz Cósmica. Y cada contendiente tiene su rincón en uno de los puntos de esa Gran Cruz, situado en oposición al rincón del adversario.

Muhammad Ali recorrió ese camino hasta la cima del título de campeón del mundo de los pesos pesados no una, sino tres veces en distintos momentos de su carrera deportiva. Y antes de eso ganó la medalla de oro de esa especialidad en los Juegos Olímpicos de Roma (1960). Pero además de rivales de la talla de Liston, Frazier o Foreman, otros obstáculos extradeportivos se cruzaron en su camino. En 1966, cuando estaba en uno de los momentos más dulces de su carrera y ostentaba el título de campeón del mundo fue llamado a filas por el ejército de los Estados Unidos, que entonces se hallaba implicado en la guerra del Vietnam. Ali se negó a incorporarse, alegando objeción de conciencia, pero su objeción no fue admitida en un principio. Inmediatamente fue desposeído de sus títulos, se le prohibió la práctica del boxeo, se le retiró el pasaporte y fue condenado a una multa de 10.000 dólares y a cinco años de cárcel. Ali salió en libertad bajo fianza y su condena quedó en suspenso hasta que se pronunciase la Corte Suprema, lo que no ocurrió hasta 1971. Finalmente fue liberado de sus cargos, pero para entonces ya había perdido los mejores años de su carrera como boxeador y había dejado de percibir varios millones de dólares. A pesar de eso, volvió al cuadrilátero y disputó las peleas más memorables de su trayectoria deportiva, llegando a recuperar el cetro mundial en 1978. En 1984 se le detectó la enfermedad del Parkinson, que, desde entonces, le ha ido deteriorando paulatinamente.

Casi sin proponérselo, Muhammad Ali se vio comprometido sucesivamente con varias causas religiosas, políticas y humanitarias. Por influencia de Malcolm X, se acercó a la organización "La Nación del Islam" y ratificó su conversión al islamismo cambiando su nombre original, Cassius Marcellus Clay, por el de Muhammad Ali. Tras ciertos recelos iniciales, la organización islamista comenzó a utilizar la popularidad  de Ali como un medio de propaganda. Más tarde, por desavenencias con la dirección de la Nación del Islam, abandonó la organización, aunque se mantuvo fiel a las creencias religiosas islamistas. Mediante su objeción de conciencia, se adelantó a los movimientos de oposición a la guerra del Vietnam y su popularidad crecía a medida que lo hacían esos movimientos, pero inicialmente esto sólo le perjudicó. Se colocó frente a los cristianos, los liberales y los patriotas estadounidenses, que le acusaban de cobarde y de traidor. Y también frente a los conservadores partidarios de la supremacía de la raza blanca, por su defensa de los derechos de los afroamericanos. Así le iban surgiendo enemigos por muchos flancos, pero también amistades y apoyos desde los más diversos países del mundo islámico y las comunidades de raza negra. Más tarde se reconciliaría con las autoridades americanas y apoyó las campañas de varios candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, tanto demócratas como republicanos.

Básicamente, Ali ha seguido siempre su propio camino y aunque se acercó a varias organizaciones, grupos y movimientos, nunca se identificó por completo con ninguno de ellos. No le gustaba que nadie le dijera lo que tenía que hacer, ni siquiera sus entrenadores, que se las tenían que arreglar para sugerir indirectamente sus instrucciones sin que Ali se sintiera presionado. Como suele decirse, "no se casaba con nadie", a pesar de que ha contraído matrimonio cuatro veces. Pero sus tres divorcios son indicativos de sus dificultades para el compromiso profundo.

La relación de Muhammad Ali con el armónico 48 y sus aspectos asociados es algo más compleja que la que vimos en los dos casos anteriores. En la tabla V podemos ver que, en este caso, el mayor número de aspectos de la serie del 48 se encuentra en la carta heliocéntrica y también encontramos en esa misma carta el aspecto más cerrado de todos: un sextil de Saturno a la Tierra (orbe 0º 0') que, aunque es un aspecto propio del armónico 6, por su exactitud pertenece también a todas las series de aspectos múltiplos de 6, entre las que se encuentra la del 48.


Tabla V. Aspectos de la serie del 48 de Muhammad Ali

Los diez aspectos heliocéntricos de la serie del 48 pueden quedar en seis si no tenemos en cuenta los aspectos a la Luna. La Luna heliocéntrica se encuentra siempre a menos de 0º 10' de la Tierra, de manera que con un orbe de 0º 15' como el que estamos usando aquí para los aspectos del 48, la conjunción Tierra-Luna la encontraremos en todas las cartas. Algo que está en todas las cartas no da, en principio, ninguna información, pero la razón para incluir la Luna heliocéntrica en los armónicos del 48 es que, en el interior de este armónico, su distancia con la Tierra puede acercarse a los ocho grados, diferencia suficiente como para que la Luna pueda intervenir en alguna conjunción de la que no participe la Tierra.


Figura 6.  Carta natal geocéntrica (armónico 1) de Muhammad Ali
con aspectos de la serie del 48.

En la carta geocéntrica (figura 6) tres planetas se conectan entre sí por aspectos de la serie del 48: el Sol, la Luna y Plutón, de tal manera que Plutón queda aproximadamente en un punto medio entre el Sol y la Luna. Aunque en esta carta no hay tantos aspectos de la serie del 48 como había en los ejemplos anteriores, la participación de al menos una luminaria en cada uno de los que hay les da un relieve especial.


Figura 7. Armónico 48 geocéntrico de Muhammad Ali

En el armónico 48 de esta carta (figura 7) los tres planetas se reúnen en el signo de Escorpio, un signo que lleva las cosas al límite. Pero más importante que eso es aquí el hecho de que encontramos a Marte formando una cuadratura muy estrecha con la Luna (orbe 0º 03') y a Saturno formando dos cuadraturas también bastante cerradas con el Sol (orbe 0º 24') y con Plutón (orbe 0º 56'). Estas cuadraturas del armónico 98 nos avisan de que, en este caso, el sendero de dificultades se extiende aún más lejos. No se detiene en el armónico 48, sino que llega al menos hasta el 192 (48 x 4). Es decir, no estamos ante un 3 por 4 al cuadrado, sino ante un 3 por 4 al cubo (3 x 4 x 4 x 4).  Es el "más difícil todavía", la hazaña que ya muy pocos o tal vez nadie podrá emular.


Figura 8. Armónico 192 geocéntrico de Muhammad Ali


En el armónico 192 (figura 8) vemos al Sol estrechamente flanqueado por Saturno y Plutón y a la Luna en una conjunción muy cerrada con Marte (orbe 0º 10') de nuevo en Escorpio, cerca del mismo punto de reunión del armónico 48. Muhammad Ali tenía una forma muy peculiar de boxear. Pasaba la mayor parte del combate contra las cuerdas. Normalmente, "estar contra las cuerdas" significa "estar en dificultades, acorralado, a merced del adversario y cerca de la derrota". Ali, apoyado contra las cuerdas, cubría su rostro con los guantes, echaba la espalda hacia atrás para esquivar los golpes que podía y aguantaba el chaparrón de los golpes que no podía esquivar, manteniéndose firme y diciendo a sus rivales cosas como "¿eso es todo lo que sabes hacer?" o "no me estás haciendo ningún daño". La situación se repetía en un asalto tras otro, no porque sus rivales le empujasen contra las cuerdas, sino porque él mismo las buscaba, aparentemente para desgastarlos y desmoralizarlos con su demostración de resistencia. Esta posición defensiva (Saturno) y de resistencia o capacidad de supervivencia en situaciones límite (Plutón) que Ali mantenía durante gran parte de sus peleas es la manifestación del contacto Sol-Saturno-Plutón que en el armónico 48 se ve como una Cruz en T y en el 192 como una triple conjunción. Pero cuando el adversario, cansado de golpear y golpear sin resultado aparente, bajaba un momento la guardia, Ali aprovechaba para lanzar una rápida y contundente combinación de golpes que acababa con el rival en la lona. Aquí entraba en acción el contacto Luna-Marte y decidía la pelea a su favor. Es el 4 x 4 x 4 x 3, resistir, resistir y resistir, hasta que se presente la oportunidad.

La misma fórmula utilizó en sus tensas relaciones con las autoridades y con la opinión pública de los Estados Unidos. Resistió manteniendo su postura de objeción de conciencia (Saturno-Sol), a despecho de condenas, multas, críticas, inhabilitaciones, retirada de pasaporte y de trofeos, hasta que terminó siendo liberado de sus cargos, con sus títulos restituidos y una popularidad en alza, siendo invitado de honor en la Casa Blanca y estrechando la mano del presidente.

Sin embargo, los éxitos que eventualmente se consiguen por el camino de armónicos como el 48 o el 192, no son estrictamente comparables a una telenovela que, tras decenas o centenares de capítulos plagados de situaciones tensas, sufrimiento, desgracias e injusticias, acaba por fin resolviéndose todo felizmente en el último capítulo. Para estos armónicos no hay "final feliz", sino únicamente éxitos eventuales, paréntesis de logro y disfrute, seguidos siempre de nuevas dificultades. Las personas con estos armónicos fuertes no pueden acomodarse en una situación de descanso, siempre necesitan nuevos retos y si no los buscan activamente serán las dificultades las que le salgan al encuentro. Se ha dicho que el Parkinson es el alto precio que está pagando Ali por haberse sometido al severo castigo que conllevaba sus demostraciones de resistencia en el ring, aunque otros han dudado que entre ambas cosas exista una relación directa. Sea como sea, esta enfermedad le ha impedido disfrutar de un plácido retiro y le ha planteado nuevos retos: aprender a convivir con ella y promover organizaciones como el Muhammad Ali Parkinson Center, para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson.

En las tablas de aspectos de los diferentes ejemplos que hemos visto hasta ahora he omitido los aspectos cruzados entre un planeta geocéntrico y otro heliocéntrico, pero conviene recordar que en el armónico 48 y en todos los demás armónicos pares la posición del Sol y la de la Tierra son siempre la misma. Por tanto, todos los aspectos geocéntricos con el Sol serán también aspectos cruzados con la Tierra, y todos los aspectos heliocéntricos con la Tierra serán también aspectos cruzados con el Sol. Cuando el Sol forme parte de una red de aspectos de la serie del 48 en la carta geocéntrica y, al mismo tiempo, la Tierra forme parte de una red de aspectos de la serie del 48 en la carta heliocéntrica, ambos grupos de planetas se superpondrán, más o menos, en los mismos grados de las correspondientes cartas del armónico 48. Siempre hay algún grado de interacción entre una carta geocéntrica y otra heliocéntrica, pero esto es especialmente cierto e intenso cuando se da la circunstancia que acabamos de describir, tal como ocurre en el caso de Muhammad Ali. La figura 9 muestra la versión heliocéntrica del armónico 48, donde la Tierra aparece directamente en conjunción con Saturno y Plutón, reforzando la cualidad de defensa y resistencia ya observada en la versión geocéntrica, e incorpora además el concurso de Júpiter como una ayuda adicional para asegurar el éxito.


Figura 9. Armónico 48 heliocéntrico de Muhammad Ali


4. Una piedra en el camino de Michael Schumacher

Si Muhammad Ali es considerado el mejor boxeador de todos los tiempos, e incluso, en opinión de algunos, el deportista más importante del siglo XX, Michael Schumacher es, por su parte, el mejor piloto de la historia de la Fórmula 1. Ganador de siete campeonatos mundiales y de 91 carreras, es también el piloto con mejores registros en podios y número de puntos en las carreras que no ganó. En el cielo de su nacimiento había una buena provisión de aspectos de la serie del 48 (tabla VI), como suele suceder con aquellas personas que, por su espíritu de lucha, capacidad de trabajo, constancia, ambición y competitividad acaban logrando gestas nunca antes alcanzadas. Pero, como también suele suceder cuando los aspectos de la serie del 48 son numerosos y de orbes estrechos, esta historia de éxitos no ha tenido un final feliz. A finales de diciembre de 2013, Michael Schumacher topó con un obstáculo que no pudo superar. Un saliente rocoso se cruzó en su camino mientras se deslizaba por la nieve de una pista de esquí, provocando una caída estrepitosa que dio con su cabeza contra la roca. El golpe le produjo graves lesiones cerebrales y fue necesario mantenerle en coma inducido durante varios meses. En junio de 2014 se anunció que Michael Schumacher había salido del coma, pero sin recuperar el habla ni la movilidad, y aunque se ha iniciado un tratamiento de rehabilitación, en el mejor de los casos su recuperación de funciones será limitada.


Tabla VI. Aspectos de la serie del 48 de Michael Schumacher

Durante su carrera como piloto se caracterizó por una agresividad excesiva en las pistas, que le llevaba a realizar maniobras temerarias que ponían en riesgo a los otros pilotos, llegando incluso a chocar intencionadamente con algunos de ellos para dejarles sin opciones de puntuar. Por este motivo fue sancionado con la pérdida de los puntos del campeonato del mundo de 1997, cuando lo tenía casi ganado. Corría al límite del reglamento y, en ocasiones, un poco más allá. Por eso, en su camino hacia la supremacía deportiva, tuvo que afrontar algo más que la natural rivalidad en las pistas, ya que se vio implicado en numerosos conflictos con los comisarios de carrera y con los otros pilotos. En 1999 quedó sin opciones por un accidente en el circuito de Gran Bretaña, donde se fracturó una pierna. En 2006 anunció su retirada de la Fórmula 1, pero en lugar de disfrutar del plácido retiro que le permitía la considerable fortuna que había acumulado en premios y contratos, se dedicó a competir en carreras de motociclismo. Un armónico 48 fuerte no da tregua, necesita siempre nuevos retos, y le cuesta aceptar que su momento ya pasó. Por eso, Michael Schumacher decidió regresar a la Fórmula 1 en el año 2010, pero tras dos temporadas con resultados muy discretos al volante de un Mercedes-Benz, la escudería le sustituyó por Lewis Hamilton, y Schumacher decidió retirarse de manera definitiva.

En la carta geocéntrica del armónico 38 (figura 10) encontramos una muy estrecha conjunción de Marte con Plutón en Leo que procede de un aspecto propio de la serie del 48 de sólo 0º 01' de orbe. Probablemente, de este aspecto deriva buena parte de la acometividad y deseo de sobresalir y vencer a toda costa. Marte-Plutón es una lucha a muerte y esto se hizo trágicamente literal el 1 de mayo de 1994, cuando Schumacher marchaba en segundo lugar del Gran Premio de San Marino tratando de dar caza al monoplaza de Ayrton Senna, que avanzaba delante de él, y vio cómo éste se estrellaba contra el muro en una curva en el que sería, hasta ahora, el último accidente mortal de la Fórmula 1.


Figura 10. Armónico 48 geocéntrico de Michael Schumacher

Hay también una triple conjunción que deja al Sol entre Júpiter y Neptuno. Curiosamente, esta misma configuración la encontramos también en la carta del armónico 48 de Adolf Hitler. El significado habitual de esta combinación de planetas en una carta natural del primer armónico puede ser el de "grandes sueños", "elevados ideales" o "aspiraciones místicas", pero también "sueños de grandeza" o "delirios megalomaníacos", creerse un iluminado, el portador de un destino salvífico, el elegido para realizar una misión divina, para guiar a la humanidad hacia una nueva era. En el contexto de una carta del armónico 48, todo esto se convierte en algo así como "los denodados esfuerzos y sacrificios que hay que afrontar para avanzar hacia un ideal o realizar un gran sueño". En el caso de Michael Schumacher, su gran sueño fue sólo de alcance personal. Se propuso ser el más grande en una determinada modalidad de competición deportiva y además lo logró, pero la cosa no pasó de ahí. En el caso de Adolf Hitler, su ideario era de amplio alcance social e histórico, y se concretó en un libro que se convirtió en la primera y principal arma de propaganda del nacional-socialismo, cuyo título no puede ser más acorde con el espíritu del armónico 48: Mi lucha (Mein Kampf). Entre los lectores tardíos de este libro tenemos al controvertido campeón de ajedrez Bobby Fischer, que manifestó públicamente su admiración por Hitler y compartió con él su antisemitismo. El armónico 48 del cielo natal de Bobby Fischer es también muy notable, por lo que añadiremos su caso a nuestra colección.


5. La jugada más arriesgada de Bobby Fischer

Lo que Muhammad Ali representó para el boxeo y Michael Schumacher para el automovilismo de alta competición lo representó Bobby Fischer para el ajedrez. En palabras de Javier Cordero:
No son pocos los que aseguran que es el mejor jugador de la historia del ajedrez, aunque esto es algo realmente difícil de medir. Lo que está claro es que un talento como el suyo surge una vez cada muchas décadas... si es que llega a surgir. (Bobby Fischer, el Mozart del ajedrez)
Su determinación de hacer algo extraordinario fue firme y clara desde el principio. A los 12 años se niega a continuar asistiendo a la escuela, alegando que prefería ser el mejor del mundo en ajedrez que uno más entre muchos con cualquier carrera. Se prepara a conciencia estudiando a los grandes maestros del pasado y aprende ruso para poder leer los mejores libros sobre ajedrez. A los 14 años fue campeón de ajedrez de los Estados Unidos. Con solo 15 años obtiene el título de Gran Maestro, algo que nadie había logrado hasta entonces en tan poco tiempo. A los 29 años se proclamó campeón del mundo en un memorable duelo con Boris Spassky que galvanizó a los medios de comunicación de todo el mundo, acaparando una atención nunca antes vista en un torneo de ajedrez. Este triunfo significó el fin de la hegemonía soviética en este deporte, que duraba ya décadas. El enfrentamiento cargó, además, con un significado político simbólico, en plena guerra fría, que lo situó más allá del plano meramente deportivo. Gracias a Fischer, el ajedrez se puso de moda y aumentaron las compensaciones económicas para los profesionales de este deporte. 

Bobby Fischer se marcó un alto nivel de exigencia, pero no no fue menos exigente con los demás. Ponía muchas condiciones a los organizadores de los torneos para asegurar su participación y si alguna no se cumplía no acudía o se marchaba en mitad de una partida. Por esta razón no pudo revalidar su título de campeón del mundo cuando debió arriesgarlo ante Karpov. Se negó a jugar y Karpov le sucedió en el cetro sin mover una pieza. Después permaneció alejado de las competiciones durante mucho tiempo, hasta que en 1992 le ofrecieron jugar una reedición no oficial de su duelo con Spassky en Yugoslavia por una suma cercana a los tres millones y medio de dólares para el ganador. Pero en esos momentos Yugoslavia estaba siendo objeto de una serie de sanciones por parte de Naciones Unidas, que incluían la prohibición de actividades económicas. El gobierno de los Estados Unidos prohibió a Fischer jugar en Yugoslavia, pero durante una conferencia de prensa Fischer escupió sobre el documento que contenía la prohibición y se dispuso a realizar la jugada más arriesgada de su carrera: desafiar la autoridad de su propio gobierno, participar en el evento y ganarlo. Un hombre de su inteligencia tenía que saber que una afrenta como esa no le iba a salir gratis. Después de eso, en los Estados Unidos le esperaba la cárcel. Por eso, tras ganar a Spassky por segunda vez, decidió no regresar a su país. Tras doce años de destierro, cuando trataba de volar a Filipinas desde Japón, fue retenido en el aeropuerto porque su pasaporte estaba anulado, y Fischer quedó encarcelado en Japón. Los Estados Unidos se apresuraron a solicitar la extradición, pero Islandia le concedió asilo político y se le permitió trasladarse allí. Pasó en Islandia los tres últimos años de su vida, con sus cuentas bancarias bloqueadas, viviendo de la caridad de sus amigos, enfermo de insuficiencia renal y atormentado por la idea obsesiva de que los servicios secretos americanos enviarían agentes para atraparle o acabar con él. Cuando algún desconocido se acercaba a la casa, él corría a esconderse detrás de unas cortinas. Finalmente, murió de su enfermedad a los 64 años, en el año 2008.

Aparentemente, el ajedrez es algo más reposado y pacífico que el boxeo o las carreras; es un simple juego de mesa con el que podemos distraernos junto a la chimenea mientras aguardamos a que escampe una intensa nevada, en medio de una agradable conversación. Pero el ajedrez de competición es otra cosa. Se requiere una concentración absoluta, no turbada por ningún ruido ni conversación alguna, una evaluación constante de las posibilidades de desarrollo inherentes a la situación de las piezas sobre el tablero, que cambian con cada movimiento, una buena capacidad de anticipar y contrarrestar los planes del adversario, y todo ello sin perder de vista el reloj para no agotar el tiempo en cada turno. Cuando hay mucho en juego, se respira una tensión formidable en torno de un tablero de ajedrez y las heridas que una derrota puede causar al narcisismo del perdedor no son menos dolorosas que los golpes que dan con el cuerpo de un púgil en la lona. Junto con el boxeo, es uno de los pocos deportes en los que la contienda se dirime sobre una superficie cuadrada, lo que sugiere una relación con el aspecto astrológico denominado cuadratura. Además, este espacio cuadrado está dividido en 64 cuadrados menores (4 x 4 x 4), una cuadratura al cubo, donde se desarrolla un verdadero combate intelectual.

Desde un punto de vista psicológico, el ajedrez está teñido de connotaciones edípicas, porque, como todo el mundo sabe, el objetivo del juego es dar jaque mate al rey del adversario, es decir, "matar al padre". Es verdad que sobre el tablero hay dos reyes y dos reinas y que uno no trata de sacrificar su propio rey, sino de acorralar al rey del otro. Pero el psicoanálisis nos enseña que el niño desarrolla una ambivalencia afectiva hacia el padre: se le ama en cuanto nos protege y nos cuida, en cuanto "está de nuestro lado" y se le odia en cuanto nos castiga y nos prohíbe cosas, en cuanto "lo tenemos enfrente". Por eso, el propio rey representa el lado amoroso del padre, mientras que el rey del adversario representa su lado hostil. El juego consiste en acabar con la hostilidad del padre o en vengarse de ella.

Freud defendió la universalidad del complejo de Edipo, y puede que en eso, como en otras cosas, fuera demasiado lejos. Pero nunca se exagerará bastante la importancia de las relaciones del niño con sus padres o con los adultos que le cuiden en ausencia de aquellos durante los primeros meses y años de la vida. Para Bobby Fischer, la asimilación de una figura paterna tuvo que ser particularmente difícil. Hans-Gerhardt Fischer, que consta en su partida de nacimiento como su padre, parece ser que no era su padre biológico, pues no mantuvo contacto con su madre desde varios años antes del nacimiento de Bobby. De acuerdo con las investigaciones del FBI, su verdadero padre habria sido Paul Nemenyi, un físico húngaro judío que visitaba a su madre con frecuencia y costeó los estudios de Bobby. Paul Nemenyi también llevaba a veces a Bobby a pasear con él, pero no está claro si el chico sabía o no que se trataba de su verdadero padre. En cualquier caso, fue lo más cercano a una figura paterna que conoció, pero era una figura paterna distante, que tenía su hogar en otro sitio y no admitía públicamente su paternidad. Ya tomara por padre a uno o a otro, está claro que el chico debió sentirse abandonado o rechazado por su padre. Y el ajedrez le brindaba la oportunidad de vengarse simbólicamente de ese rechazo. Tal vez por eso puso tanta energía en el ajedrez, y tal vez por eso, una vez postrado el padre ante los ojos de todo el planeta en la figura del rey derrotado de Spassky, Fischer desapareció de la escena, bien porque considerase que la misión ya estaba cumplida o porque se dejase abrumar por un sentimiento de culpa inconsciente.

Cuando veinte años más tarde se le presenta la ocasión de revivirlo todo de nuevo, la situación ha adquirido unos tintes mucho más intensos y dramáticos y, en cierto modo, mucho más propicios para la realización simbólica de sus intenciones inconscientes. Ahora no sólo hay un rey de madera sobre un tablero al que acometer, ahora hay también una figura paterna de carne y hueso, encarnada por el presidente Bush, que le amonesta con prohibiciones y amenazas. El inconsciente ve su oportunidad y la aprovecha. Toma al padre de la nación como símbolo del padre ausente y le replica "¿Con qué autoridad me vas a prohibir tú nada después de haberme tenido abandonado y haberte avergonzado de mí? Pues ahora soy yo el que reniega y se avergüenza de ti." Y acto seguido, completa su venganza sobre el tablero. 

Este caso tiene bastantes puntos en común con los ejemplos examinados anteriormente de personas nacidas con un armónico 48 fuerte. Por ejemplo, la voluntad de hacer algo extraordinario, la decisión de no regatear esfuerzos para conseguir el objetivo, los notables resultados alcanzados realmente, el regreso al campo de batalla algún tiempo después de haber anunciado la retirada, y una situación desdichada aguardando al final del camino o en alguna parte de él. Podemos añadir los problemas con las normas y con las autoridades, la inestabilidad de las relaciones de pareja (Fischer fue saltando de unas relaciones a otras, sin llegar a comprometerse, hasta que se decidió a proponerle matrimonio a Miyoko Watai desde la cárcel de Japón), la incapacidad de integrarse por completo en una colectividad mayor y de identificarse con sus ideales y propósitos, fruto de un fuerte individualismo que les lleva a hacer la guerra por su cuenta. Y también la necesidad compulsiva de crear más complicaciones de las estrictamente necesarias para el logro de los objetivos o la fatalidad de atraerlas.


Figura 11. Armónico 48 geocéntrico de Bobby Fischer

El armónico 48 geocéntrico de Bobby Fischer (figura 11) contiene una conjunción muy estrecha de Júpiter con Venus, otra no menos estrecha de Marte con Urano, acompañados ambos de Neptuno, y otra de Mercurio con Plutón. Como podemos comprobar consultando la tabla VII, la conjunción de Júpiter con Venus en el armónico 48 procede de una cuadratura exacta (orbe 0º 0') en la carta natal natural. Esto quiere decir que Júpiter y Venus aparecerán en conjunción en el armónico 4 y en todos sus múltiplos. El grupo Marte-Urano-Neptuno procede de un Gran Trígono muy cerrado (orbes de 0º 0' y 0º 04'), que se muestra como conjunción en el armónico 3 y en todos los múltiplos de 3 por debajo de 180. Por último, la conjunción Mercurio-Plutón del armónico 48 procede de un aspecto de 157,5 que se muestra como conjunción en el armónico 16 y en todos sus múltiplos por debajo de 120. El mínimo común múltiplo de 3, 4 y 16 es 48, lo que implica que el armónico 48 será el primero en el que las conjunciones de estos siete planetas aparezcan al mismo tiempo. Esto es lo que le da a este armónico una importancia especial, a pesar de que la carta natal natural no contiene ningún aspecto propio de la serie del 48 en su versión geocéntrica. 


Tabla VII. Aspectos de la serie del 48 de Bobby Fischer

La versión heliocéntrica, sin embargo, sí que contiene aspectos propios de la serie del 48, que no por ser heliocéntricos son menos activos. El armónico 48 heliocéntrico presenta una triple conjunción Neptuno-Mercurio-Marte que hace a la mente muy activa e intuitiva. La distancia entre Marte y Mercurio en la carta natal heliocéntrica es de 7º 26', lo cual queda a sólo 0º 04' del primer aspecto propio de la serie del 48. Aunque esa distancia queda también dentro del orbe de una conjunción, ésta no es una conjunción como las demás. Sabemos que una conjunción "normal" de Marte con Mercurio combina la energía y las cualidades combativas de Marte  con la inteligencia y las habilidades comunicativas de Mercurio. El ajedrez es una batalla de la inteligencia, y, por tanto, una salida perfectamente natural para un aspecto como éste. Sin embargo, la persona nacida con una  conjunción "normal" de Marte con Mercurio puede contentarse con jugar al ajedrez con los amigos o discutir con ellos sobre fútbol en un bar. Pero si la conjunción es de siete grados y medio, entonces no le bastará con eso. Necesitará hacer algo extraordinario, participar en un torneo y ganarlo, discutir a lo grande en un debate televisado o en un parlamento, desafiar a personas con autoridad y lanzar provocaciones de alto riesgo. La conjunción de siete grados y medio resulta, pues, mucho más beligerante, determinada, ambiciosa, arriesgada y enérgica que otras conjunciones de orbe más estrecho, en contra de lo que estamos acostumbrados a esperar. Y el uso que Bobby Fischer hizo de esta conjunción + aspecto propio del 48 en forma de continuas críticas a la política de los Estados Unidos y altivas provocaciones, le colocó en la posición tan delicada que ya conocemos. La participación de Neptuno, también vinculado con Mercurio por un aspecto propio de la serie del 48, aviva su imaginación, pero también alimenta sus procesos paranoicos, obsesiones y manías persecutorias. 


6. Mark David Chapman, el camino equivocado hacia la gloria

La combinación de una ambición desmedida con una absoluta falta de talento no suele conducir a nada bueno. Cuando falta la habilidad para construir algo grande y, a pesar de eso, uno no se conforma con ser uno de tantos, queda la alternativa de destruir algo grande. Destruir es mucho más fácil que construir y está realmente al alcance de cualquiera que se decida a hacerlo. Los dioses homéricos eran respetados, entre otras cosas, por su enorme poder de destrucción y los héroes presumían de haber dado muerte a centenares de enemigos. Su gesta era tanto más celebrada cuanto más formidable fuera el enemigo abatido, como un Héctor a manos de un Aquiles. Quizá por estas razones, Mark David Chapman, un oscuro vigilante nocturno sin historia, imaginó que podría cubrirse de gloria dando muerte a una persona importante. Escogió a John Lennon y tomándolo totalmente desprevenido le disparó cinco veces por la espalda.

En el fondo, esto no es más que una variante salvaje y macabra de la costumbre de hacerse fotos junto a los famosos con la que algunas personas anónimas intentan compensar su invisibilidad social. Otro recurso es coleccionar autógrafos y, de hecho, pocas horas antes de matarlo, Chapman pidió a Lennon que le firmara uno. Amablemente, John atendió el requerimiento y escribió su nombre sobre la cubierta del álbum que Chapman llevaba consigo. Pero, como veremos enseguida, el armónico 48 del cielo del nacimiento de Chapman era muy poderoso. Cuando esto es así, uno no se conforma con cualquier cosa, no es suficiente un autógrafo ordinario, es preciso uno muy especial, uno que no lo tenga nadie más, uno que no se haya firmado nunca antes. Y Chapman encontró la manera de obtener el autógrafo firmado con sangre del que se hablaría en todo el planeta y que ligaría para siempre en la mente de todos su nombre con el de la emblemática estrella de los Beatles. 


Tabla VIII. Aspectos de la serie del 48 de Mark David Chapman

La tabla VIII nos muestra los 17 aspectos de la serie del 48 por debajo de los 0º 15' de orbe que había en el nacimiento de Mark David Chapman, seis de los cuales son geocéntricos y once heliocéntricos. Cualquiera de las dos cartas, la geocéntrica o la heliocéntrica (figuras 12 y 13), sería por sí sola un buen ejemplo de armónico 48 fuerte. Ambas están ligadas, además, por el hecho de que la Tierra forma parte del grupo de planetas que integran la configuración de aspectos del 48 en la carta heliocéntrica, de tal manera que todos estos planetas se vinculan también al Sol geocéntrico, que ocupa siempre el mismo lugar que la Tierra en los armónicos pares.


Figura 12. Armónico 48 geocéntrico de Mark David Chapman

En la carta geocéntrica del armónico 48, Plutón, Urano y Júpiter se aglutinan en un espacio de menos de un grado y medio cerca de la cúspide de la casa octava. No olvidemos que un grado del armónico 48 es 48 veces más pequeño que un grado normal, por lo que los correspondientes aspectos en la carta natural (tabla VIII) no superan el orbe de 0º 01'. Las luminarias (Sol y Luna) también se conectan entre sí y con Venus en Escorpio y casa XII. La necesidad de obtener fama a través de una acción extraordinaria, propia del armónico 48, se enfoca en este caso en signos y casas relacionados con la muerte y la conspiración. La casa 12 aloja también todo el stellium de la carta heliocéntrica del mismo armónico. Aunque la acción en sí no tuvo nada de notable, la repercusión mediática estaba garantizada por la relevancia de la víctima. De ese modo, un acto criminal cobarde y traidor, por la espalda y contra una víctima desprevenida y desarmada, como tantos otros que se producen en los barrios marginales de cualquier ciudad importante, aseguró la celebridad que el asesino buscaba. Pero el final infeliz que suele acompañar a las personas nacidas con un armónico 48 muy marcado tomó en este caso la forma de cadena perpetua. En la última tentativa de obtener la libertad condicional, que se produjo hace solo unos días (septiembre, 2014), el propio Chapman calificó su actuación como "el camino equivocado hacia la gloria". 


Figura 13. Armónico 48 heliocéntrico de Mark David Chapman


Otra persona que tomó ese mismo camino y que también tiene notables configuraciones del armónico 48 es Anders Behring Breivik, que asesinó a 77 personas en Noruega en 2011. De este caso me he ocupado por extenso en otro lugar (La matanza de la isla de Utoya contada de otra manera). Baste aquí reseñar que también el armónico 48 de Breivik contiene la misma conjunción de Sol-Luna-Venus en casa XII con la que nació Chapman, a la que en el caso de Breivik se añade Júpiter y otra heliocéntrica muy exacta de Saturno con Plutón. La casa XII es la de las prisiones y tanto Chapman como Breivik han sido condenados a las penas más prolongadas contempladas por las legislaciones de sus respectivos países. También en esto el armónico 48 les ha llevado a un punto más allá del cual nadie puede llegar.


7. Chernóbil, el peor accidente nuclear de la historia

Hasta aquí he utilizado solamente cartas natales de personas y he tratado de descifrar la acción del armónico 48 y sus aspectos asociados en términos de motivaciones psicológicas. La astrología, sin embargo, también se interesa por las cartas astrales de los momentos en que se producen acontecimientos importantes, y estas cartas también tienen un armónico 48 y aspectos de la serie correspondiente. En acontecimientos tales como un terremoto o una inundación por lluvias torrenciales es imposible atribuir la responsabilidad del suceso a ningún ser humano en particular, por lo que estaría fuera de lugar intentar hacer una interpretación psicológica de las cartas correspondientes. En otros acontecimientos, como el accidente nuclear de Chernóbil del que nos vamos a ocupar aquí, sí que se pueden señalar responsabilidades personales, porque fue una cadena de errores humanos la que acabó produciendo el desastre. Pero no tenemos los nombres ni las fechas de nacimiento de las personas que tomaron las decisiones equivocadas, que fueron muchas, antes, durante y después del accidente, y contribuyeron, cada una a su modo, a amplificar la magnitud del desastre. Lo único que podemos hacer es examinar las condiciones astrales que se daban en el momento mismo del acontecimiento, para ver si apreciamos en ellas alguna configuración excepcionalmente peligrosa que refleje en los cielos lo que estaba pasando en la Tierra. 

Y lo que estaba pasando en la Tierra no era una cuestión menor. Un experimento mal calculado que, además, violaba las normas de seguridad, dejó la central nuclear de Chernóbil fuera de control. Se produjo una grave explosión que rompió el techo y proyectó hasta más de mil metros de altura una ingente cantidad de materiales radiactivos, entre 200 y 500 veces superior al de las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Una parte de la central se incendió y murieron en el acto, por radiación directa, algunos de los bomberos que intentaron apagar el fuego. Pero los muertos que se fueron acumulando poco a poco por efecto de la radiación se cuentan por millares. Después de 28 años, la zona sigue siendo inhabitable y aunque la central se cerró, la situación nunca se controló del todo. Permanece bajo un sarcófago protector que el tiempo ha deteriorado y amenaza con una nueva explosión aún más grave que podría hacer inviable la vida en toda Europa. Clasificado como de nivel 7, constituye el accidente nuclear más grave de la historia.

Marcar un hito en la historia es uno de los objetivos que conscientemente se plantean algunas de las personas nacidas bajo potentes constelaciones de aspectos de la serie del 48. En algunos casos, como vimos en el apartado anterior, se escoge el camino equivocado hacia la gloria, y el hito se marca sólo en la historia negra de la humanidad. El accidente de Chernóbil es un hito en la historia negra de los desastres causados por la tecnología fuera de control. Pero en ningún caso podemos pensar que se tratara de algo intencionado. Salvo que creamos en duendes o en espíritus demoníacos capaces de posesionarse de la voluntad de las personas para obligarlas a ocasionar deliberadamente un desastre del que ellas mismas serán las primeras víctimas, debemos enfocar de otra manera el hecho de que hubiera un armónico 48 muy notable en el momento en que se produjo la terrible explosión en uno de los reactores de la central de Chernóbil.

Nuestro punto de partida para investigar la naturaleza del armónico 48 fue la constatación de que 48 es igual a 4 al cuadrado multiplicado por 3 y estos números se asocian con los aspectos de cuadratura y trígono respectivamente. De acuerdo con esto, podemos esperar que los acontecimientos que se produzcan bajo constelaciones importantes de aspectos de la serie del 48 se caractericen por la presencia de una gran cantidad de tensiones, obstáculos, complicaciones, dificultades, contrariedades y esfuerzos, acompañados de una cantidad menor de circunstancias afortunadas. En el accidente de Chernóbil se vivieron momentos de extrema tensión e incertidumbre, se presentaba una complicación detrás de otra, cada intento de solucionar un problema generaba otro mayor, hasta que todo saltó por los aires y ya no hubo mucho más que hacer. Es difícil encontrar nada afortunado en medio de tanto desastre, aunque fueron muchas las personas que tuvieron un comportamiento heróico, exponiéndose a altas dosis de radiación en sus esfuerzos por controlar la situación mediante incursiones por túneles para apagar el incendio y evitar una segunda explosión, mediante aproximaciones por aire para arrojar arena, plomo y otros materiales que ayudaran a enfriar el reactor, o subiendo al techo para tareas de desescombro de materiales radiactivos. 

Desde un punto de vista puramente físico, lo que sucedió fue que se produjo un aumento de la presión en el espacio de un reactor, debido a un sobrecalentamiento, que hizo que todo estallara. La expresión "aumento de la presión" la utilizan muchos astrólogos en sentido figurado para describir lo que ocurre cuando a una cuadratura se le suma otra. La situación se vuelve cada vez más tensa y puede quedar enquistada en un callejón sin salida, a menos que un aspecto liberador —por ejemplo, un trígono— proporcione una válvula de escape. Toda la presión acumulada en el reactor encontró una salida a través del techo en una aparatosa explosión que, sin obviar sus terribles consecuencias, no dejó de ser espectacular. Uno de los testigos que la presenciaron se atrevió a calificarla de "hermosa", por el increíble juego de luces y colores que se elevó verticalmente hasta una altura inconcebible. Algo se liberó, se exhibió y se expandió, y aquí es donde interviene la parte del tres o del trígono, aunque para nosotros, como seres humanos afectados sólo negativamente por los efectos de esta liberación, sea imposible concebir esto como una circunstancia afortunada. Pero si los átomos de los materiales encerrados en el reactor tuvieran conciencia, hubieran vivido la explosión como el gran alivio de una tensión insoportable, como la liberación de una situación de abuso y explotación por parte de los humanos, como la exitosa autoafirmación y exhibición del poder intrínseco de la materia, como una fiesta jubilosa de venganza triunfal.


Tabla IX. Aspectos de la serie del 48 del accidente de Chernóbil 

La carta geocéntrica del momento de la explosión sólo contiene dos aspectos propios de la serie del 48 por debajo de los 15 minutos de orbe (tabla IX), pero si ampliamos el orbe en sólo un minuto más los aspectos serán cuatro y si lo extendemos hasta medio grado o un poco más tendremos seis o siete que son los que se han dibujado en la carta de la figura 14. Recuérdese que la decisión de acotar el orbe a los 15 minutos de arco fue sólo una estrategia para seleccionar aquellas cartas que contuvieran los aspectos más intensos de la serie del 48. Medio grado de orbe es algo perfectamente aceptable,  o incluso un poco más para los aspectos en los que intervienen el Sol o la Luna.


Figura 14.  Carta geocéntrica del accidente de Chernóbil
con aspectos de la serie del 48.


El aspecto más cerrado de esta serie es el de Neptuno con Marte, que están a una distancia de 7,5 grados (orbe 0º 05'), y refleja bien el enorme caos generado por la sucesión de decisiones erróneas, despistes y accidentes en cadena. Ambos planetas se vinculan por aspectos de la serie del 48 con una oposición del Sol con Plutón, que es como una lucha entre la luz y la oscuridad, entre la vida y la muerte, entre poderes manifiestos que tratan de mantener a raya a las fuerzas tenebrosas y poderes ocultos que pugnan por manifestarse. En esta lucha, la ventaja era para Plutón, porque estaba en Escorpio, signo en el que tiene su máxima fuerza, según la opinión de muchos astrólogos modernos. El reino de Plutón es el mundo subterráneo, el que se encuentra más cerca del núcleo de la Tierra, y a nivel atómico es el propio núcleo de los átomos, del que se extrae la energía nuclear que en aquella noche de abril se rebeló abandonando sus lugares bajos y oscuros y proyectándose hacia lo alto del cielo en una explosión de luz y de color. En ese momento, Urano, que también tiene una cualidad explosiva, acababa de aparecer sobre el horizonte oriental de Chernóbil. Ligado a Júpiter por un aspecto propio de la serie del 48, puede representar un cambio repentino y espectacular que da salida a una gran tensión acumulada.

A pesar de todo lo dicho, no se puede presentar esta carta geocéntrica como un ejemplo de armónico 48 fuerte, porque los aspectos de esta serie que se mantienen dentro de un orbe estrecho son pocos y la distribución general de los planetas es más bien dispersa. Además, la oposición de Plutón con el Sol se repite cada año y Urano se coloca todos los días sobre el horizonte oriental de Chernóbil durante unos cinco minutos. Aunque la carta presenta aspectos consistentes con el suceso, no explica de ninguna manera la magnitud del mismo. Para encontrar algo verdaderamente excepcional que justifique la inclusión de este accidente entre los ejemplos ilustrativos de fuertes cartas del armónico 48, tenemos que acudir a la carta heliocéntrica (figura 15). 


Figura 15.  Carta heliocéntrica del accidente de Chernóbil

La configuración heliocéntrica es muy poderosa, porque casi todos los planetas están ligados entre sí por aspectos con orbes muy cerrados. La conjunción Tierra-Luna-Plutón es el correlato heliocéntrico necesario de la oposición geocéntrica Sol-Plutón que ya hemos comentado. No puede darse un aspecto sin el otro, pero es la conjunción heliocéntrica la que participa de mayor número de aspectos, con orbes más cerrados y con planetas más peligrosos. 

Debido a la estrechez de los orbes, son muchos los armónicos activados con fuerza por esta configuración. Uno de ellos será el armónico 3, porque la carta original contiene un Gran Trígono formado por cinco planetas y los trígonos aparecen como conjunciones en el tercer armónico; pero también porque la conjunción original de Saturno con Marte está en semisextil cerrado con Tierra-Luna-Plutón. Como los semisextiles evolucionan hacia cuadraturas en el tercer armónico, el resultado es que entre Marte-Saturno y el grupo de cinco planetas en el que se incluye Plutón se forman ocho cuadraturas. Otro armónico fuerte será el 4, porque la carta original contiene cuadraturas cerradas de Marte y de Saturno con Júpiter y semicuadraturas cerradas de Urano con Tierra-Luna-Plutón. Estos aspectos evolucionan hacia conjunciones y oposiciones respectivamente en el cuarto armónico, tal como se aprecia en la figura 16. Se forman también aquí nueve trígonos de orbe estrecho entre Marte-Júpiter-Saturno y Tierra-Luna-Plutón. Es especialmente interesante comprobar que el grupo Marte-Júpiter-Saturno se sitúa dentro del armónico 4 en los grados 20-21 de Sagitario, entrando así en resonancia con las posiciones naturales de Urano y del ascendente. El grupo queda justo en medio de las dos posiciones naturales de Urano, la heliocéntrica (19º 49' de Sagitario) y la geocéntrica (22º 01' de Sagitario) y estos son los grados que ascendieron por el horizonte oriental de Chernóbil en los minutos inmediatamente anteriores a la explosión del reactor, mientras se cometía la cadena de despropósitos que condujo al desastre.


Figura 16.  Armónico 4 heliocéntrico del accidente de Chernóbil


Las ocho cuadraturas del tercer armónico y los nueve trígonos del cuarto armónico se transformarán en conjunciones en el armónico 12, porque, tal como quedó explicado más arriba, este armónico recoge las cuadraturas de los trígonos y los trígonos de las cuadraturas. La fuerza del armónico 12 heliocéntrico era descomunal aquella noche, porque reunía a casi todos los planetas cerca del grado 5 de Géminis, en torno al punto opuesto a la conjunción natural de Saturno y Marte en 5 de Sagitario. Pero la última vuelta de tuerca, la que proyecta el accidente hacia dimensiones históricas, es ajustada por el armónico 48, que es el 4 del 12, el de las cuadraturas de las cuadraturas de los trígonos, el que rompe el equilibrio entre facilidades y dificultades en favor de estas últimas, el que prohíbe un final feliz. En el armónico 48 heliocéntrico (figura 17) el núcleo de la agrupación planetaria del armónico 12 se traslada hacia el grado 19 de Sagitario, el de la posición natural de Urano, cargando a este planeta por vías de resonancia inter-armónica con una gran tensión adicional sobre la ya acumulada desde el cuarto armónico. Y todo ello en los grados que acababan de ascender sobre el horizonte de Chernóbil.


Figura 17.  Armónico 48 heliocéntrico del accidente de Chernóbil


¿En qué son menores los aspectos menores?

Tal vez, a pesar de todo lo que llevamos expuesto, se esté usted preguntando: ¿Debemos tomarnos realmente en serio aspectos tan minúsculos como los múltiplos de 7,5 grados, cuyos orbes se miden en minutos de arco?, ¿no es algo demasiado insignificante como para atribuirle efectos apreciables?

Addey ya respondió a esta pregunta en los siguientes términos:
Muchos estudiantes son llevados a engaño por el término 'menor' con el que se califica a estos aspectos y piensan que son de poca importancia en la interpretación de la carta. Creo que eso es un gran error; se les puede otorgar confiadamente plena relevancia en la interpretación asegurándose de que los orbes permitidos se reduzcan en proporción al tamaño del ángulo. En estos términos tales aspectos son tan frecuentes y tan significativos como los llamados 'aspectos mayores'.
(John Addey, Harmonics in Astrology, cp.14, Nueva luz sobre los aspectos)
Puede que uno o dos aspectos de esta serie en una carta natal puedan ser obviados sin que la interpretación general se resienta de un modo importante, pero cuando se acumulan muchos de ellos o los orbes son bastante estrechos la persona nacida con esa carta hará cosas que no podrán comprenderse sin mirar su armónico 48. Este armónico, según creo, nos ha dado la clave de por qué Aron Ralston fue el primero en subir los 53 picos de más de 14000 pies de altura de las montañas del Colorado durante la temporada de invierno y después de haber perdido un brazo; de por qué Michel Gauquelin fue el primero en alcanzar resultados estadísticamente significativos y metodológicamente impecables en investigaciones sobre astrología y el único, hasta ahora, cuyos trabajos sobre una materia tan controvertida han sido publicados y discutidos en revistas científicas de prestigio internacional, como Scientific American (Investigación y Ciencia); de por qué  Muhammad Ali llegó a ser el mejor boxeador de la historia,  Michael Schumacher el mejor piloto de carreras de la historia y Bobby Fischer el mejor jugador de ajedrez de la historia; de por qué Mark David Chapman y Anders Behring Breivik cometieron atrocidades que conmocionaron a millones de personas en todo el mundo; de por qué el accidente nuclear de Chernóbil se complicó de tal modo que llegó a ser el peor de la historia. Si todo esto le parecen efectos menores puede ahorrarse la molestia de incorporar la familia de aspectos de la serie del 48 a su trabajo con cartas astrales, pero si no es así, tal vez quiera acompañarme en una última reflexión.

Si estos aspectos de la serie del 48 que, en el mejor de los casos, algún astrólogo condescendiente accedería a incluir en la lista de los aspectos menores, no son menores por sus efectos —y parece que no lo son— ¿en qué son menores? 

Ciertamente el aspecto básico de esta serie tiene un número de grados menor que cualquiera de los aspectos llamados mayores, con excepción de la conjunción, y también tiene un orbe mucho menor que cualquiera de ellos, porque se deriva de una división del círculo en porciones más pequeñas.

En la Teoría de Armónicos, los aspectos se asimilan a patrones de ondas que vibran en el plano de la eclíptica o en algún otro círculo de referencia. La relación que la Teoría de Armónicos establece entre los aspectos y los patrones de ondas es, por ahora, bastante especulativa, aunque cuenta con el apoyo empírico de los descubrimientos de Nelson sobre la relación entre los aspectos heliocéntricos y las interferencias en las ondas de radio. El hecho de que Nelson observara que para que se diera una perturbación ionosférica importante debía estar presente al menos un aspecto de la serie del 48, del 32 o del 20 acompañando a las tradicionales cuadraturas y oposiciones, parece indicar que son estos "aspectos menores" los que aportan la energía suplementaria capaz de desestabilizar el sistema de transmisiones de radio de onda corta. Como los orbes de estos aspectos menores son mucho más pequeños actúan por tránsito durante mucho menos tiempo, pero por eso mismo son ellos los que marcan los momentos más peligrosos cuando se integran en el juego de una configuración tensa tradicional. Tenemos que estar abiertos a la posibilidad de que los micro-aspectos puedan llegar a ser muy poderosos, al menos cuando se acumulan o se añaden a otras configuraciones, y los ejemplos estudiados más arriba dan apoyo observacional a esa posibilidad. El poder de las cosas pequeñas puede llegar a ser inmenso. Diminutos gérmenes, bacterias o virus pueden acabar con un elefante. ¿Qué hay más pequeño que una partícula subatómica?, ¿y qué hay más potente que la energía nuclear que se extrae de ellas? Haremos bien en no juzgar los aspectos por su tamaño. Por sus frutos los conoceréis.

© 2014, Julián García Vara



Armónico 48: el "más difícil todavía"

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