miércoles, 12 de junio de 2013

Contrastación de enunciados en astrología


Niveles de contrastación explícita de los enunciados astrológicos

La Estadística como conjunto de técnicas de análisis de datos cuantitativos de interés científico ha conocido en las últimas décadas un desarrollo espectacular. De esto se han beneficiado todas las ciencias, naturales, sociales y humanas. La Astrología, sin embargo, ha hecho muy escaso uso de sus posibilidades. De hecho, algunos astrólogos de orientación mística o humanista han empleado sus energías en poner trabas y obstáculos a los escasos intentos de avanzar por esta vía. Es cierto que la riqueza y complejidad de la naturaleza humana nunca se dejará atrapar por completo en las redes del análisis estadístico. Es verdad que la singularidad, la individualidad irrepetible de cada ser humano, es inabordable por métodos cuantitativos. Y también es verdad que la metodología científica no es, en general, la más apropiada para tratar los problemas concretos que plantean los clientes que buscan ayuda o consejo en una situación de consulta astrológica. En suma, no tiene sentido pretender una reducción de la Astrología a aquellos aspectos que hayan superado con éxito una prueba estadística; entre otras razones, porque las pruebas estadísticas, en último término, no prueban nada.

Sin embargo, de todo lo que acabo de decir no se sigue que la metodología estadística no pueda brindar buenos servicios al investigador de temas astrológicos. De la misma manera que en medicina o en psicología clínica se deslinda entre consultoría y trabajo experimental de laboratorio, también cabe en la astrología diferenciar trabajos de investigación sistemática y prácticas de contacto directo con clientes. Y al igual que las necesidades que los enfermos plantean en las consultas médicas promueven trabajos de investigación, cuyos resultados, a su vez, repercuten favorablemente en los tratamientos de esas mismas enfermedades, así también la investigación cuidadosa de factores astrológicos debe repercutir en una mayor calidad de las consultas que la tengan en cuenta.

Cuando digo que las pruebas estadísticas no "prueban" nada me refiero a que carecen de un valor demostrativo absoluto. Su única utilidad estriba en proporcionar patrones probabilísticos que permiten aventurar predicciones con un riesgo menor que si se hacen a ciegas. Por su misma naturaleza, la estadística sólo puede detectar correlaciones entre factores, pero no está en condiciones de proporcionar ninguna explicación. Ahora bien, aunque no tengan valor demostrativo ni explicativo, los resultados de una prueba estadística sí que tienen valor informativo. Y ninguna explicación que se ensaye por otros procedimientos puede entrar en contradicción abierta con esa información. Esta es la forma en que la Estadística se constituye en un instrumento de control del discurso astrológico.


Enunciados generales y niveles de contrastación

Decía Aristóteles que de lo particular no hay ciencia. En efecto, toda ciencia aspira a alcanzar enunciados válidos de carácter universal o, al menos, de alta generalidad. Por eso no es raro que algunos astrólogos intenten formular enunciados de esa clase. Simplificando mucho, podemos decir que los enunciados astrológicos de carácter general suelen proferirse en alguna de las cuatro situaciones siguientes:

1. Totalmente desprovistos de apoyo observacional. No se ofrece ni un sólo caso concreto que ilustre la supuesta ley. Se aducen razonamientos o intuiciones o se invoca alguna autoridad o tradición. La mayor parte de los aforismos y sentencias se encuentran en esta situación.

2. A partir de un caso aislado (o, con suerte, de dos o tres) se deriva una ley general.

3. Se hace un intento de dar respaldo estadístico a un enunciado general, pero de una manera que no cumple los requisitos mínimos de validez. O bien la muestra no se extrajo por procedimientos verdaderamente aleatorios, o no reúne el número suficiente de casos, o no se calcularon adecuadamente los valores esperados, o no se utilizaron los métodos apropiados en el tratamiento de los datos, o se sacaron más conclusiones de las que realmente autorizan los resultados. O todo eso a la vez.

4. Las afirmaciones proceden de la correcta interpretación de un estudio estadístico formalmente válido.


Resumamos todo ello en forma de tabla:


Nivel Procedimiento de generalización Contrastación
   1 Dogmático, arbitrario, especulativo  Nula
   2 Abstracción impropia  Muy deficiente
   3 Estadística informal, protoestadísticas  Insuficiente
   4 Estadística formal  Suficiente

Naturalmente, al juzgar como lo hacemos esos cuatro niveles lo que estamos teniendo en cuenta es su grado de aproximación a las exigencias del paradigma científico actualmente vigente en el mundo occidental. Con ello no queremos decir que no puedan formularse enunciados verdaderos desde el primer nivel, ni tampoco que esté garantizada la certeza de los que se amparen en la rigurosidad metodológica del último nivel. Pero, a medida que avanzamos desde el primer nivel hasta el cuarto, los disparates, las fantasías, las arbitrariedades y los despropósitos disponen cada vez de menos oportunidades de prosperar.


Nivel dogmático o de contrastación nula

En el primer nivel se sitúan todas aquellas afirmaciones que se hacen desde una confianza ilimitada en la espontáneidad de las facultades cognoscitivas propias o ajenas: razón, comprensión, intuición, imaginación o visiones místicas. Invocar autoridades o tradiciones es sólo una forma de desplazar esa confianza hacia las facultades de otras personas. Es la forma más libre y desembarazada de hacer astrología. Es, también, la más divertida y la más creativa; y, en cierto sentido, la más cómoda. Y me permito decir, de una manera un tanto dogmática, que es la que más satisface en general a los temperamentos marcados por los signos de fuego. El Espíritu moviéndose en libertad puede llegar mucho más lejos y mucho antes que arrastrando cadenas, pero también puede extraviarse con mucha más facilidad. Dicho de otra manera, un automóvil con motor (fuego) pero sin frenos (tierra) es casi seguro que se estrelle, pero otro que sólo tenga frenos no irá a ninguna parte.

Al calificar este primer nivel como de contrastación nula nos estamos refiriendo a su grado de confrontación explícita con hechos concretos o casos comprobados. Sin embargo, las afirmaciones que formalmente caen dentro de este epígrafe rara vez prescinden por completo de referencias implícitas a la experiencia. De acuerdo con la sentencia aristotélica de que "nada hay en la inteligencia que no haya estado antes en los sentidos" nos encontramos, con frecuencia, ante enunciados generales que no son otra cosa que una condensación admirable de años de experiencia por parte de quien los formula, aun cuando no esté en condiciones de explicarnos ni las percepciones sensibles originarias ni los procesos asociativos o abstractivos que, a partir de ellas, han conformado la convicción expresada bajo esa apariencia de gratuidad. Ahora bien, el valor que puedan tener esas afirmaciones, por muy profundas, verdaderas, útiles o preciosas que sean, no es del tipo apropiado para constituir con ellas un sistema científico. Y no lo es debido a la ausencia de un caudal de hechos explícitos compartibles, es decir, a su naturaleza subjetiva. Aunque la antigua aspiración de la ciencia a la objetividad ha cedido algún terreno ante aportaciones tales como el "principio de incertidumbre", sigue conservando, de todos modos, una clara vocación comunitaria. Los principios fundamentales de una ciencia determinada y sus métodos de verificación deben ser compartidos o consensuados fuertemente por todos los miembros de esa comunidad científica. Y no es fácil el consenso de afirmaciones no respaldadas por experiencias susceptibles de replicación.


Nivel anecdótico o de abstracción impropia

En el segundo nivel tenemos ya algún hecho disponible del que dar cuenta, pero, en lugar de limitarnos a hacer la crónica del suceso, tomamos lo particular por universal, por un procedimiento que he denominado de "abstracción impropia". Una abstracción propia sería aquella que extrae de varios casos diferentes ciertos elementos que todos ellos tienen en común. Una abstracción impropia es la que intenta extraer de un sólo caso real ciertas características comunes con todos (o gran número de) los casos posibles de su misma naturaleza.

Pareciera que la ilegitimidad de este proceder es tan obvia que no cabe pensar razonablemente que alguien pueda incurrir en él, a no ser en momentos de fuerte ofuscación. Sin embargo, se trata de una práctica sumamente extendida en las comunicaciones astrológicas. Debido al gran número de combinaciones de factores susceptibles de interpretación que contienen las cartas astrales, sucede, con frecuencia que, incluso después de muchos años de dedicación a la astrología, no podemos encontrar en nuestros archivos más que uno o dos casos que cumplan una determinada condición. Y resulta difícil sustraerse a la tentación de decir algo al respecto, aunque sea en base a tan precario fundamento. Se hallan particularmente expuestos a incurrir en estos excesos quienes se imponen la tarea de elaborar recetarios exhaustivos de cierto tipo de combinaciones.

Por otra parte, las exigencias de privacidad y respeto por la intimidad de las personas, nos invitan a veces a describir en términos abstractos un comportamiento que en nuestra mente tiene nombre y apellidos.

Un problema añadido al error metodológico de la generalización impropia es que, cuando sólo disponemos de un caso de carta que presente un aspecto dado, nunca podemos estar seguros de que la conducta que asociamos con ese aspecto no sea, en realidad, el reflejo de otro aspecto al que no hemos prestado atención. De ser así, no estaríamos generalizando a partir de un solo caso, sino a partir de ningún caso, pues nuestra asociación aislada fallida sería por entero impotente para sustentar cualquier tipo de enunciado, tanto general como particular.

Desde el punto de vista de la contrastación empírica, algo hemos ganado con respecto al nivel anterior. Si eludimos la tentación de incurrir en generalizaciones apresuradas, el análisis de casos concretos puede resultar muy ilustrativo. Es una práctica esclarecedora y objetiva, si se realiza con lucidez. Pero, como de lo particular no hay ciencia, difícilmente lograremos por esta vía trascender el límite de lo puramente anecdótico.


Protoestadísticas

En el tercer nivel de contrastación, el de las estadísticas informales o protoestadísticas, se detecta una intención explícita de mantener el discurso astrológico bajo el control de pruebas de realidad; o de hacer hablar a los hechos. Sin embargo, el desconocimiento de los métodos estadísticos o el descuido de factores astronómicos o sociológicos relevantes para el cálculo de los valores esperados condenan estos esfuerzos a quedarse en el mero intento.

A pesar de su vulnerabilidad, tengo mis razones para defender la realización y publicación de esta clase de trabajos metodológicamente objetables.

1. Suponen un avance considerable, aunque insuficiente, respecto de los dos niveles anteriores, tanto en intencionalidad (actitud de respecto a los hechos) como en magnitud cuantitativa (mayor número de casos).

2. En una atmósfera en general bastante reacia y poco acostumbrada al uso de técnicas de investigación rigurosa, se agradece la aparición de estas tentativas de acercamiento a métodos fértiles en otras ciencias. Así como algunos juegos infantiles son ensayos (muy serios) para la vida adulta, también podemos ver en estas estadísticas "de andar por casa" una forma de irle perdiendo el miedo a los números (un extraño mal que -incomprensiblemente- aqueja a algunos practicantes de esta disciplina -la astrología- tan estrechamente ligada a la numerología y precisada de un complejo aparato matemático-astronómico para sus cálculos).

3. Varias personas que hayan trabajado con muestras insuficientes (pocos casos) de una misma cuestión pueden encontrarse, juntar sus muestras y alcanzar un tamaño aceptable.

4. A veces, unos pocos casos bastan para detectar algo tal y como es (los efectos fuertes se detectan en muestras pequeñas).

5. Varias muestras insuficientes de un mismo factor en grupos diferentes (por ejemplo, ubicación domal de Marte en un grupo de médicos, otro de militares, otro de escritores, otro de boxeadores, otro de monjas de clausura, etc) pueden resultar en conjunto muy ilustrativas, aunque ninguna de ellas tomadas aisladamente permita inferencias dignas de crédito.

6. Siempre es mejor apoyar las propias impresiones en unos pocos casos que en ninguno.

7. Siempre es posible mejorar el estudio, a medida que se detecten los fallos.


Hay que admitir que la publicación de este tipo de trabajos conlleva numerosos riesgos. Pueden tornarse armas arrojadizas contra la astrología si caen en manos de críticos implacables, aumentando así el desprestigio de la mísma. Pueden generar confusión, tanto en sus propios autores como en su público, al promover tesis que en realidad no son válidas, con el agravante de creer que cuentan con un respaldo experimental del que, en rigor, carecen. Es por esto que cuando defiendo la publicación de trabajos de este nivel, debe entenderse que me refiero sólo al ámbito interno, es decir, dentro de asociaciones, comunidades astrológicas, listas de correos, etc, mas no de cara al exterior. Otra solución a estos males puede ser presentar esos estudios no como genuinas investigaciones estadísticas sino como colección de datos, ordenados bajo ciertos criterios, para facilitar el acceso a la información que contienen. O bien, como estudio-piloto o proyecto de investigación que puede merecer la pena abordar posteriormente con todos los medios exigibles.


Estadísticas formalmente válidas

El último nivel de contrastación, el que satisface todas las exigencias formales, es al que debemos aspirar quienes pensamos que merece la pena realizar trabajo experimental serio a la luz de claves explícitas o implícitas en las principales tradiciones astrológicas.

Hasta hace poco, los trabajos de Gauquelin y Addey eran, probablemente, los que más lejos habían llegado en cuanto a rigor metodológico. La revolución informática ha permitido romper ampliamente ese techo, con investigaciones como las de Gunter Sachs y Didier Castille *, y es de esperar que esto sea sólo el comienzo.
* Didier Castille, Mariages aux Soleils, en la página web del Centro Universitario de Investigaciones Astrológicas, sección Astro-estadísticas (traducido al español por Mónica Barletta, para Astrología Experimental, en diciembre, 2013)

Como ya hemos indicado más arriba, los trabajos realizados a este nivel no suponen ningún tipo de garantía respecto de alcanzar verdad alguna. Se limitan a proveer índices de probabilidad de que ciertos enunciados se ajusten con experiencias venideras, en función de lo previamente observado; pero el cambio de cualquier condición incontrolada puede hacer fracasar las expectativas más rigurosamente determinadas.

Por otra parte, así como advertimos que los enunciados dogmáticos no suelen carecer de un respaldo empírico implícito, no debemos caer tampoco en la ingenuidad de suponer que el método estadístico se halla libre de presupuestos dogmáticos. Y menos todavía, que un investigador determinado pueda dejar de lado sus preconceptos, intenciones y modos particulares de entender el problema investigado y su contexto.

A pesar de todo ello, entendemos que es más fácil alcanzar acuerdos sobre el modo de funcionamiento de los factores astrológicos cuando se dispone de resultados experimentales que cuando todo se deja a la capacidad de improvisación, asociación de ideas y especulaciones libres de cada astrólogo; que estos resultados facilitan también la tarea de discriminar entre enunciados astrológicos válidos e inválidos; y que, dentro de los enunciados más verosímiles, permiten, a veces, fijar la magnitud de una correlación con un grado de precisión bastante aceptable.

Una confluencia con los métodos habituales en otras ciencias o áreas del saber ha de contribuir, además, a romper el aislacionismo de la astrología, posibilitando estudios interdisciplinarios mutuamente enriquecedores.

© 2001, Julián García Vara.



martes, 11 de junio de 2013

Armónicos del círculo diurno, según Hamblin



Cartas armónicas. Una nueva dimensión en astrología.
David Hamblin


PARTE IV
Capítulo 22

Armónicos del círculo diurno

      En último lugar, pero no por eso menos importantes, trataremos los armónicos del círculo diurno, que es el círculo de las casas mundanas. He dejado esto para el final porque no está directamente relacionado con el estudio de las cartas armónicas, que es el tema principal de este libro. Sin embargo, el círculo diurno es el campo de armónicos en el cual se ha realizado más investigación, y se han hecho los hallazgos más extraordinarios, y el que promete revolucionar del modo más completo nuestro entendimiento de la astrología. Los principales investigadores en este campo han sido Michel Gauquelin y John Addey, y este capítulo consistirá en un breve resumen de su trabajo y en la discusión de sus implicaciones para la práctica astrológica.


Naturaleza del círculo diurno 

       Antes de nada, debe comprenderse claramente que el círculo diurno es un tipo de círculo (o ciclo) bastante diferente del círculo zodiacal (o eclíptico) con el que hemos estado ocupados en el resto de este libro. Esencialmente el círculo diurno es un círculo no de espacio sino de tiempo.*
* Esta declaración no es estrictamente correcta, ya que el Ascendente y el Descendente están opuestos uno a otro en el espacio, pero no en el tiempo. En el círculo diurno tal como lo medía Gauquelin tanto el tiempo tomado por un planeta para cruzar desde el Ascendente al Descendente (sobre el horizonte) como el empleado para cruzar desde el Descendente al Ascendente (por debajo del horizonte) son ambos contabilizados como 180°, aun cuando uno de ellos puede de hecho (salvo en el ecuador) ser mayor que el otro. Esto está claramente expuesto en el gráfico en Dean, Recientes avances en astrología natal, op.cit., p.382.  
       Su naturaleza puede comprenderse mejor considerando el camino del Sol a través de los cielos. En algún momento de cada día el Sol se levanta sobre el horizonte y algún tiempo más tarde se pone. A mitad de camino entre estos dos momentos, alcanza su culminación superior (su punto más alto en el cielo). Este punto (el M.C.) y su opuesto (el I.C.) son tratados como estando en cuadratura con el horizonte (el eje Ascendente-Descendente) en el círculo diurno, aunque pueden no estar en cuadratura con el horizonte en el círculo de la eclíptica. 

       En el sistema de casas de Placidus el círculo diurno se divide en sectores por división del tiempo que le toma a cada grado de la eclíptica pasar de la culminación inferior al horizonte y del horizonte a la culminación superior. El sistema usado por Gauquelin y Addey es un poco diferente. Puesto que ellos se interesan solamente por las posiciones de los planetas, han dividido el tiempo que les toma a los planetas mismos pasar entre los ángulos. Este sistema (que podemos llamar el sistema de división de casas de Gauquelin, aunque Gauquelin no cree en doce casas separadas) da resultados similares a los de Placidus, pero no idénticos. Las diferencias entre Placidus y Gauquelin surgen del hecho de que, la mayor parte del tiempo, los planetas (excepto el Sol) no están exactamente sobre la eclíptica, sino a alguna distancia a cada lado de ella. (Este es el problema de la latitud celeste, que discutiremos en el capítulo 23.) Por desgracia no es posible calcular las posiciones de los planetas según el sistema de división de Gauquelin a partir de unas efemérides ordinarias (aunque ahora es posible obtener estas posiciones mediante el envío de la carta a Astro Computing Services). Pero las diferencias entre Placidus y Gauquelin no son muy grandes, y a partir de una carta de Placidus se puede obtener una imagen correcta a grandes rasgos de las posiciones de los planetas en los sectores de Gauquelin.


La investigación de Gauquelin 

       El trabajo de Gauquelin (junto con el de su esposa Françoise Gauquelin) es ya bastante bien conocido entre los astrólogos, y ha sido completamente explicado por los propios Gauquelins y por otros. Por tanto, sólo incluiré aquí el más breve de los resúmenes.

       Gauquelin estudió las posiciones diurnas de los planetas en las cartas de un gran número de eminentes profesionales. Los nombres de las personas fueron obtenidos a partir de obras de referencia biográficas y sus datos natales se tomaron de certificados de nacimiento. Encontró que quienes se han destacado en una profesión particular tienden (más a menudo de lo que cabría esperar en una distribución aleatoria) a tener ciertos planetas en las casas nueve y doce, y también (en menor medida) en la tercera y sexta casas. En otras palabras, halló una distribución del cuarto armónico, con cuatro picos y cuatro valles a lo largo del círculo diurno. Los escritores tendían a tener la Luna, Venus y Júpiter en estas casas; los políticos tendían a tener la Luna; los atletas tenían a Marte; los actores a Júpiter; los militares a Marte y Júpiter; y los doctores y científicos tendían a tener Saturno en estas casas.

       Por otra parte, Gauquelin también encontró que las personas eminentes en ciertas profesiones tendían a no tener ciertos planetas en las casas tercera, sexta, novena y duodécima. Así, la Luna en estas casas era infrecuente (o menos frecuente de lo que cabría esperar en una distribución aleatoria) para los atletas y los militares; Marte escaseaba en artistas y escritores; Júpiter en doctores y científicos; y Saturno en actores y escritores.

       En sus últimos trabajos Gauquelin se ocupó de estudiar los rasgos de carácter. A partir de biografías y esquemas biográficos extrajo todas las palabras que eran descriptivas de la personalidad de la persona y compiló listas de personas a las que les era aplicable un determinado rasgo de carácter y comparó esto con la distribución diurna de los planetas en sus cartas natales. A partir de esto encontró que las personas con ciertos rasgos de carácter tendían de nuevo a tener ciertos planetas en las casas tercera, sexta, novena y duodécima. En su libro Esferas del Destino da listas de rasgos de carácter que corresponden a planetas particulares en esas casas; esas listas son demasiado largas, por lo que aquí solamente daremos los rasgos de carácter que comienzan con la letra A, ya que bastan para dar una idea del tipo de personalidad que se está describiendo.

       Luna en las casas tercera, sexta, novena y duodécima: Accesible, adaptable, afable, afectado, ágil, atento.

       Venus en las mismas casas: Afable, amable, atractivo.

       Marte en las mismas casas: Activo, aventurero, agresivo, agitado, alerta, airado, ardiente, audaz.

       Júpiter en las mismas casas: Aventurero, alegre, airado, argumentativo, autoafirmado, a gusto, audaz, autoritario.

       Saturno en las mismas casas: Ansioso, aplicado, atento, austero.

       Gauquelin ahora afirma que el vínculo entre planetas y profesiones, que mostraban sus primeros trabajos, es un sub-producto del vínculo entre los planetas y la personalidad. La razón por la que los científicos tienden a tener Saturno en la casa nueve o doce es que ellos tienden a tener 'personalidad saturnina' (ansiosos, aplicados, etc). Pero si se encuentra un científico particular con una personalidad más bien 'jupiteriana' (aventurero, alegre, etc), entonces es más probable que tenga Júpiter en la casa nueve o doce que Saturno.

       Para los astrólogos, el principal valor de los hallazgos de Gauquelin es que demuestran, más allá de toda duda, que hay algo de verdad en la astrología. Hasta que Gauquelin hizo sus investigaciones, no había ninguna declaración astrológica que se hubiera comprobado científicamente, y siempre se podría argumentar que los astrólogos (y sus clientes) eran simplemente las víctimas de su propia credulidad. Pero Gauquelin ha obtenido resultados tan significativos estadísticamente, y que han sido replicados en bastantes estudios, que no hay posibilidad de que sean producto del azar. Decididos equipos de científicos han realizado sus mayores esfuerzos para refutar las conclusiones de Gauquelin, pero han fracasado. De modo que ya no hay duda de que existe algún vínculo entre la personalidad de una persona y los planetas en su carta natal.

       Pero más allá de esto los resultados de Gauquelin son de muy poca ayuda para el astrólogo que está tratando de hacer una interpretación detallada de una carta natal. Realmente, su principal valor es negativo: muestran que algunas cosas no son ciertas, pero proporcionan poca ayuda sobre qué poner en su lugar. Así, por ejemplo, Gauquelin demuestra que la gente con Marte en la casa doce tiende a ser 'activa, aventurera, agresiva, airada, audaz', y tienden a convertirse en militares o atletas, mientras que la gente con Marte en la primera casa tiende a no tener esas cualidades y no convertirse en militares o atletas. Esto es lo contrario de la enseñanza astrológica tradicional, tal como la transmiten, por ejemplo, Sakoian y Acker:
"Marte en la Casa Primera indica agresividad, gente extrovertida que tiene energía abundante. El cuerpo físico es más bien robusto y muscular, dando una apariencia de fuerza y rudeza. No les gusta ser espectadores en la vida; necesitan estar directamente involucrados en la acción.... Esta posición de Marte da afición a los deportes y otras formas de acción física." 
mientras que:
"Marte en la Casa Doce indica deseos y acciones que están fuertemente influenciadas por la mente inconsciente. Trabajos y otras actividades serán llevados a cabo en secreto o reclusión. Puede haber una tendencia a actuar en secreto para evitar la abierta oposición de los otros... A menudo trabajan en grandes instituciones donde pueden encubrirse o perder su identidad personal." 

      Está claro que debemos rechazar la interpretación de Sakoian y Acker, porque no se puede conciliar con lo que ha probado Gauquelin. ¿Pero qué interpretaciones alternativas podemos adoptar para Marte en las casas primera y duodécima? Gauquelin no nos lo dice. Todo lo que hace es dividir las casas en 'áreas de alta y baja intensidad': así, la casa doce es idéntica a las casas tercera, sexta y novena, como 'áreas de alta intensidad' (salvo que la intensidad es incluso más alta en las casas novena y duodécima que en la tercera y sexta) y la primera casa es idéntica con las casas 2, 4, 5, 7, 8, 10 y 11 como 'áreas de baja intensidad'.

       De otras varias formas, Gauquelin ha obtenido resultados negativos que los astrólogos no se pueden permitir ignorar. Por ejemplo, ha mostrado consistentemente que no hay un vínculo directo entre la personalidad (tal como es medida por el método de los rasgos de carácter) y la posición por casa del Sol, Mercurio, Urano, Neptuno y Plutón. Más recientemente, en una investigación sobre asesinos y personas que sufren diversas enfermedades mentales (esquizofrénicos, maniaco-depresivos, alcohólicos, etc), ha mostrado que no hay un claro enlace entre esas condiciones y la posición por casa de cualquiera de los planetas.

       Además, los límites entre los sectores de Gauquelin no se corresponden exactamente con las tradicionales cúspides de las casas. Así, por ejemplo, el sector de Gauquelin equivalente a la casa doce (aunque él no lo llama así) comienza un poco más abajo que la cúspide de la duodécima casa y termina un poco más abajo que el Ascendente. Así pues, el trabajo de Gauquelin arroja dudas sobre la tradicional doctrina del comienzo de las doce casas desde el Ascendente, con el Ascendente como la cúspide de la primera casa. (Pero los hallazgos de Gauquelin dan mucho más apoyo a los sistemas de casas de Cuadrantes, y especialmente a Placidus, que al sistema de Casas Iguales, el cual es imposible de conciliar con los descubrimientos de Gauquelin.)

       Por tanto, Gauquelin al mismo tiempo ha probado que la astrología es (en algún sentido) verdadera, y ha socavado algunos de sus fundamentos. En lo que se refiere al círculo diurno, no tenemos otra alternativa que levantar un nuevo sistema de interpretación que se base en evidencia empírica y sea consistente con los hallazgos de Gauquelin. Esto es lo que John Addey, antes de su prematura muerte, estaba tratando de hacer.


La investigación de John Addey 

       Addey, al igual que Gauquelin, utilizaba el método del rasgo de carácter; pero, a diferencia de Gauquelin, él compiló listas de rasgos de carácter que fueran prominentes en cada fase de cada ciclo armónico en el círculo diurno. (La palabra 'fase' se refiere, en efecto, a un área en torno a un punto particular sobre la circunferencia de un círculo. En el primer armónico, podemos considerar el Ascendente como 0º, el I.C: como 90º, el Descendente como 180º, y el M.C. como 270º. Pero en el segundo armónico, cada mitad del círculo la tratamos como si fuera un círculo completo; entonces el Ascendente y el Descendente están ambos a 0º, el M.C. y el I.C. están ambos a 180º, y los puntos medios entre los Ángulos están a 90º ó 270º. Así, si decimos que un rasgo de carácter determinado es prominente en la fase 180º del segundo armónico, estamos diciendo que es prominente en el área en torno al M.C y al I.C., y estamos dando a entender que no es prominente en las áreas en torno al Ascendente y el Descendente.)

       Addey ha escrito cuatro artículos en el Astrological Journal resumiendo sus hallazgos. En los dos primeros de estos artículos, informa principalmente sobre los ciclos de Saturno, Júpiter y Marte en el cuarto armónico, mostrando que cada uno de estos planetas tiene un significado distinto en cada fase del ciclo del armónico 4. Confirma las conclusiones de Gauquelin de que las cualidades tradicionales de cada uno de estos planetas son más fuertes cuando los planetas están en las casas tercera, sexta, novena y duodécima; pero también va más allá de Gauquelin por la descripción de las cualidades asociadas con cada una de las otras fases en el ciclo del armónico 4. Sin embargo, el propio Addey dice:
"Lo que hemos hecho hasta ahora es aislar el cuarto armónico y mostrar lo que este armónico es en sí mismo. Pero el cuadro completo no puede ser visto hasta que se añadan los efectos de otros armónicos.... Por lo tanto, el astrólogo no debe en esta etapa intentar aplicar estos rasgos de carácter directamente a la interpretación de la carta, o al menos solamente de una forma amplia y general. Sólo hemos estado examinando un efecto entre otros muchos." 
       Sin embargo, en sus dos últimos artículos, Addey presentó las conclusiones detalladas para los cuatro primeros armónicos de Marte, de modo tan completo y claro que pueden usarse directamente en la interpretación, y nos eleva a una nueva estrategia para la interpretación de Marte en el ciclo diurno. Nos concentraremos, por tanto, sobre Marte en el resto de este capítulo.

       (Antes de ocuparnos con el resumen de los hallazgos de Addey, debo explicar una diferencia entre la presentación de Addey y la mía propia. Addey, siguiendo a Gauquelin, avanza alrededor del círculo diurno desde el Ascendente en la dirección de las agujas del reloj, comenzando con la duodécima casa, que es la dirección en la que los planetas realmente se mueven a través del cielo. Yo he regresado a la vieja costumbre astrológica de avanzar en dirección anti-horaria, comenzando con la primera casa - en parte porque será más fácil de entender para los astrólogos, pero también porque los tránsitos de los planetas sobre la carta natal se mueven en dirección anti-horaria, de modo que ésta es la dirección de movimiento más importante en astrología)

       Addey encontró resultados significativos para cada uno de los cuatro primeros armónicos de Marte: es decir, en cada uno de esos armónicos identificó rasgos de carácter que se destacan en una fase particular, y que son diferentes de los rasgos de carácter que se destacan en las fases opuestas. En el caso de los armónicos 2, 3 y 4, descubrió cuatro fases significativas: dos pares de fases opuestas en ángulo recto a otras dos.


       La figura 11 muestra cómo están dispuestas esas fases alrededor del círculo diurno. En el más interno de los círculos, 1A y 1B se refieren a las dos fases opuestas del primer armónico (A1). En el siguiente círculo, 2A, 2B, 2C y 2D se refieren a las cuatro distintas fases del A2, y así sucesivamente. También se indica dónde están las cúspides de las casas astrológicas (usando el sistema de Gauquelin que, como hemos dicho, está más cercano a Placidus que a cualquier otro de los comúnmente usados sistemas de casas). Observe que los límites entre las fases (o sectores) raramente se corresponden con las cúspides de las casas: de hecho, nunca lo hacen, excepto en el caso del Ascendente, Descendente, M.C: y I.C.

Figura 11


       Debemos señalar que, en todos los casos, las características de la fase son más fuertes cerca del centro del sector. Esto es especialmente importante para el Armónico 1, ya que solamente se muestran dos fases. Por tanto, Addey halló que los rasgos de carácter asignados a la fase 1A son más fuertes en el área en torno a 45º a cada lado del I.C. 

       En la descripción del significado de cada una de las fases, presentaré solamente los seis rasgos de carácter más destacados en cada caso (omitiendo palabras que aparecen en una posición más alta para una fase de un armónico diferente). Solamente en un caso (fase 3C) me ha parecido necesario añadir otras palabras de más abajo de la lista para clarificar el significado de la fase. Remito a los lectores a los dos artículos de Addey para una lista más amplia de rasgos de carácter y también para una discusión más completa del significado subyacente de cada armónico y cada fase. 


Marte en el círculo diurno: fases de Addey. 

Primer armónico 

Fase 1A (90º)(es decir, Marte bajo el horizonte) Encantador, popular, ingenioso, divertido, afable, natural. 

Fase 1B (270º)(es decir, Marte sobre el horizonte) Poderoso, apasionado, colérico, tenaz, vigoroso, rudo, sentido crítico. 

Segundo armónico 

Fase 2A (0º) Sentido común, trabajador, eficaz, abierto, honesto, auténtico. 

Fase 2B (90º) Tierno, alegre, romántico, buen temperamento, amable. 

Fase 2C (180º) Sencillo, amante de la vida familiar, claro, cultivado, amistoso, tranquilo, sincero. 

Fase 2D (270º) Reservado, tranquilo, firme, independiente, frio, orgulloso. 

Tercer armónico 

Fase 3A (0º) Modesto, entusiasta, noble, vital, honesto, humanitario. 

Fase 3B (90º) Bueno, gran corazón, sabio, amable, solitario, apasionado. 

Fase 3C (180º) Creativo, animado, culto, imaginativo, adornado, atento a los detalles. (La lista incluye también: popular, generoso, cómico, buen temperamento) 

Fase 3D (270º) Autoridad, político, influencia sobre otros, honesto, abierto, riguroso. 

Cuarto armónico 

Fase 4A (45º) Minucioso, tranquilo, reflexivo, poco sociable, le gusta la vida rural, silencioso. 

Fase 4B (135º) Sensible, tímido, querido, moderado, serio, escrupuloso. 

Fase 4C (225º) Inteligente, triunfador, dinámico, optimista, divertido, enérgico. 

Fase 4D (315º) Enérgico, audaz, franco, duro, activo, valeroso. (Esta es la fase que se corresponde con las 'zonas de alta intensidad' de Gauquelin) 


       Es preciso añadir algo acerca del tercer armónico, que es claramente diferente de los otros. Addey sugirió que cada fase del tercer armónico... puede ser vista como representación de un patrón de vida arquetípico que el nativo debe proponerse alcanzar como un modelo ideal. Sugirió los siguientes títulos para los arquetipos representados por las fases del tercer armónico de Marte: 

Fase 3A. El héroe o peregrino. 
Fase 3B. El caballero andante. 
Fase 3C. El buscador de la verdad o el trovador. 
Fase 3D. El gobernador o soberano. 

       Yo sugeriría también que estas fases del tercer armónico están relacionadas con el tipo de aprobación que el nativo busca de otras personas a través de su comportamiento específicamente relacionado con Marte. Así, Marte en fase 3A dice 'quiero tu admiración'; Marte en fase 3B dice 'quiero tu amor'; Marte en fase 3C dice 'quiero tu aplauso' ; y Marte en fase 3D dice 'quiero tu respeto y confianza'. En cierto modo 3A es más parecido a 3C que a 3B o 3D: esto muestra un patrón del sexto armónico en acción. 

       Si miramos de nuevo la figura 11, veremos que hay veinticuatro sectores (marcados desde S1 hasta S24) que se distinguen unos de otros por diferentes combinaciones de fases de los cuatro armónicos. Podemos repasar la lista de sectores (fases) e intentar una interpretación de Marte en cada sector, basada en los hallazgos de Addey: 

Sector 1 (primera mitad de la casa primera) 1A (débil), 2A, 3A, 4A. Trabajador, insociable, persigue sus objetivos con tranquilidad, sin ostentación. 

Sector 2 (tercer cuarto de la casa primera) 1A (débil), 2A, 3B, 4A. Semejante al sector 1, pero con más calidez. 

Sector 3 (último cuarto de la casa primera, primera mitad de la casa segunda) 1A (débil), 2B, 3B, 4B. Amable, buen temperamento, sensible, serio: una muy 'cuidadosa' posición para Marte. 

Sector 4 (segunda mitad de la casa segunda, primer cuarto de la casa tercera) 1A, 2B, 3C, 4C. Romántico, popular, divertido, optimista, dinámico, se esfuerza por agradar. Como dice Addey, esta posición de Marte es el arquetipo del 'gran amante'. 

Sector 5 (segundo cuarto de la casa tercera) 1A, 2C, 3C, 4D. Semejante al sector 6, pero menos relacionado con el poder y más con la popularidad. 

Sector 6 (segunda mitad de la casa tercera) 1A, 2C, 3D, 4D. Se dedica con gran energía a sus pequeños asuntos, sobre los que busca autoridad y control: sincero y confiable: quiere ser "un gran pez en una pequeña piscina". 

Sector 7 (primera mitad de la casa cuarta) 1A, 2C, 3D, 4A. Semejante al Sector 6, pero con menos energía y más calma reflexiva; llevan adelante sus asuntos silenciosamente, necesitan seguridad familiar. 

Sector 8 (tercer cuarto de la casa cuarta) 1A, 2C, 3A, 4A. Semejante al sector 7, pero menos interesado por el poder y más por la moralidad personal. 

Sector 9 (último cuarto de la cuarta casa, primera mitad de la casa quinta) 1A, 2D, 3A, 4B. Orgulloso, sensible, encantadora presentación de uno mismo como una persona de elevada moral. 

Sector 10 (segunda mitad de la casa quinta, primer cuarto de la sexta casa) 1A (débil), 2D, 3B, 4C. Amable hacia otros desde una posición de optimismo y de independencia y confianza en sí mismo. Otorga regalos desde la altura. 

Sector 11 (segundo cuarto de la sexta casa) 1A (débil), 2A, 3B, 4D. Semejante al sector 12, pero con más calor y menos deseo de aplauso. 

Sector 12 (segunda mitad de la casa sexta) 1A (débil), 2A, 3C, 4D. Dedica gran energía a trabajos duros y creativos para conseguir la aprobación de los demás. 

Sector 13 (primera mitad de la casa séptima) 1B (débil), 2A, 3C, 4A. Semejante al sector 12 pero con menos energía y más calma reflexiva; busca que los demás reconozcan sus sólidos logros. 

Sector 14 (tercer cuarto de la casa séptima) 1B (débil), 2A, 3D, 4A. Semejante al sector 13 pero con menos deseo de alabanza y más de poder; búsqueda de autoridad sobre otros a través de trabajo duro. 

Sector 15 (último cuarto de la casa séptima, primera mitad de la casa octava) 1B (débil), 2B, 3D, 4B. Busca poder tímida y románticamente; tal vez tratando de compensar sus propias deficiencias mediante la obtención de influencia sobre los demás. 

Sector 16 (segunda mitad de la casa octava, primer cuarto de la casa novena) 1B, 2B, 3A, 4C. Apasionado, alegre, optimista, espíritu elevado en la defensa de todo tipo de causas. 

Sector 17 (segundo cuarto de la casa novena) 1B, 2C, 3A, 4D. Semejante al sector 18, pero con menos deseo de amor y más de admiración. 

Sector 18 (segunda mitad de la casa novena) 1B, 2C, 3B, 4D. Búsqueda enérgica y apasionada de valores honestos y del amor de sus compañeros; rápido para actuar en una valerosa defensa de sus valores, posesiones, amigos y su modo de vida. 

Sector 19 (primera mitad de la casa décima) 1B, 2C, 3B, 4A. Semejante al sector 18, pero con menos energía y más calma reflexiva; tenaz defensa de lo que uno aprecia. 

Sector 20 (tercer cuarto de la casa décima) 1B, 2C, 3C, 4A. Semejante al sector 19, pero con menos deseo de amor y más de aplauso. 

Sector 21 (último cuarto de la casa décima, primera mitad de la casa undécima) 1B, 2D, 3C, 4B. Tenacidad, pero con timidez y reserva, buscando el aplauso de los demás para sus logros creativos. 

Sector 22 (segunda mitad de la casa undécima, primer cuarto de la casa duodécima) 1B (débil), 2D, 3D, 4C. Busca influir sobre los demás con optimismo y firmeza; reservado y distante, pero ingenioso y con recursos. 

Sector 23 (segundo cuarto de la casa duodécima) 1B (débil), 2A, 3D, 4D. Semejante al sector 24, pero con menos deseo de admiración y más de poder. 

Sector 24 (segunda mitad de la casa duodécima) 1B (débil), 2A, 3A, 4D. Busca afanosamente la admiración de la gente por su duro trabajo, su sentido común y su eficiencia; infatigable en el esfuerzo. 

       Estas interpretaciones provisionales (que serán indudablemente mejoradas a medida que los astrólogos aumenten su experiencia en el uso de los hallazgos de Addey) se proponen como una base para la interpretación de la posición de Marte en el círculo diurno. En muchos casos, sin embargo, se encontrará que Marte no está situado claramente en uno de los sectores, sino que se halla en algún lugar sobre el límite entre ellos. En tales casos debemos intentar llegar a una interpretación que combine las características de los dos sectores adyacentes. Los trabajos de Addey y Gauquelin muestran que la transición entre los sectores es gradual; no hay límites abruptos entre ellos. 

       Se apreciará que en muchos (pero no en todos los casos) las interpretaciones dadas son razonablemente consistentes con el significado tradicional de las casas. Así que quizás Sakoian y Acker, y los demás astrólogos tradicionales, no estaban tan equivocados después de todo. Sin embargo, el nuevo sistema es claramente superior al antiguo. Ofrece más detalle (veinticuatro sectores en lugar de doce), y se basa en fuerte evidencia empírica. 

       De hecho, esto ni siquiera agota la complejidad de los hallazgos de Addey sobre las fases de Marte en el sexto y decimoquinto armónicos, ya que no estaban presentadas con el suficiente detalle como para ser incluidas en el esquema (figura 11). 

       El trabajo de John Addey estaba incompleto en el momento de su muerte, y él no tenía elaborada una presentación completa de sus descubrimientos para cada uno de los planetas, excepto Marte. Esperamos que otros continúen su trabajo, que promete ser uno de los más importantes fundamentos de la Nueva Astrología. 


© 2009, Julián García Vara, por la traducción
______________________________________


Otros capítulos del mismo libro:

CAPÍTULO 2. ¿Qué armónicos?
Selección de armónicos

CAPÍTULO 4. La carta del cuarto armónico
El armónico 4, según Hamblin
Ejemplos de cartas A4 fuertes
Aspectos en la carta A4

CAPÍTULO 5. La carta del quinto armónico
El armónico 5, según Hamblin
Armónico 5 y creación artística
Armónico 5 y personalidad
Aspectos en la carta A5

CAPÍTULO 6. La carta del séptimo armónico
El armónico 7, según Hamblin
Armónico 7 y creación artística
Armónico 7: fantasías peligrosas
Aspectos en la carta A7

CAPÍTULO 7. La carta del noveno armónico
El armónico 9, según Hamblin
Armónico 9 y poderes psíquicos
Armónico 9, iluminación y arte
Aspectos en la carta A9

CAPÍTULO 20. Otros números armónicos
Otros números armónicos
El armónico 3 y los múltiplos de 3, 5 y 7
Armónicos primos mayores que 7


jueves, 6 de junio de 2013

Mercurio y sus ciclos cuasi-generacionales



Lo generacional son los ciclos, no los planetas

       Es un lugar común en el lenguaje de la moderna astrología calificar de "generacionales" a ciertos planetas, debido a que sus posiciones varían muy poco de unas cartas astrales a otras entre los miembros de una misma generación. Y suele entenderse que el grupo de los planetas generacionales lo conforman Urano, Neptuno y Plutón. Este modo de ver las cosas, que no carece enteramente de fundamento, es, sin embargo, parcial e incompleto. No sólo porque esos planetas pierden su carácter generacional en ciertos esquemas de referencia, sino también porque hay más planetas que presentan características generacionales y nunca son mencionados a ese respecto. Entre estos últimos figura el que es objeto de este artículo, es decir, Mercurio, el más rápido de todos los planetas propiamente dichos, a quien nadie osaría nunca incluir entre los generacionales, debido precisamente a eso.

       Así pues, se hace necesaria una revisión del concepto. Para hallar la clave que ponga las cosas en su justo lugar primero tendremos que detenernos algo más en la exposición de las objeciones mencionadas.

       Cuando decimos de ciertos planetas que son lentos o que son rápidos hablamos como si se tratara de una propiedad intrínseca de los mismos y tendemos a olvidar que todo movimiento exige un punto de referencia.

        ¿En qué sentido es Plutón un planeta lento? En el sentido de que avanza apenas un par de grados por año en el zodiaco tropical. A su vez, esto significa que el ángulo entre el punto vernal y Plutón presenta ese mismo escaso margen de variación a lo largo de un año. Por lo tanto podemos decir que el ciclo Punto Vernal-Plutón se despliega de una manera lenta, o bien que es un ciclo de largo periodo.

        Pero ¿qué sucede si en lugar del zodiaco tropical consideramos el zodiaco dracónico? En ese caso la velocidad de Plutón se ve incrementada en unos 20 grados por año respecto del registro anterior. Esto lo convierte en un planeta más rápido que Saturno tropical, con una velocidad próxima ya a la de Júpiter tropical, lo que haría de este Plutón un planeta de velocidad media. Podemos entonces decir que el ciclo Nodo Norte lunar-Plutón es un ciclo de periodo medio, de modo que en este esquema de referencia Plutón ya no es un planeta generacional.

        ¿Y qué ocurre si escogemos la esfera local como esquema de referencia? Pues que en ella Plutón no es más generacional de lo que pueda serlo la Luna, por ejemplo, ya que ambos recorren el círculo entero cada día. Podemos decir que el ciclo Horizonte Oriental Local (de un lugar dado)-Plutón es un ciclo de periodo rápido, lo que hace de Plutón un planeta casi vertiginoso.

        Obviamente es contradictorio sostener que la velocidad de Plutón es al mismo tiempo lenta, media y rápida, pero no lo es adscribir cada una de esas categorías a un ciclo diferente que tenga a Plutón como uno de sus factores. Por consiguiente podemos concluir que lo generacional no son los planetas sino algunos de los ciclos en los que ellos participan.

        Ahora bien, un planeta como Mercurio, que es rápido en el zodiaco tropical, aún más rápido en el zodiaco dracónico y mucho más en la esfera local, presenta, no obstante, ciertas características cuasi-generacionales relacionadas con las peculiaridades de su órbita y con sus ciclos de retrogradación. Las repercusiones más decisivas se detectan en los ciclos Punto Vernal-Mercurio heliocéntrico y Nodo Norte lunar-Mercurio geocéntrico.

   
Mercurio heliocéntrico. Órbita elíptica y rotación perihelial

        En la astrología heliocéntrica, un ciclo de Mercurio a través del zodiaco tropical se completa empleando tiempos sustancialmente diferentes en recorrer cada uno de los distintos signos. Esto se debe a la excentricidad de la órbita de este planeta, sólo superada por la de Plutón. En la actualidad, Mercurio (heliocéntrico) efectúa su máximo acercamiento al Sol cuando se halla en el signo de Géminis tropical, siendo entonces cuando su desplazamiento zodiacal es más rápido. En el signo opuesto de Sagitario es donde se demora más. Esto ha sido así en todo el siglo XX. Como ilustración de las magnitudes alcanzadas por las mencionadas diferencias puede consultarse la siguiente tabla de tiempos de permanencia en cada signo, entre el primero de enero de 1900 y el primero de enero de 1940.




        Es cierto que estrictamente hablando esto no constituye una característica propiamente generacional, puesto que no todos los miembros de una misma generación tendrán a Mercurio heliocéntrico en el mismo signo. Todo lo que puede decirse son cosas tales como que en una generación dada perteneciente al siglo XX habrá más de el doble de personas nacidas con Mercurio heliocéntrico en Sagitario que en Géminis, o que habrá (en esa misma generación) casi el doble de personas nacidas con Mercurio heliocéntrico en la segunda mitad del zodiaco que en la primera. Y esto, en tiempos de sociedades democráticas en auge, donde las mayorías tienen tanto peso, puede repercutir en decisiones que afecten a comunidades enteras.

        Sin embargo, sí que hay algo que tienen en común, por ejemplo, todas las personas nacidas en el siglo XX, a saber, que todas ellas vinieron al mundo con el perihelio de Mercurio en Géminis y su afelio en Sagitario (este afelio de Mercurio tiene un valor comparable al de la Luna negra respecto de la Luna). Estos puntos no son fijos, sino que se desplazan por efecto de la llamada rotación perihelial de Mercurio hacia el este, alrededor de 5,5 segundos por año, tal como puede observarse en la imagen adjunta.


No obstante, este desplazamiento es tan lento que rebasa por arriba el concepto mismo de generación, pudiendo aplicarse tan sólo al estudio de dilatados periodos históricos.


Retrogradaciones cíclicas de Mercurio geocéntrico tropical

        En la astrología geocéntrica también sucede que un ciclo de Mercurio a través del zodiaco tropical se completa empleando tiempos diferentes en recorrer los distintos signos. En parte, esto se debe a la excentricidad de la órbita de Mercurio, pero desde una óptica geocéntrica el factor decisivo son sus retrogradaciones. 

       A medida que Mercurio se acerca a la conjunción inferior con el Sol, además de retroceder posiciones en el zodiaco, pierde velocidad. La consecuencia es que hay zonas de la eclíptica por las cuales no solamente transita tres veces (primero hacia adelante, luego hacia atrás y después otra vez hacia adelante), sino que, además, lo hace más despacio. Esto provoca que, para un año determinado, el tiempo de permanencia de Mercurio en cada uno de los signos sea bastante desigual. Por lo general, Mercurio retrograda tres veces cada año (a veces 4), en puntos que distan entre si desde 108 a 125 grados. Esto hace que, con frecuencia, las tres retrogradaciones tengan lugar en los tres signos de un mismo elemento. 

        Véamos, como ejemplo, el movimiento de Mercurio geocéntrico en el zodiaco tropical durante el año 1952. La primera imagen nos muestra las idas y venidas de Mercurio por el zodiaco a lo largo de los distintos meses. En la segunda vemos el tiempo que pasó en cada uno de los signos.




        Estas tres retrogradaciones forman una especie de bloque que es seguido por otro (siempre de tres) que queda rezagado unos veinte grados respecto del bloque anterior. En ese sentido puede decirse que el triciclo de retrogradaciones de Mercurio tropical es, a su vez, retrógrado él mismo. En la tabla siguiente se muestra la serie de longitudes eclípticas en las que Mercurio da comienzo a sus periodos de retrogradación. El primer valor corresponde a la primera retrogradación del año 1900 y los demás a las retrogradaciones sucesivas en su orden.


       09°10' ARIES        15°16' LEO__        06°17' SAGIT
       22°06' PISCI        26°00' CANCE        20°24' ESCOR
       05°28' PISCI        06°08' CANCE        04°22' ESCOR
       19°10' ACUAR        16°06' GEMIN        18°04' LIBRA
       03°05' ACUAR        26°24' TAURO        01°21' LIBRA
       17°08' CAPRI        07°27' TAURO        14°04' VIRGO
       01°17' CAPRI        19°20' ARIES        26°03' LEO__
       15°28' SAGIT        01°56' ARIES        07°15' LEO__
       29°38' ESCOR        15°04' PISCI        17°42' CANCE
       13°42' ESCOR        28°36' ACUAR        27°42' GEMIN
       27°34' LIBRA        12°24' ACUAR        07°44' GEMIN
       11°07' LIBRA        26°23' CAPRI        18°20' TAURO
       24°10' VIRGO        10°29' CAPRI        29°45' ARIES


       Estas posiciones y las que faltan hasta alcanzar el año 2050 inclusive se muestran a continuación de manera gráfica. Obsérvese como la diseminación de estos puntos en periodos amplios hace que las diferencias en tiempos de permanencia en los distintos signos tiendan a neutralizarse.



        Las concentraciones de Mercurio geocéntrico en ciertas áreas del zodiaco tropical propiciadas por sus retrogradaciones no son lo suficientemente estables como para que quepa atribuirles carácter generacional en ningún sentido. Esta información se incluye aquí porque, aparte de que tiene interés por sí misma, es imprescindible para entender y calibrar en su justo valor la indagación sobre las retrogradaciones de Mercurio dracónico, las cuales sí que merecen al menos el calificativo de "cuasi-generacionales".


Retrogradaciones cíclicas de Mercurio dracónico

       La circunstancia, mencionada en el apartado anterior, de que los sucesivos bloques de tres retrogradaciones de Mercurio tropical guarden entre sí distancias próximas a los 20 grados tiene una consecuencia bastante extraordinaria. Esa diferencia se aproxima mucho al valor de desplazamiento anual de los nodos lunares en el zodiaco tropical, el cual, lógicamente, es el mismo valor de aceleración anual que sufren todos los factores tropicales cuando los reconsideramos desde la perspectiva de la astrología dracónica. Por consiguiente, en la astrología dracónica dos bloques sucesivos de tres retrogradaciones de Mercurio se repetirán casi en los mismos lugares. En este caso, a diferencia de lo que sucede con Mercurio tropical, el triciclo de retrogradaciones de Mercurio dracónico no es retrógrado él mismo, sino que avanza en sentido directo a una velocidad muy similar a la de Plutón tropical. Por esta razón, dado que nadie discute a Plutón tropical (es decir, al ciclo punto vernal-Plutón) su calidad de generacional, es preciso concedérselo igualmente al triciclo de retrogradaciones de Mercurio dracónico.

       Véamos como queda la tabla de retrogradaciones de Mercurio, desde la primera de 1900, recalculada desde el nodo lunar (medio).


       23°54' CANCE        06°37' SAGIT        03°42' ARIES
       25°15' CANCE        05°43' SAGIT        06°17' ARIES
       27°05' CANCE        04°11' SAGIT        08°41' ARIES
       29°15' CANCE        02°26' SAGIT        10°49' ARIES
       01°38' LEO__        01°02' SAGIT        12°31' ARIES
       04°10' LEO__        00°25' SAGIT        13°38' ARIES
       06°47' LEO__        00°40' SAGIT        14°00' ARIES
       09°27' LEO__        01°40' SAGIT        13°35' ARIES
       12°04' LEO__        03°14' SAGIT        12°22' ARIES
       14°35' LEO__        05°14' SAGIT        10°41' ARIES
       16°54' LEO__        07°30' SAGIT        09°01' ARIES
       18°52' LEO__        09°57' SAGIT        07°56' ARIES
       20°20' LEO__        12°32' SAGIT        07°41' ARIES


       Un simple vistazo a la tabla anterior nos hace apreciar de inmediato la ganancia en estabilidad con respecto a la versión tropical de la misma. Pero donde se hace más notoria la diferencia es en la representación gráfica de los puntos de retrogradación (1900-2050), cuya versión dracónica mostramos a continuación.




        La reformulación dracónica de los lugares de retrogradación tropicales ha convertido un maremagnum de puntos dispersos en una triple secuencia ondulatoria ordenada.

        Los gráficos registran la posición de Mercurio en el primer día de su retrogradación. Desde ahí retrocede entre 8 y 16 grados, aproximadamente, y se demora unas cinco o seis semanas en alcanzar de nuevo esa misma posición. Por lo tanto, son esos grados precedentes los que condensan el mayor número de nacimientos.

        Es por esto que, al tabular el número de días que pasa Mercurio dracónico en cada signo en la primera década del siglo XX, se obtienen los datos propios de una fase de transición entre concentraciones en signos de agua y concentraciones en signos de fuego; a pesar de que los correspondientes puntos de retrogradación que se aprecian en el gráfico general están ya claramente decantados hacia los signos de fuego.



        Entre 1910 y 1920 la preponderancia de mercurio dracónico en signos de fuego está ya claramente asentada, y aún se mantiene con nitidez en la década siguiente (1920-30).



        A la vista de estos datos, podemos hacernos una idea de las magnitudes que alcanza esta peculiaridad generacional de Mercurio. La mayor parte de la población nacida durante un tiempo próximo a tres décadas lo habrá hecho mientras Mercurio dracónico ocupaba signos de un mismo elemento. Por tanto, ese elemento debe haber teñido profundamente los modos de pensamiento y expresión propios no sólo de ese periodo, sino también de la época histórica en que esa generación ha tenido más peso.

        Pensemos, por ejemplo, que la generación nacida en los alrededores de la Primera Guerra Mundial, con dominancia de Mercurio dracónico en fuego, es la misma que luego haría la segunda gran guerra. Para entonces ya Mercurio dracónico dominaba en signos de tierra. El fuego y la tierra tienen en común la característica de ser signos "secos", es decir, de escasa flexibilidad. Y sintonizan muy naturalmente con las temáticas que suelen estar a la base de los confictos bélicos: exaltación nacionalista, identidad racial, motivos económicos, distribuciones territoriales.

        Lo que hace particularmente difícil de manejar a Mercurio dracónico es que sus manifestaciones aparecen atravesadas por una corriente emocional, escasamente consciente, visceral y un tanto primitiva y contagiosa. Por eso tiene que ver con el pensamiento de las masas, con las ideas fuertemente cargadas de connotaciones afectivas, con las consignas que se transmiten de boca en boca sin tiempo para analizarlas con sentido crítico, con las temáticas e intenciones que desde el inconsciente se imponen como prioritarias por una suerte de necesidad incontrolable.

        Todo esto no es más que una simple sugerencia sobre posibles aplicaciones prácticas del estudio de estos ciclos. No entra en los propósitos de este artículo abordar tareas de interpretación.


Plutón tropical montado en el triciclo de Mercurio dracónico

        Como hemos señalado más arriba, el triple ciclo de retrogradaciones de Mercurio dracónico se desplaza a una velocidad muy similar a la de Plutón tropical.




        La interacción entre estos dos factores generacionales se convierte, pues, ella misma, en un tercer factor generacional. Es decir, si registramos los aspectos cruzados entre Plutón tropical y Mercurio dracónico a lo largo de un ciclo completo y a intervalos regulares y cortos, nos encontraremos con concentraciones de aspectos en tres areas muy concretas y aproximadamente equidistantes entre sí. Dado el acompasamiento de ambos ciclos, las zonas de reincidencia de aspectos son aún más persistentes que las de Mercurio dracónico, dando lugar a concentraciones mayores y más dilatadas en el tiempo. Estas zonas son las que se muestran en el gráfico siguiente.




        En qué puedan traducirse estos ciclos es algo que está por investigar. Obviamente, el primer paso es tomar conciencia de la existencia de los mismos. Si esto anima a alguien a rastrear sus huellas en la Historia, este artículo habrá cumplido su función.

© Julián García Vara, 6 noviembre 2000



sábado, 11 de mayo de 2013

Direcciones simbólicas, según Carter



Direcciones simbólicas en astrología moderna
Charles E. O. Carter


Autor de:


Enciclopedia de astrología psicológica  
Principios de Astrología
El zodiaco y el alma
Los siete grandes problemas de la astrología


Londres, W. FOULSHAM & CO., LTD., 10-11 RED LION COURT. FLEET STREET, E.C. 4.




Charles Carter
Nacido en Parkstone, Dorsetshire, 
el 31 de enero de 1887.





INTRODUCCIÓN

     Es probable que muchos se sientan molestos, al menos a primera vista, por lo que pueden interpretar como un intento de derrocamiento de la antigua y aceptada astrología en favor de nuevas y fantásticas ideas.

     Tengo mucha comprensión hacia este punto de vista, pero las ideas expresadas en la presente obra no se exponen como descubrimientos, sino más bien como recuperaciones. Creo que la astrología forma parte de una tradición esotérica de inestimable antigüedad y valor. Esta tradición ha sufrido alguna corrupción y ha sido en parte recubierta con añadidos erróneos. Pero el remedio para esto no es un ataque a gran escala contra toda la astrología, sino una búsqueda de los primeros principios de la ciencia y una reconstrucción de su teoría y práctica sobre estos fundamentos.

     A la luz de los primeros principios astrológicos podemos ver que, incluso en su forma actual, la ciencia astrológica es esencialmente correcta. En lo que concierne a esta obra, no ataco nada ni tengo nada que decir en contra de ningún acreditado sistema de direcciones, excepto que, hasta donde llega mi experiencia, no son totalmente suficientes y a veces suponen mucho trabajo de cálculo.*
*Quizás los principiantes  deban prepararse para dominar y usar primarias, pero el hecho es que muy pocos lo hacen. La mayoría usa secundarias, las cuales son muy pocas para proporcionar indicaciones suficientes de los acontecimientos de una vida medianamente accidentada.

     Pero siento que, si nos remitimos a los primeros principios de la astrología, podemos construir sobre ellos sistemas de direcciones más fáciles de usar y al menos igual de satisfactorios. Al hacer esto no violamos la tradición astrológica; la ampliamos y reanimamos. Hablo de “reanimar” porque no reivindico el descubrimiento del Duodenario ni otros sistemas aquí explicados. Estoy prácticamente convencido de que eran conocidos en el pasado, sólo que han caído en desuso en Occidente, o, tal vez, nunca han llegado a ese hemisferio. El ascenso de la ciencia física, sobre bases matemáticas, en el siglo XVII y siguientes, dotó de gran prestigio a los métodos objetivos, y los astrólogos contemporáneos intentaron establecer su ciencia sobre una base similar, desprovista de ideas místicas, desarrollando los sistemas de los griegos y los árabes, y rechazando lo que pudiera tener semejanza con la práctica cabalística.

     Naturalmente, el estudiante con aversión a estos métodos no los utilizará, y quien piense que he ido demasiado lejos escogerá y empleará cualquier otro que él prefiera, aunque encontrará que puede calcular cuatro direcciones simbólicas en la centésima parte del tiempo que requiere una sola dirección primaria.


     No estoy solo en la recomendación de estos métodos. Creo que, sin temor a la contradicción, puedo atribuir a Sepharial (un astrólogo con un incomparable conocimiento del tema en todos sus aspectos) el mérito de redirigir nuestras investigaciones hacia ellos. En su Tránsitos y periodos planetarios, p.43, escribe: “Se  me ocurre que es posible que el estudiante de astrología sacrifique demasiado en aras de la ciencia exacta, y puede que no esté fuera de lugar aquí intentar recuperar algo del terreno que el Simbolismo Cósmico le ha cedido a los métodos exactos”.  Yo considero que esa declaración es significativa de un cambio venidero en gran parte del pensamiento astrológico.  Le sigue una explicación del Sistema Radix, cuyo principal rasgo distintivo es la progresión uniforme de todos los cuerpos a razón de 59’ 8” por año, siendo ésta la media del avance del sol.**
**Esta medida era usada por Valentine Naibod, un astrólogo medieval, para equiparar arcos primarios. La peculiaridad del sistema Radix es que usa esta medida en longitud y la aplica simbólicamente.
     Continuando con esto, W. Frankland se ha ocupado de algunos métodos en sus libros recientes, y otros se mencionan en mi trabajo El zodíaco y el alma.


     En algún sentido, por supuesto, toda la astrología es, en parte, astronómica, porque la astronomía proporciona al menos algunos de los símbolos que usamos en la mayor parte del abstracto sistema, a saber, el sol, la luna y los planetas, y hasta cierto punto las casas y el zodiaco, que se originan a partir de datos astronómicos.

     Pero cuando deseamos progresar la natividad o carta radical y estudiar sus modificaciones como indicativas del desarrollo de una vida humana, puede surgir una considerable diferencia entre un método astronómico y uno simbólico. Ciertamente en ambos casos la medida del tiempo es simbólica, ya sea un día por año o el paso de un grado de ascensión recta sobre el meridiano por año. Pero en los sistemas primario y secundario los movimientos de los planetas no son simbólicos sino verdaderos, ya sean considerados reales o aparentes***.
***”Movimiento aparente” no es una expresión muy afortunada. Hay un movimiento real, cuya apariencia consiste solamente en ser distinto de lo que parece. Parece que las estrellas se mueven cuando, en realidad, la que se mueve es la tierra. Pero es movimiento de todos modos.
En los métodos simbólicos el movimiento es una mera convención arbitraria, usada por conveniencia práctica.



     Por ejemplo, en el mencionado sistema Radix el sol puede que nunca llegue a moverse realmente 59’ 8” en el día, y en ese sentido es una medida simbólica. Por otra parte, no es enteramente así, porque los 59’ 8” están basados en el movimiento verdadero, siendo un promedio de muchos avances diarios reales. De ahí que este sistema sea en cierto modo un híbrido.

     Con respecto a la probable diferencia en los significados y valores de los dos tipos, se puede esperar que el simbólico se refiera más bien al mundo ideal y los cambios que tienen lugar allí, o, si negamos el cambio en ese estado, a lo que se corresponda en ese mundo con el cambio y sea causa del cambio en la tierra. Por otra parte, los sistemas astronómicos puede suponerse que tengan una relación más cercana con las cosas materiales. Por lo tanto, la medida del sistema radix, estando basada en un promedio del movimiento real, puede suponerse que tenga menos relación con la realidad que las secundarias, basadas exactamente en movimiento real, pero más relación que una medida puramente simbólica, tal como la progresión de un grado, explicada más adelante, que tendría solamente una relación aproximada con algo real.

     Pero es dudoso que esta hipótesis a priori pueda ser fácilmente respaldada por casos prácticos. De las dos medidas, la de un grado y la de 59’ 8”, unas veces una y otras veces la otra es la más exacta. A veces parece como si ambos sistemas actuasen independientemente. Podemos dirigir el Sol, por ejemplo, por dirección secundaria, por la medida del sistema radix, por la medida de un grado, y por dirección primaria, y obtener las cuatro fechas correspondientes, y otros tantos acontecimientos, uno para cada una. Pero siempre las medidas más simbólicas son las más fáciles de usar. Demostrar que éstas son, al menos, igual de confiables será la tarea de este libro.


     Idealmente un sistema de direcciones debe satisfacer cuatro criterios:

1. Ningún acontecimiento importante debe tener lugar sin una dirección.
2. Ninguna dirección debe pasar sin un acontecimiento.
3. Acontecimientos y direcciones deben corresponderse exactamente en el tiempo.
4. Acontecimientos y direcciones deben corresponderse en carácter.

     Los sistemas eficientes a veces son insatisfactorios, tampoco es de mucha utilidad un sistema si produce direcciones que no cumplen la tercera y cuarta de las anteriores condiciones. Debemos poder decir a partir de nuestro esquema direccional cuando sucederán los acontecimientos y cuál será su naturaleza. Casi cualquier sistema, por muy arbitrario y absurdo que sea, responderá algunas veces si permitimos un margen generoso en el tiempo.

     Por otra parte, sería tan poco razonable reclamar la perfección de nuestro arte como exigir del médico diagnósticos siempre correctos o del granjero cosechas siempre de primera categoría.****
****Hay ciertas razones muy definidas por las que uno no se debe sorprender del fracaso ocasional de cualquier sistema de direcciones. Por ejemplo, puede haber más planetas aún no descubiertos. La especulación indebida en este punto y el uso de una familia de cuerpos imaginarios son prácticas muy poco recomendables, pero en cualquier momento los astrónomos pueden localizar nuevos planetas. Por otra parte, algunos astrólogos creen en la eficacia de las posiciones heliocéntricas de los planetas (esto afecta principalmente a mercurio, venus y marte). Algunos recomiendan el uso de varios puntos y nodos. Ya que comúnmente sólo empleamos algunos de nuestros posibles factores, no debemos sorprendernos de que sea necesario multiplicar nuestros sistemas de direcciones para compensar esta deficiencia.
Esas artes que se ocupan de cosas vivientes apenas pueden esperar alcanzar la exactitud y la infalibilidad de las matemáticas o la física, aunque pueden tomar tales ejemplos como un ideal hacia cuyo logro esforzarse. Por otra parte, podemos distinguir entre los resultados alcanzables a costa de gran tiempo y esfuerzo, y aquellos que pueden ser obtenidos más fácilmente y son el resultado de un sistema simple pero completo, adaptado al uso general. Si nos ocupamos aquí de varios métodos no es para pedir que todo el mundo los use todos, sino más bien para aconsejar al estudiante que los pruebe todos y seleccione los más convenientes para sus propias necesidades.

     Un sistema puede ser simple y, al mismo tiempo, completo. Por tanto, podemos aspirar a la construcción de un sistema de direcciones simbólicas completo y armonioso, basado en principios fundamentales pero sencillos.

     Sin embargo, es bueno recordar que el plano material nunca puede reflejar perfectamente el reino ideal, y, por consiguiente, un sistema semejante puede requerir complementos a efectos prácticos. Bien puede ser ésta la función de los métodos astronómicos, tales como secundarias, tránsitos y lunaciones.

CHARLES E. O. CARTER.

______________________________________


NOTA  DEL  AUTOR
Siento que debo decir algo como disculpa por las frecuentes referencias a mi propia natividad y direcciones en este trabajo. Los estudiantes experimentados estarán de acuerdo en que es bastante difícil avanzar con seguridad en investigaciones direccionales usando cualquier horóscopo que no sea el propio, porque las vidas de los demás no nos son íntimamente conocidas. Además, el estudio completo de las direcciones de otra persona para encontrar ejemplos de los puntos que se ha deseado ilustrar me habría costado más tiempo del que podía permitirme, mientras que mis propias direcciones y documentos están a la mano y ya preparadas.  
______________________________________



CAPÍTULO UNO

MÉTODOS SIMBÓLICOS, Y VARIAS MEDIDAS DE TIEMPO


     Podemos definir los sistemas simbólicos de progresión como "aquellos en los cuales los factores direccionales son progresados de acuerdo con medidas no basadas en su movimiento astronómico, real o aparente."
 
     Las direcciones astronómicas caen dentro de dos clases naturales, a saber, las basadas en el movimiento aparente, debido al movimiento de rotación de la tierra, y las basadas en el movimiento real, tanto de la tierra como de los otros planetas. La primera clase se denomina, por lo general, primaria, y la otra secundaria o árabe. El horóscopo progresado combina ambos, hasta cierto punto. En él los cambios en los ángulos y las otras cúspides son de carácter primario, y los movimientos de los planetas progresados son de naturaleza secundaria. Pero el horóscopo progresado no tiene en cuenta las direcciones mutuas formadas por el movimiento aparente de los planetas, que los lleva a varios lugares de aspecto en relación a sus posiciones radicales.
 
  En el sistema simbólico la distinción entre estas dos clases desaparece. No nos ocupamos de movimientos, sino más bien de valores ideales y relaciones, aunque el concepto de un movimiento imaginario puede ser introducido para facilitar la expresión y comprensión.

     Por ejemplo, el punto de la vida de Frankland se puede considerar como un punto que comienza con el nacimiento en 0º Aries y pasa a través de los signos a una cierta velocidad, a saber, 4 2 / 7 º al año. Pero ningún punto semejante existe realmente. La perspectiva más adecuada –aunque menos conveniente– podría ser considerar que cada sucesiva sección de la eclíptica se corresponde con una sección de la vida humana, y que el movimiento, en cuanto hay alguno, es el movimiento en tiempo, realizado por el nativo a medida que envejece y que simbólicamente pasa por el círculo zodiacal.

     A veces nuestra definición puede conducir a lo que, a primera vista, pueden parecer distinciones arbitrarias.

     Por ejemplo, podemos mover todos los cuerpos (o más bien, todas las posiciones radicales) en Ascensión Recta, un método fácil de direcciones primarias que fue publicado primero, según creo, por Sepharial en el British Journal of Astrology. Determinando la distancia en ascensión recta entre dos puntos cualesquiera que queramos dirigir, podemos convertir este “arco” en tiempo. Se han propuesto varias correspondencias, pero las dos principales son la de 1º de ascensión recta por año, y la de Naibod, el cual emplea el movimiento solar medio de 59’ 8” al año, mencionado en la Introducción en relación con el Sistema Radix. (I)
(I) La medida de 59’ 8” no es tan difícil de usar como podría suponerse. Es, por supuesto, más lenta que la de 1º, y por tanto indica una fecha posterior en la vida. Para convertir el arco de 1º en el de Naibod, súmese al primero tantos minutos como grados haya (redondeando el arco al grado más cercano, de modo que, v.g. 20º 50’ se redondea a 21º) menos tantos minutos como decenas de grados haya, de nuevo redondeando a la decena más cercana. Por tanto 20º 50’ sería más 21’ menos 2’. El resultado quedará siempre lo suficientemente cerca para todos los propósitos ordinarios.


Caso nº 1

La de arriba es la natividad de un hombre, nacido en Wiltshire a las 8.10 a.m., 25 de junio de 1891.

     El 30 de octubre de 1923 fue contratado para supervisar una correa de impulsión en una fábrica donde él trabajaba como ingeniero. Ordenó a un operador que detuviera la maquinaria, pero éste último, por equivocación, la activó de nuevo. El nativo sufrió el desgarro de su brazo, sepsis permanente y su vida fue salvada por poco. Fue compensado por su firma, pero su carrera estaba arruinada.


EL  MÉTODO  DE  LA  ASCENSIÓN  RECTA

     Este método, que es sencillo y valioso, especialmente para acontecimientos definidos a diferencia de condiciones psicológicas, puede ser ilustrado, por lo tanto, mediante el caso nº 1 de la página anterior.

    Tomemos la Luna en oposición a Marte.

A.R. 14º 48’ Acuario           =      317º 16’
A.R. 14º 13’ Capricornio     =      285º 26’
                ________________________
Diferencia                             =       31º 50’
Sumar, para ecuación de Naibod          29’
                     ______________________
                                            =       32º 19’

     Esto queda muy cerca del tiempo del accidente, el cual ocurrió a la edad de 32 años y 127 días; 127 días son en relación a un año de 365 días, como 21’ es a 60’, de modo que la edad de 32 años, 127 días la expresaremos como 32º 21’, en términos de arco.

     La palabra “arco” es comúnmente empleada en direcciones primarias, y es útil en simbólicas, pero como no se usa en secundarias, puede ser conveniente alguna explicación de su significado. Significa poco más que distancia, la distancia entre dos cuerpos o entre un cuerpo y un punto. Los arcos en direcciones primarias se miden en ascensión recta, y éste es también el caso en el método que estamos tratando ahora, el cual es de tipo primario. Pero en direcciones simbólicas nos remitimos a la eclíptica, y los arcos son medidos por este círculo de referencia. Estos arcos o distancias de separación son, por supuesto, proporcionales a un lapso de tiempo, pero la razón de correspondencia depende de la medida utilizada. Si decimos que un grado equivale a un año, entonces es obvio que una distancia, o arco, de 30º equivale a 30 años, una de 30º 30’ equivale a 30½ años, etcétera, cada grado es un año y cada 5’ un mes (aproximadamente). Es por esta medida que la edad dada más arriba (32 años y 127 días) equivale a 32º 21’.

     Pero si decimos (a modo de ejemplo) que dos grados equivalen a un año, entonces un arco de 32º 21’ equivaldría solamente a 16 años, 2 meses (aproximadamente). Y si decimos que la mitad de un grado equivale a un año, entonces 32º 21’ equivaldría a 64 años, 8 meses (aproximadamente). En otras palabras, un punto o cuerpo moviéndose medio grado por año tomaría 64 años, 8 meses en recorrer 32º 21’.

     Dicho de otro modo, en el caso nº 1 citado más arriba, la Luna, llevada a través del cielo a razón de 59’ 8” por año, alcanzaría la oposición al lugar radical de Marte en 32 años y 19/60 de año. Ahora bien, el accidente ocurrió a la edad de 32 años y 21/60, o un trigésimo de año más tarde. En otras palabras, la dirección se cumple alrededor de 12 días después, una discrepancia relativamente muy pequeña.
     Del mismo modo, podemos mover Neptuno hasta el M.C., un movimiento que, por supuesto, también ocurre realmente.

     Aquí tenemos:

A.R. Neptuno    = 65º 44’
A.R. de  M.C.    = 33º 31’
                          _______

Diferencia          = 32º 13’

Ecuación            = 32º 42’  

     Aquí el arco difiere 21’ del verdadero arco para el accidente, que representan más de cuatro meses. Puede ser que la hora de nacimiento no fuera registrada con absoluta precisión. O podemos suponer que la dirección muy probablemente hace referencia a los principales acontecimientos que sucedieron inmediatamente después del accidente, tales como el abandono del trabajo, las experiencias en el hospital, etcétera.

     Estos dos ejemplos se dan porque pienso que este método tiene mucho valor,(II) y es mucho más simple que las primarias convencionales. 
(II)En mi experiencia se acerca extraordinariamente en el tiempo, quedando a menudo a muy pocos días de la fecha exacta.
Pero no es simbólico en el sentido de nuestra definición, porque hay un movimiento uniforme real de todas las posiciones radicales, debido a la rotación de la tierra, el cual es semejante para todos, ya se trate del lugar radical del lento neptuno o de la rápida luna. Cada uno cruza el cielo de este a oeste sobre el horizonte, y de oeste a este por debajo del horizonte, en arcos paralelos al ecuador celeste y entre sí, así que cada punto llega, en un momento u otro, a la misma distancia, en ascensión recta, desde el meridiano que cada uno de los otros puntos ocupaba en el nacimiento. El tiempo tomado para completar este arco direccional puede ser indicado en grados de A.R. y éstos pueden ser traducidos en “edad” real a razón de 1º por año, ó 59’ 8” –cualquiera de ellos puede dar los mejores resultados. Sin duda, la medida es válida por razones simbólicas, pero está basada en un movimiento real, que puede ser observado en cualquier noche clara a simple vista, o, para este asunto, en tiempo diurno cuando vemos el desplazamiento del sol desde la aurora hasta el ocaso.
    
     Pero suponiendo que movemos, o fingimos mover, cada planeta en longitud (es decir, a lo largo de la eclíptica) a razón de 1º por año, ó 59’ 8”, o alguna otra medida, entonces estamos actuando, desde luego, más simbólicamente. Es verdad que cada planeta se mueve hacia adelante en la eclíptica; incluso si está retrógrado en el nacimiento, finalmente se pone directo, y avanza hacia adelante. Pero es de astrología elemental que cada uno se mueve a una velocidad diferente, y si aplicamos la misma medida a todos ellos, haciendo caso omiso de esta diferencia, parecerá que lanzamos un violento desafío a la astronomía. El estudiante avanzado en cuestiones astronómicas dirá: “Si se trata del movimiento real en longitud, entonces ¿cómo van a moverse todos los cuerpos a la misma velocidad? Si se trata del movimiento aparente, entonces se debe medir en ascensión recta.”

     Debemos responder que no se trata de ninguna de las dos cosas; y que los métodos simbólicos no se presentan como antagónicos de los astronómicos, sino como diferentes. Y aun el partidario de los métodos de direcciones más estrictamente astronómicos tendrá que admitir que incluso en éstos subyacen consideraciones simbólicas, porque las medidas de 1º de A.R. por año, o de un día por año, son ciertamente de este carácter.

     Por tanto, tenemos dos métodos análogos. Uno es astronómico, hasta donde la astrología es astronómica, y consiste en mover todos los cuerpos y lugares de aspecto en ascensión recta. Éste ha sido ilustrado más arriba, pero no está propiamente dentro del tema de este trabajo. El otro es simbólico, y consiste en mover esos mismos factores en longitud.

     Como ya se explicó, cada uno de estos dos puede usar varias medidas de tiempo. Como la simple de 1º por año.(III)
(III) Llamo a ésta la Medida de Un Grado y uso la abreviatura U-G después de una dirección para significar que es de esta clase.
     Aplicaremos ésta al mismo horóscopo que hemos citado ya, pero ahora trabajaremos solamente con la medida en longitud.


EL  MÉTODO  DE  UN-GRADO
       
     Si dirigimos Saturno hasta la cuadratura con Marte, una distancia de 32º 19’, a 1º por año, obtenemos casi el arco exacto para el accidente, el cual, según vimos, era 32º 21’. Aquí la medida de 59’ 8” estaría muy retrasada, dando 32º 48’.

     La misma medida de 1º da Sol cuadratura M.C. radical (32º 24’). De la Luna a Júpiter hay 32º 58’ –quizás ésta es significativa de la compensación recibida por el nativo. En lugar de la Luna en oposición a Marte, que era tan cercana en el sistema de A.R., ahora tenemos a Marte en oposición a la Luna, con un arco de 30º 35’, y ni siquiera empleando la medida de Naibod nos acercamos lo bastante al accidente. Sería interesante conocer si algún otro acontecimiento tuvo lugar en el trigésimo primer año.

     Se habrá observado que en estos dos sistemas movemos los cuerpos en distintas direcciones. En el sistema de A.R. los movemos en el sentido de las agujas del reloj, según su movimiento natural. No tenemos necesidad de complicar el asunto con direcciones conversas, tales como Marte conjunción Ascendente. Marte no puede, según su movimiento aparente, alcanzar el ascendente, pero este punto radical (20º 17’ Leo) puede, desde luego, subir hasta Marte, formando Ascendente radical conjunción Marte. En el sistema simbólico moveremos siempre los cuerpos en el sentido del zodíaco. Por tanto, en el primero, como hemos visto, la Luna llega a la oposición de Marte, y en el último Marte avanza, por movimiento ficticio, hasta la oposición con la Luna. Quizás tales distinciones son en realidad arbitrarias, pero es más fácil tener un método claro y ceñirse a él en la práctica.



Caso nº 2

     Esta es la carta natal de un muchacho, nacido en Sheffield, a las 1.15 p.m. del 17 de febrero de 1911.

     Murió el 18 de marzo de 1926, a 1.30 a.m., de septicemia, ocasionada por haber pinchado un forúnculo con la punta sucia de un compás. Él había tenido sarampión poco antes de la Navidad anterior.

     Examinando este caso por la medida de Un-Grado, pero dejando de lado el método de la ascensión recta, ya que no es simbólico y ha sido explicado principalmente como contraste y por su valor intrínseco, hallamos que el arco para la muerte es de 15º 5’.
   
     De Marte a Urano hay 15º 3’ y resulta una dirección cercana y característica, sin ecuación [de Naibod (N. del T)]

     La cuadratura del ascendente a Saturno es otra medida cercana. Puede parecer extraño mover el ascendente, incluso simbólicamente, a la misma velocidad que los otros puntos, ya que estamos acostumbrados a considerar su movimiento en ascensión oblicua, pero tales direcciones son de gran valor, aunque la progresión en ascensión oblicua es también importante, como es bien sabido.

     Se puede observar que en este caso el Sol estaba cerca del trígono con Júpiter, Neptuno, y el ascendente radical, de la conjunción con Venus y del sextil con Marte. Esto ilustra el carácter insatisfactorio del gran trígono. Obsérvese también la cuadratura de Saturno a la octava cúspide, y Nodo sur de la Luna con Júpiter en Escorpio.

     Es un cuestión de inconveniencia práctica que parezca difícil decidir si es la mejor la medida de un-grado o la de 59’ 8”. He sugerido una posible explicación del problema en la Introducción a esta obra, pero en la práctica encuentro que los acontecimientos tienden a seguir la medida más rápida de un-grado y preceder a la más lenta medida de Naibod, de manera que caen entre los dos puntos del tiempo, como entre paréntesis. Pero los estudiantes experimentados comprenderán muy bien lo difícil que es llegar a un acuerdo en una cuestión como ésta. Una dirección potente puede extender sus efectos a lo largo de un periodo considerable, y el momento exacto de incidencia dependerá principalmente de los tránsitos y de la luna en secundarias, los cuales, aunque necesariamente omitidos aquí, son muy valiosos como índices del momento en que una más poderosa pero menos definida influencia surtirá efecto. Por ejemplo, en el caso nº 1, la oposición progresada Luna Urano era exacta en el día del infortunio.

     Habiendo dicho éste mucho acerca del sistema de un-grado y sus afines, que yo considero como la base de la astrología simbólica, puedo pasar a dos métodos explicados por Mr. W. Frankland en sus libros anteriormente mencionados.

     La edad a lo largo del zodiaco es un método por el cual podemos suponer que un punto imaginario se desplaza a lo largo de la eclíptica desde 0º Aries, a razón de 1º por año, formando aspectos.

     El Punto de la Vida es un punto imaginario que, partiendo de 0º Aries en todos los casos, se desplaza a través del zodíaco a razón de un signo cada siete años, ó 4 2/7 º por año, formando aspectos con las posiciones radicales.

     Mi experiencia de este método es que es valioso y merece la atención de todos los estudiantes, aunque su influencia puede ser de un carácter difuso, indicando la predisposición general de un periodo más bien que acontecimientos especiales. Parece debilitar poderosamente las direcciones en curso, impregnándolas, según esté, de modo que incluso influencias técnicamente maléficas pueden producir algo bueno. En un caso por mí conocido un estudiante relataba el mejor año que había tenido nunca, aunque el Sol había pasado sucesivamente las oposiciones de ambos maléficos; había trabajado muy duro y afrontado riesgos, pero, aparentemente porque el Punto estaba realizando buenos aspectos por entonces, había logrado considerable éxito y beneficio.

     En su segundo libro, Nuevas medidas en astrología, Mr. Frankland plantea, entre otras cosas, una medida uniforme de 4/7 º por año.


LA  MEDIDA  NARÓNICA

      Refiriéndose a esta proporción de 4/7 en el British Journal of Astrology de abril de 1929, Sepharial dice que esta medida debe estar basada en el Naros o periodo narónico, de 600 años. Un seiscientosavo de 360º es 3/5 º, y esto, desde luego, queda muy cerca de 4/7 º,  siendo 21/35 º el uno y 20/35 º el otro.

     Sepharial escribe de esta progresión que es “útil en la determinación de periodos de depresión y expansión en cualquier vida dentro de la cual las direcciones astronómicas formadas por el avance planetario en los sistemas más estrechamente matemáticos  encuentran de nuevo significado adicional cuando las dos series de indicaciones concuerdan.”

     Una consulta a los ocho casos ofrecidos en esta obra, teniendo en cuenta la medida narónica, parece confirmar su gran valor.

     Encontramos, por ejemplo:

Caso Nº
1. Urano cuad. Luna, Asc. cuad. Neptuno (ambos [aspectos] bastante amplios [de orbe] )
2. Venus cuad. Urano, Urano conj. Mercurio, Luna cuad. Urano.
3. Urano op. cusp. 8, Saturno cuad. Sol.
4. Sol cuad. Marte.
5. Júpiter cuad. Luna, Mercurio cuad. Júpiter, Urano quincucio Sol.
6. Neptuno cuad. Mercurio, Mercurio quincucio Urano.
7. Neptuno op. Urano, Júpiter cuad. Marte.
8. Júpiter cuad. Mercurio, Marte conj. Sol, Luna cuad. Urano.
     En mi modesta opinión, esta proporción (o la alternativa de 4/7 ) es del máximo valor y una brillante contribución a la ciencia astrológica.

       Como con todas las medidas lentas, algún orbe de tiempo debe ser permitido. Casi todas las direcciones anteriores son exactas en torno a un grado o menos, y, en esta proporción, un grado equivale aproximadamente a veinte meses. Pienso que a las direcciones más importantes calculadas por esta medida se les debe asignar alguna influencia por lo menos durante un año y medio antes y después, respondiendo, por supuesto, a la excitación durante ese periodo por otras medidas más rápidas que actúan de modo semejante.

     A menudo dan comienzo a una nueva época en la vida, con un carácter específico según su naturaleza, iniciándose tal época alrededor de la exactitud, y durando a partir de entonces por uno o dos años. 

     La elección entre las proporciones de 3/5 y 4/7 se debe dejar en manos del mundo astrológico, el cual todavía no ha tenido tiempo de probarlas.

     Es interesante contrastar los métodos de Mr. Frankland con los recomendados en este libro.

     Aunque él aplica la medida de 4/7 º a todos los cuerpos, las medidas de un-grado y la de 4 2/7º las aplica solamente al 0º Aries.

     Pero aquí recomendamos el uso de estas dos medidas, como también de otras, en relación con el Sol, la Luna, los planetas y los ángulos, mientras que, al mismo tiempo, no pretendemos disminuir el valor de 0º Aries, el cual es, por supuesto, el análogo zodiacal del ascendente mundano.     

     De hecho, es probable que 0º Aries pueda ser utilizado para todos los propósitos prácticos como una especie de ascendente zodiacal, y ser progresado de manera similar; tampoco es improbable que, por lo mismo,  0º Capricornio pueda funcionar como un análogo zodiacal del Mediocielo. Quienes se tomen el trabajo de llevar esta idea más lejos, pueden aplicar todas las proporciones aquí explicadas a esos puntos, y es probable que aparezcan resultados satisfactorios.


               LA   MEDIDA   DUODENARIA

     Ésta no ha sido, que yo sepa, divulgada antes de la publicación de El zodíaco y el alma; desde entonces ha sido utilizada experimentalmente por algunos estudiantes capacitados con excelentes resultados.

     Mientras consideraba los méritos respectivos de las medidas de Un-Grado y 59’ 8”, se me ocurrió que, puesto que el círculo zodiacal se divide primeramente en doce partes, a saber, los signos, una subdivisión de los signos en doce partes, de 2½º cada una, debería ser de utilidad en direcciones. Es, desde luego, bien conocido por los estudiantes que tal unidad es usada por los hindúes, bajo el nombre de dwadeshamsa, o duodécimo, y no es de ningún modo improbable que haya sido empleada en el Este como unidad direccional, aunque no tengo información sobre esto.

     Comoquiera que sea, encuentro que una progresión uniforme de todos los cuerpos a razón de 2½º por año brinda excelentes resultados.

      Llamo a este sistema el Duodenario [the Duodenary], prefiriendo el término español [inglés], de origen latino, al hindú.

     Por supuesto, su uso se explica casi por sí solo. Para hallar el arco para una edad, multiplicar esta edad por 5 y dividir entre 2. Para convertir un arco en edad, multiplicarlo por 2 y dividirlo entre 5.

     Por ejemplo, en 14 años asumiremos que los cuerpos se habrán movido 35º [14 x 5 = 70, / 2 = 35]. Si hay un arco de dirección de 66º, entonces éste será convertido en 26 2/5 años [66 x 2 = 132, /5 = 26 2/5].

     Podemos examinar nuestros dos primeros casos a la luz de esta medida.

     En el caso nº 1 tenemos los siguientes arcos, obtenidos tomando la distancia que el primer cuerpo necesita recorrer para alcanzar al segundo, y multiplicando ésta por 2 y dividiendo por 5.

     De este modo, la distancia de Marte a la cuadratura con el Sol es de 79º 13’. Dos veces ésta es 158º 26’, y un quinto de ésta es 31º 41’, que es claramente próxima al acontecimiento.

     Del mismo modo, tomamos Júpiter conjunción Neptuno, 31º 54’; M.C. cuadratura Urano, 32º 40’; Mercurio conjunción Saturno, 32º 52’; arco promedio = 32º 17’.

     En el caso nº 2 la cerrada cuadratura natal de la Luna y Neptuno avanza al encuentro de aspectos tensos con el Sol, porque el arco de 15º 5’ multiplicado por 5 da 72º 25’, que al dividirlo entre 2 es 37º 42’, trayendo a Neptuno a 26º 55’ de Leo y a la Luna a 25º 41’ de Escorpio. De manera semejante, el M.C. se desplaza hacia la cuadratura de Neptuno y la oposición de la Luna, y Marte llega al quincucio de Neptuno.

     Aconsejamos a aquellos que cuestionan el valor de la medida duodenaria que prueben con unas pocas cartas, calculando direcciones con ella para algunos acontecimientos bien definidos.

     Con objeto de hacer esto, recientemente elegí, de una colección de cartas que había hecho con un propósito totalmente distinto, las doce primeras entre quienes habían muerto y cuyo año de muerte podía consultarse. Entonces busqué las direcciones cercanas a estas fechas.

     El resultado de una rápida investigación fue el siguiente: 

WOLSELEY, Luna conj. Marte exacta.
RHODES, Neptuno conj. Sol, Sol y Luna op. Urano, Marte cuad. Sol, Saturno cuad. Luna, Urano op. Neptuno.
BLAKE, W., Sol op. Júpiter exacta, Júpiter op. Mercurio.
EDWARD VII, Luna conj. Urano, Sol cuad. Neptuno, Saturno op. regente.
CARROLL, Sol op. Neptuno, Neptuno op. Mercurio, regente op. Urano, Saturno conj. regente.
JAMES II, Neptuno op. Sol cuad. Luna, Marte op. asc. rad.
KANT, Sol conj. Neptuno, Neptuno cuad. Luna.
CRABBE, G., Sol op. Saturno exacta.
CHAMBERLAIN, Sol conj. Neptuno, Saturno conj. Luna.
GOULD, JAY, Sol conj. Saturno, Júpiter op. Sol, Urano cuad. Luna.
BROUGHAM, Sol op. Saturno.
DICKENS, Sol quincucio Neptuno. Regente de 8ª en 8ª en mal aspecto con Luna, Venus, y Neptuno.

     Entre éstos, el último es el único en el que no se aprecian indicaciones de grave peligro. Quizás, si el ascendente fuera conocido con exactitud y certeza, podríamos encontrar a Neptuno en una oposición más cerrada que 5º. Es notable que este planeta esté tan a menudo en aflicción; Creo que está íntimamente conectado con la muerte a través de su relación con la casa 12, la casa de la disolución y el abandono. Cuando está afligido, podemos esperar que este proceso sea acelerado por preocupaciones y una tendencia al exceso de susceptibilidad y carencia de “fibra” en la constitución física y psíquica.


LA MEDIDA SUB-DUODENARIA

     Es un maravilloso ejemplo de simbolismo cósmico que una medida, que he nombrado más arriba, pueda estar basada también en un doceavo de la doceava parte de un signo, es decir, sobre un incremento anual de 12’ 30”.

     Esta minuciosa medida es de gran valor para rectificación.

     Tiene otra peculiaridad muy importante. Es tan lenta que el equivalente de un tiempo de vida de 72 años es solamente 15º. De ahí se sigue que casi todas las direcciones formadas por ella son la culminación de aspectos ya dentro de orbe en el nacimiento. Éste es ciertamente el caso para, al menos, los primeros cuarenta años de vida, exceptuando en todo caso los aspectos menores con orbes pequeños. Por eso es, quizás, la medida ideal para pronosticar cuando un aspecto radical será sentido con mayor claridad. Se sabe que muchos de éstos funcionan fuertemente por muchos años, y de pronto parecen desvanecerse y no ser de gran efectividad, ni siquiera bajo el estímulo de la luna en secundarias ni de los tránsitos. Las sub-duodenarias parecen cubrir, como mucho, entre seis y diez años de vida. Aunque, como la mayoría de las direcciones simbólicas, normalmente los efectos tienden a acercarse a la fecha exacta, en el caso de esta medida pueden extenderse por ambos lados durante tres, cuatro o cinco años, actuando como fondo general.

     Naturalmente, rara vez es muy grande el número de direcciones que se pueden formar, ya que el avance es tan lento. Cuando dos contactos se siguen uno a otro en relativamente poco tiempo (como, por ejemplo, en mi propia carta, Mercurio haciendo conjunción al Sol y después trígono a Urano) la segunda dirección tiende a acumular el total, de modo que realmente obtenemos una estimulación (en el caso citado) del trígono radical Sol-Urano por Mercurio progresado.

     En cuanto a nuestros casos, el nº 1 no parece mostrar ninguna indicación por esta medida. El nº 2 tiene un arco de 3º 7’, el cual trae el ascendente hasta Neptuno. Los casos que se dan más adelante en esta obra son también dignos de estudio, pero el lector debe recordar que, con una medida tan lenta, es raro encontrar no ya varias direcciones bastante próximas, sino tan siquiera una que sea casi exacta. Por esta medida, incluso medio grado equivale a unos dos años y cinco meses, lo cual es un margen de tiempo extenso, aunque no imposible.

     El arco sub-duodenario es siempre exactamente un doceavo del duodenario, por lo que puede deducirse inmediatamente de él.

     Un caso interesante es el del rey Jorge V, cuya reciente enfermedad  ocurrida a la edad de aproximadamente 63 años y 6 meses, representa 13º 14’. Añadido ese arco al Sol radical éste queda en oposición exacta a Júpiter radical, regente de la casa 12. El mismo añadido deja a Marte en cuadratura con Mercurio y la cúspide de la casa 8.
     Esto demuestra que las sub-duodenarias, además de producir una predisposición general durante algunos años, son frecuentemente acompañadas por un acontecimiento especial que ocurre cerca de la exactitud.

     La siguiente tabla muestra el número de años y de décimas de año que se corresponden con cada grado, según esta medida.

Grados de arco.   Edad correspondiente.

           1.................4,8
           2.................9,6
           3................14,4
           4................19,2
           5................24,0
           6................28,8
           7................33,6
           8................38,4
           9................43,2
          10................48,0
          11................52,8
          12................57,6
          13................62,4
          14................67,2
          15................72,0

Cada minuto de longitud tiene un valor de 0,08 años, y cada 5’ de 0,4 años, ó 146 días.

     Esta medida puede aplicarse al Punto de la Vida –0º Aries– con excelente resultado. Así era con Neptuno en la natividad del rey Jorge y el estallido de la guerra, pasando, afortunadamente, al sextil del Sol. En la natividad de Guillermo II estaba, es cierto, yendo hacia el sextil con Júpiter en el estallido de la guerra, pero ese planeta estaba débil, y desde esta dirección pasaba a la cuadratura con Mercurio, su dispositor y regente de la casa 12.


LA  MEDIDA  NOVENARIA

     Llegamos ahora a otra valiosa medida.

     La medida novenaria, como su nombre indica, está basada en una división del signo de 30º en nueve partes, de 3º 20’ cada una.

     Los estudiantes ingleses de astrología hindú son conscientes del valor del navamsa o novena parte de un signo.

     Esta medida es, por supuesto, más rápida que la duodenaria, y es, quizás, menos importante; aun así, es de un valor considerable.

     Aplicándola a los casos 1 y 2 obtenemos los siguientes resultados:

CASO  Nº 1

     32º 21’ debe ser multiplicado por 3 1/3, ó 10 entre 3, para cambiarlo desde la medida de 1º a la novenaria. Esto da 107º 50’. Esto significa que cada cuerpo se mueve hasta la cuadratura de su lugar radical más 17º 50’.
     Entonces Urano se encuentra en 15º 11’ de Acuario, en conjunción con la Luna.
     El ascendente se mueve hasta 8º 7’ de Sagitario, quedando en oposición con Neptuno.
     Indicaciones muy impresionantes, incluso dejando a un lado las proporcionadas por otras medidas.

CASO  Nº  2

     15º 5’ multiplicado por 10 entre 3 es 50º 20’.
     Añadido al Sol, este cuerpo queda a 18º 6’ de Aries, en oposición a la Luna y cuadratura a Neptuno.
Añadido ese arco a Urano, éste es llevado a 17º 27’ de Piscis, conjunción con Venus.
     El M.C. llega hasta Saturno.
    La Luna alcanza la conjunción con Antares, la perniciosa estrella en la constelación de Escorpio.


LA  MEDIDA  SEPTENARIA

     La cuarta medida que mencionaremos es la septenaria, basada, como su nombre indica, en una división del signo en siete partes, o unidades de 4 2/7 º cada una. Esta es la medida del Punto de la Vida, pero yo la aplico no sólo al primer punto de Aries, sino a todos los factores horoscópicos, y tengo pocas dudas sobre su validez, aunque, siendo más rápida que las otras, puede ser menos importante.

     Aplicando ésta al caso nº 1 tenemos al Sol en cuadratura al Ascendente y a la Luna en conjunción con el Sol –ambas direcciones típicas de grandes cambios, mientras Neptuno y Venus llegan hasta Urano. En el caso nº 2, el Sol alcanza la conjunción con Saturno, regente de la casa 8.

      Estos resultados deben considerarse satisfactorios, y aunque no siempre podemos encontrarlos, con todo las cuatro medidas constituyen una red por medio de la cual ¡pocos acontecimientos tendrán lugar sin la autorización de una dirección apropiada! Por otra parte, no suministran tal muchedumbre de direcciones como para conducir a la previsible conclusión de que siempre habrá una o más para cada acontecimiento posible –una crítica que se ha hecho (pienso que injustificadamente) contra algunos sistemas.

     Los que encuentran excesivo aplicar las cuatro medidas a todos los elementos de la carta aconsejan usar solamente los significadores tradicionales, el Sol, la Luna y los ángulos. Éstos bastarán para todos los acontecimientos importantes, pero si se necesita la fecha exacta de cumplimiento, entonces habrá que usar lunaciones, tránsitos y progresiones secundarias de la luna.

     Nuestro siguiente tema de investigación es un sistema que se sostiene por sí mismo, y es, quizás, incluso más simbólico en su concepto que los que acabamos de considerar.


EL  MÉTODO  FRACCIONARIO

     El sistema fraccionario, expuesto por primera vez en el Zodíaco y el Alma, es un desarrollo del conocido método de Un-Grado, o, alternativamente, del sistema Radix.
     Este método se me ocurrió mientras examinaba la natividad del general Charles Gordon. Murió bajo un arco de 52º y esto es exactamente el doble de la distancia entre su Marte y su Luna.

     Me parecía posible que, como la distancia entre dos cuerpos cualesquiera en la natividad representa su relación mutua primaria, o básica, en tanto que específica, podría tratarse aquí de relaciones secundarias, expresadas en tiempo, que podrían derivarse de ese arco primario. En otras palabras, si la medida primaria es 1º por año, ¿no podría haber aquí medidas subordinadas correspondientes a las principales fracciones de 1º?

     Aquí, en el caso de Gordon, una medida de ½ º pone a la Luna y Marte en relación. ¿Era esto casual o significativo de una ley simple, pero valiosa?

     En la obra anteriormente mencionada se dan numerosos casos que parecen apuntar hacia la última conclusión, y un riguroso examen de mi propia vida, a la luz de esta idea, la prueba satisfactoria.

     Está claro que este sistema es fácilmente ridiculizable. Uno puede, por supuesto, calcular innumerables arcos de dirección, por constante subdivisión del arco básico, o por constante multiplicación si es pequeño. ¿Pero es ésta una objeción válida? ¿Acaso no están los planetas en interacción constante?

     Sean cuales fueren los fundamentos teóricos de este asunto, creo que podemos calcular eficazmente arcos subordinados para producirse, en promedio, cada alrededor de cinco años, y éstos darán resultados evidentes con tal que el nativo viva lo que podríamos calificar de una vida “viva”. Esto significará que un arco básico de 80º puede ser dividido en 1/2, 1/4, 1/8, 3/8, 5/8, 3/4, y 7/8 de arco, junto con los sub-arcos adicionales de 1/16, haciendo 15 en total, más el arco básico. Si el arco básico es mucho menor, entonces las divisiones de 1/16 pueden omitirse, quedándonos con 7, más el arco básico. Si el arco básico es muy pequeño, entonces tendremos que tomar sub-arcos de 1¼, 1½, 1¾, 2, y así sucesivamente. Los sub-arcos que se produzcan en la vida con más frecuencia tendrán probablemente menos importancia. 

     Al examinar este método es necesario tener en cuenta la frecuencia con la que es posible calcularlos, y, a menos que sea posible encontrar arcos apropiados para los acontecimientos con una mínima desviación en la fecha, se debe considerar todo el método como ilusorio. Pero mi experiencia es que, de hecho, pueden encontrarse tales arcos muy cercanos, y mientras casi cualquier sistema producirá algún tipo de dirección para los acontecimientos de la vida, dentro del margen de un año o así, o, a la inversa, algún tipo de acontecimiento para cualquier dirección, es dudoso que puedan encontrarse direcciones verdaderamente adecuadas en torno a una semana o así de los acontecimientos, a menos que el método empleado sea válido.

     Los investigadores deberían ser realmente muy estrictos sometiendo a prueba ideas nuevas de esta clase, y sería bueno atenerse al criterio de que una clara excepción destruye la regla, por muchos casos que puedan aducirse para sostenerla. No quiero decir con esto que un sistema deba exigir que se encuentre una dirección para cada acontecimiento, aunque idealmente podamos pedirlo, sino que un sistema que produzca una sola dirección para la cual no haya un acontecimiento correspondiente en la vida como sería de esperar según lo señalado, debe ser incorrecto, a menos que se pueda encontrar una buena y suficiente razón para el fracaso, como, por ejemplo, la presencia de adecuados factores neutralizantes. Estoy algo indeciso acerca de la admisibilidad incluso de esta excusa, porque la experiencia más bien indica que las direcciones coincidentes de naturaleza contraria no se interfieren tanto, sino que actúan en diferentes canales.  

     Aquellos que aspiran a usar la astrología direccional probablemente convendrán en que direcciones poco fidedignas son peores que ninguna en absoluto.

     El cálculo de sub-arcos en este sistema es extremadamente simple.

     Por ejemplo, en mi carta el arco básico Sol-Marte es 18º 37’. Podemos entonces seguir:

   Arco básico Sol-Marte........  18º 37’
              ½ de arco ........   9º 18’
              ¼ de arco ........   4º 39’

     Como el último de éstos es menor de 5º no debemos ir más allá, pero a partir de ellos podemos obtener:

             ¾ de arco ........  13º 57’
            1¼ de arco ........  23º 16’
            1½ de arco ........  27º 55’
            1¾ de arco ........  32º 34’
            2  de arco ........  37º 14’    

     Todas éstas fueron épocas de Marte en mi vida, aunque, por supuesto, de ningún modo las únicas, porque el planeta puede también relacionarse de la misma manera con los ángulos, la Luna y los otros planetas. Hay, sin embargo, mucha verdad en la tradicional limitación de las direcciones a aquellas que involucran uno de los cuatro significadores, Sol, Luna, M.C., y ascendente, a los que algunos añaden la Parte de la Fortuna. Las direcciones interplanetarias tienen ciertamente menos valor en la mayoría de los sistemas.

     Con respecto a los orbes, la mayor parte de estas influencias duraron dos o tres meses, con una propensión a actuar especialmente bajo otras influencias subordinadas, tales como tránsitos y la luna en secundarias. Aparte de éstas, las fraccionarias actúan como una especie de difusa corriente subterránea, claramente perceptible para el estudiante atento, especialmente si es introspectivo; pero no siempre productivas, por sí solas, de acontecimientos definidos.

     Con respecto al carácter de estas influencias, depende de (a) la naturaleza esencial de los cuerpos, y (b) su fuerza radical. Por ejemplo, Marte-Saturno siempre es malo, aunque menos si están fuertes en la natividad. Una interacción tal como Sol-Marte es energizante, impulsiva, estimulante, pero no necesariamente mala.

     Yo mismo no calculo fraccionarias de un cuerpo a un lugar de aspecto, sino sólo de un cuerpo a otro, con excepción de una oposición cerrada, donde el arco básico se tomaría desde un cuerpo al punto de oposición de otro.

     Está por ver si finalmente puede encontrarse que una fracción tiene un carácter diferente de otra, y así como nuestros aspectos tradicionales están basados en la mitad, el tercio, y el quinto del círculo, puede encontrarse que, además de la mitad del arco básico y sus derivados, podemos tomar también el tercio y sus derivados, e incluso el quinto.

     Volviendo a nuestros dos casos, debemos recordar que el arco para el primero era 32º 21’.
     En tal caso, podemos, sin muchos riesgos, mirar a Saturno y Marte, tan constantemente implicados en casos de desgracia física grave. Están separados por 57º 41’; 9/16 es 32º 26’ –muy cerca en tiempo y apropiado en naturaleza. El Sol y Marte están a 10º 47’; multiplicado por 3, tenemos 32º 21’. De Neptuno al Sol hay 25º 54’, y 1¼ de esto es 32º 22’. Nótese que estos arcos están todos dentro de alrededor de tres semanas de la fecha exacta: tal precisión apenas puede ser casual. Un cuarto arco característico es ascendente a Saturno, 21º 37’; 1½ es 32º 25’. Saturno en Virgo es bastante adecuado para un accidente por maquinaria. Obsérvese que estas medidas no están equiparadas.

     En el caso nº 2 vimos que Marte-Urano quedaba muy cerca del arco básico. De Urano al Sol hay 30º 39’ y la mitad es 15º 20’, que está cerca.

      En este punto, podemos aportar dos casos más de accidentes para ilustrar el método fraccionario, aunque pueden también ser examinados por quien lo desee a la luz de otros procedimientos.


CASO  Nº  TRES

     El nativo del siguiente horóscopo era un joven que se mató en un coche, durante una tormenta de viento, cerca de su decimoséptimo cumpleaños. Fecha de nacimiento, 11 de mayo de 1903, 8 p.m., 39º 45’ N., 105º W.
     Como el arco básico para la muerte es (aproximadamente) 17º 0’, que no es una cifra grande, no lo subdividiremos más que por 2, obteniendo por consiguiente múltiplos de ½ arco, de 8º 30’. 
Por tanto, 1 = 17º, 1½ = 25º 30’, 2 = 34º 0’, 2½ = 42º 30’, 3 = 51º 0’, 3½ = 59º 30’, 4 = 68º 0’, y 5 = 85º 0’. Buscando en la carta distancias próximas a éstas, hallamos:

    Sol a op. Urano........... 34º 40’
    Sol a Neptuno ............ 41º 40’
    Marte a Luna ............. 59º 21’
    Neptuno a Marte .......... 85º 37’



Caso nº 3

     Todos éstos están cercanos. Podemos ver hasta dónde se acercan convirtiéndolos conforme a la aplicación de la fracción apropiada.

     Por tanto:
   34º 40’ dividido entre 2 igual 17º 20’
   41º 40’      “         2½  “   16º 40’
   59º 21’      “         3½  “   16º 57’
   85º 37’      “         5   “   17º 07’


     Para obtener el arco medio de estos cuatro sólo necesitamos sumarlos y dividir por 4. El resultado es 17º 01’, el cual está lo bastante cerca del desafortunado decimoséptimo cumpleaños del chico como para satisfacer al crítico más exigente.


CASO  Nº  CUATRO


Caso nº 4

     Este nativo murió atropellado por un automóvil a la edad de 9 años y casi 5 meses. Nació el 24 de julio de 1911, 2 p.m., 44º 20’ N., 95º 45’ W.; Sexo, varón. Murió el 18 de diciembre de 1920. El arco para la muerte es, pues, 9º 24’.

     Las indicaciones radicales son aquí más severas que en el caso precedente, porque el Sol está en aflicción con Marte, Júpiter, Urano y Neptuno, y el ascendente está sitiado por las oposiciones de los maléficos, estando solamente la Luna y Mercurio moderadamente bien situados.

     Las aflicciones fraccionarias son aquí típicas y cercanas en el tiempo. Marte-Mercurio, 1/8, es 9º 24’, Neptuno-Sol, 1, es 9º 06’, Marte-Sol, 1/9, es 9º 25’, y Mercurio-Sol, 1, 9º 36’. La media de estos cuatro es casi exacta para la fecha.

     En ninguno de estos casos me he referido a los ángulos, porque la hora de nacimiento no está registrada con suficiente exactitud.


Otros textos de Carter sobre direcciones simbólicas:

La predicción del matrimonio
La predicción de la muerte
 
Programa para calcular direcciones simbólicas:
Direcciones simbólicas de clave armónica


© 2007, Julián García Vara, por la traducción.