miércoles, 12 de febrero de 2014

Siempre puedes pensar que fue el tren el que se arrojó a ti



El 2 de enero de 1950 hacia las 7 de la mañana GMT se formó en el cielo una singular configuración de encantadora simetría entre seis planetas: Plutón, Neptuno, Urano, Marte, Venus y la Luna. El eje de simetría estaba conformado por una oposición entre Venus, a 17º de Acuario y Plutón a 17º de Leo. Neptuno en 17º de Libra y la Luna en 17º de Géminis cerraban con Venus un Gran Trígono, al tiempo que se enlazaban por sextiles con Plutón. Es el patrón conocido como Gran Cometa Cósmica, porque el trazado de las líneas que representan los aspectos entre esos cuatro planetas recuerda la figura de una cometa. Urano, en 2º de Cáncer, y Marte, en 2º de Libra, formaban una cuadratura cuyos puntos medios estaban ocupados por Plutón y por Venus. La conexión a través de puntos medios constituye un vínculo importante entre Urano/Marte y Plutón/Venus, pero, además, también están enlazados por aspectos. Plutón se une a Urano y a Marte por semicuadraturas y Venus lo hace por sesquicuadraturas. El trazado de las líneas de aspecto entre estos cuatro planetas también recuerda vivamente la figura de una cometa, aunque algo más estilizada. Tenemos, pues, dos cometas que comparten eje, cabeza y cola y sólo se diferencian en la longitud de las alas; o una supercometa doble de cuatro alas.


En teoría, la Gran Cometa Cósmica es una configuración muy favorable, ya que contiene cinco aspectos considerados benéficos rodeando a una oposición única, la cual, aun siendo un aspecto tenso, se entiende que dinamiza la estructura y le aporta la energía necesaria para entrar en actividad y producir todo el beneficio que promete. Sin embargo, la otra cometa que hemos observado, la que se forma entre Plutón/Venus/Urano/Marte, a la que podemos denominar "la Cometa Menor", está formada íntegramente por aspectos tensos: una oposición, una cuadratura, dos semicuadraturas y dos sesquicuadraturas. En esto se asemeja más a la Gran Cruz Cósmica, que también enlaza cuatro planetas unidos todos entre sí por aspectos tensos (cuatro cuadraturas y dos oposiciones). Sin embargo, a diferencia de la Gran Cruz Cósmica, las cometas -mayores o menores- son figuras desequilibradas, en el sentido de que hay un planeta que soporta todo el peso de la estructura. En efecto, si aplicamos una suma de vectores a los cuatro planetas que conforman cualquiera de las dos cometas de nuestro caso, el vector-suma resultante apuntará en dirección a Plutón. En el punto opuesto, Venus es el único contrapeso, lo que lo convierte en un planeta crucial para dar cierta estabilidad al conjunto.


Las dos cometas ensambladas de la forma descrita conforman, de hecho, una nueva estructura de Cometa Doble, con una carga dinámica muy superior a la de la Gran Cometa Cósmica simple. Ahora no tenemos solamente un "aspecto dinamizador", sino nada menos que seis. La tensión a la que se debe encontrar una salida es mucho mayor, aunque también son abundantes los recursos para gestionarla (los aspectos "fluidos").

Es extraordinario encontrar en una carta real este juego de configuraciones de alta precisión geométrica. No tengo noticias de ninguna persona nacida exactamente a las 7 de la mañana GMT del 2 de enero de 1950 (o muy cerca de esa hora), pero rastreando por la red de internet he localizado unas cuantas que nacieron ese día, aunque no se indica la hora de nacimiento. De todas formas, la configuración de Cometa Doble se mantuvo dentro de orbe durante toda la primera mitad del día y la de Cometa Menor durante el día entero. Por tanto, con la única duda de la Luna, todos los aspectos entre los cinco planetas restantes, están vigentes todo el día.

Las primeras personas que he encontrado nacidas el 2 de enero de 1950 son las siguientes:

Martine Dreyfus, escritora.
Miguel López Salas, pintor.
José Miguel Román Francés, pintor.
Paula Sinos Montoya, poeta
Ennio Augusto Vivaldi Véjar, médico, neurólogo, cirujano.
Gilbert Williams, pintor.

Enseguida llama la atención la presencia de tres pintores en esta pequeña lista, algo que confirma la importancia que el planeta Venus tiene como contrapeso de toda la configuración. Parece como si toda la tensión originada por la Cometa Menor encontrara una salida a través de una transfiguración estética o artística (esto se aplica también a las escritoras Martine Dreyfus y Paula Sinos). Sin embargo, esta estrategia puede fracasar. Para Paula Sinos, que terminó su vida dejándose arrollar por un tren, se convirtió en un callejón sin salida. Parece que en el caso de Paula Sinos Plutón le ganó la batalla a Venus. No olvidemos que el peso de la configuración recae realmente sobre Plutón.

El principal aliado de Venus es Neptuno; para los nacidos en la primera mitad del día, Venus cuenta también con la complicidad de la Luna. El grupo Venus/Neptuno/Luna que conforma un Gran Trígono de aire es extremadamente delicado, sensible, hermoso, soñador, aterciopelado, vulnerable, frágil, un tanto sensual y un tanto místico, insuperablemente femenino. El trígono Venus-Neptuno se ve con total transparencia en las pinturas de Gilbert Williams: escenas oníricas de vetustos templos flotando entre nubes, figuras femeninas aladas de cuerpos translúcidos, criaturas fabulosas policromadas en tonos azules y violetas, paisajes de ensueño donde nada turba la apacible e inusitada belleza de parajes imposibles. También se aprecia en los floridos paisajes de José Miguel Román Francés, en sus delicadas figuras femeninas, siempre hermosas e insinuantes, en sus solitarios jardines y en sus campos de amapolas. Sin duda, Paula Sinos también buscó refugio en los mundos de ensueño. Como nos dice Eliseo González:
"Paula Sinos (...) vivió toda su vida en una jaula de cristal. A través de esa vitrina a la cual la confinara una temprana esquizofrenia, Paula Sinos no tardó en averiguar que el mundo padecía una grave enfermedad. Durante muchos años trató de analizarla y conocerla presintiendo que el fracaso de su empresa acabaría llamándose Contagio o la imposibilidad de una ilusión. Tal es el título que absorbe el centenar de sus poemas." [Eliseo González, Galería de suicidas, p. 43]

Pero las burbujas de la ilusión se quebraron y lo que ella entendía que era la más cruda y áspera realidad se le presentó de frente y no encontró ya otra forma de huida que dejarse aplastar por ella, en forma de rugiente máquina de tren.
Siempre puedes pensar que fue el tren el que se arrojó a ti
 (Paula Sinos, Estorbo, en Contagio o la imposibilidad de una ilusión)

Su poema "El peso del tesoro", dirigido contra los poetas, podría igualmente aplicarse a los pintores mencionados más arriba, forjadores de imágenes idílicas.
Nunca debí escucharos, fantasmas que alojasteis en mi pecho esta absurda pasión por las palabras.
¿Acaso vuestro arte os liberó de algún tormento, os procuró más dicha?
No fuisteis sino necios mendigos de sueños, fanáticos avaros de ilusiones, mezquinos saqueadores de esperanzas.
Nunca debí escucharos, oh amados maestros que enterrasteis en mi alma la fe de vuestro ingenuo botín.
Nunca debí escucharos, nunca debí seguiros.
La realidad ahora me conoce.

La oposición de Venus con Plutón, que forma la espina dorsal de la Doble Cometa, enfrenta a dos grupos de planetas marcadamente diferentes. De un lado, Plutón/Marte/Urano, conectados entre sí por aspectos tensos, nos dice que el mundo está presidido por la lucha, el conflicto, la rebelión y la muerte. De otro lado, Venus/Neptuno/Luna sólo anhela la paz, la serenidad, la concordía, la belleza y la vida entre algodones, sin roces ni asperezas. Para escapar de la hostilidad del mundo plutoniano y sus rudos aliados se recurre a las artes del mundo venusino y sus refinados amigos. Pero esta artimaña es presentida y desenmascarada por Paula cuando escribe "¿Acaso vuestro arte os liberó de algún tormento?".

Si miramos con detenimiento las encantadoras pinturas de Gilbert Williams y Román Francés, descubriremos que en ellas no sólo hay belleza; hay también melancolía y una profunda y sobrecogedora soledad.


Román Francés, Retrato de mujer

Los retratos de Román Francés, siempre de mujeres solas, no nos confrontan casi nunca con una mirada de la modelo. Ni siquiera podemos ver sus ojos. Casi todas ellas miran hacia el suelo (hacia el reino de Plutón) o tienen la mirada desviada o perdida, o los ojos cerrados, en una actitud melancólica de desesperanza, añoranza o desánimo. En sus jardines y paisajes, recargados de flores, no se vislumbra un alma; ni humana ni animal, ni un pájaro ni una abeja. Una soledad absoluta. Un silencio mortal.


Gilbert Williams, Espíritus afines

En Gilbert Williams, aunque hay mayor variedad temática y una fantasía desbordada, también predominan los parajes solitarios y las figuras aisladas, lo que provoca a menudo una inquietante sensación de desamparo y extravío. O los inanimados rostros de piedra, de hojas o de nubes, impasibles, hieráticos e inaccesibles como esfinges.


Gilbert Williams, Caras de dioses

© 2010, Julían García Vara


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