Lo generacional son los ciclos, no los planetas
Es un lugar común en el lenguaje de la moderna astrología calificar de "generacionales" a ciertos planetas, debido a que sus posiciones varían muy poco de unas cartas astrales a otras entre los miembros de una misma generación. Y suele entenderse que el grupo de los planetas generacionales lo conforman Urano, Neptuno y Plutón. Este modo de ver las cosas, que no carece enteramente de fundamento, es, sin embargo, parcial e incompleto. No sólo porque esos planetas pierden su carácter generacional en ciertos esquemas de referencia, sino también porque hay más planetas que presentan características generacionales y nunca son mencionados a ese respecto. Entre estos últimos figura el que es objeto de este artículo, es decir, Mercurio, el más rápido de todos los planetas propiamente dichos, a quien nadie osaría nunca incluir entre los generacionales, debido precisamente a eso.
Así pues, se hace necesaria una revisión del concepto. Para hallar la clave que ponga las cosas en su justo lugar primero tendremos que detenernos algo más en la exposición de las objeciones mencionadas.
Cuando decimos de ciertos planetas que son lentos o que son rápidos hablamos como si se tratara de una propiedad intrínseca de los mismos y tendemos a olvidar que todo movimiento exige un punto de referencia.
¿En qué sentido es Plutón un planeta lento? En el sentido de que avanza apenas un par de grados por año en el zodiaco tropical. A su vez, esto significa que el ángulo entre el punto vernal y Plutón presenta ese mismo escaso margen de variación a lo largo de un año. Por lo tanto podemos decir que el ciclo Punto Vernal-Plutón se despliega de una manera lenta, o bien que es un ciclo de largo periodo.
Pero ¿qué sucede si en lugar del zodiaco tropical consideramos el zodiaco dracónico? En ese caso la velocidad de Plutón se ve incrementada en unos 20 grados por año respecto del registro anterior. Esto lo convierte en un planeta más rápido que Saturno tropical, con una velocidad próxima ya a la de Júpiter tropical, lo que haría de este Plutón un planeta de velocidad media. Podemos entonces decir que el ciclo Nodo Norte lunar-Plutón es un ciclo de periodo medio, de modo que en este esquema de referencia Plutón ya no es un planeta generacional.
¿Y qué ocurre si escogemos la esfera local como esquema de referencia? Pues que en ella Plutón no es más generacional de lo que pueda serlo la Luna, por ejemplo, ya que ambos recorren el círculo entero cada día. Podemos decir que el ciclo Horizonte Oriental Local (de un lugar dado)-Plutón es un ciclo de periodo rápido, lo que hace de Plutón un planeta casi vertiginoso.
Obviamente es contradictorio sostener que la velocidad de Plutón es al mismo tiempo lenta, media y rápida, pero no lo es adscribir cada una de esas categorías a un ciclo diferente que tenga a Plutón como uno de sus factores. Por consiguiente podemos concluir que lo generacional no son los planetas sino algunos de los ciclos en los que ellos participan.
Ahora bien, un planeta como Mercurio, que es rápido en el zodiaco tropical, aún más rápido en el zodiaco dracónico y mucho más en la esfera local, presenta, no obstante, ciertas características cuasi-generacionales relacionadas con las peculiaridades de su órbita y con sus ciclos de retrogradación. Las repercusiones más decisivas se detectan en los ciclos Punto Vernal-Mercurio heliocéntrico y Nodo Norte lunar-Mercurio geocéntrico.
Mercurio heliocéntrico. Órbita elíptica y rotación perihelial
En la astrología heliocéntrica, un ciclo de Mercurio a través del zodiaco tropical se completa empleando tiempos sustancialmente diferentes en recorrer cada uno de los distintos signos. Esto se debe a la excentricidad de la órbita de este planeta, sólo superada por la de Plutón. En la actualidad, Mercurio (heliocéntrico) efectúa su máximo acercamiento al Sol cuando se halla en el signo de Géminis tropical, siendo entonces cuando su desplazamiento zodiacal es más rápido. En el signo opuesto de Sagitario es donde se demora más. Esto ha sido así en todo el siglo XX. Como ilustración de las magnitudes alcanzadas por las mencionadas diferencias puede consultarse la siguiente tabla de tiempos de permanencia en cada signo, entre el primero de enero de 1900 y el primero de enero de 1940.
Es cierto que estrictamente hablando esto no constituye una característica propiamente generacional, puesto que no todos los miembros de una misma generación tendrán a Mercurio heliocéntrico en el mismo signo. Todo lo que puede decirse son cosas tales como que en una generación dada perteneciente al siglo XX habrá más de el doble de personas nacidas con Mercurio heliocéntrico en Sagitario que en Géminis, o que habrá (en esa misma generación) casi el doble de personas nacidas con Mercurio heliocéntrico en la segunda mitad del zodiaco que en la primera. Y esto, en tiempos de sociedades democráticas en auge, donde las mayorías tienen tanto peso, puede repercutir en decisiones que afecten a comunidades enteras.
Sin embargo, sí que hay algo que tienen en común, por ejemplo, todas las personas nacidas en el siglo XX, a saber, que todas ellas vinieron al mundo con el perihelio de Mercurio en Géminis y su afelio en Sagitario (este afelio de Mercurio tiene un valor comparable al de la Luna negra respecto de la Luna). Estos puntos no son fijos, sino que se desplazan por efecto de la llamada rotación perihelial de Mercurio hacia el este, alrededor de 5,5 segundos por año, tal como puede observarse en la imagen adjunta.
No obstante, este desplazamiento es tan lento que rebasa por arriba el concepto mismo de generación, pudiendo aplicarse tan sólo al estudio de dilatados periodos históricos.
Retrogradaciones cíclicas de Mercurio geocéntrico tropical
En la astrología geocéntrica también sucede que un ciclo de Mercurio a través del zodiaco tropical se completa empleando tiempos diferentes en recorrer los distintos signos. En parte, esto se debe a la excentricidad de la órbita de Mercurio, pero desde una óptica geocéntrica el factor decisivo son sus retrogradaciones.
A medida que Mercurio se acerca a la conjunción inferior con el Sol, además de retroceder posiciones en el zodiaco, pierde velocidad. La consecuencia es que hay zonas de la eclíptica por las cuales no solamente transita tres veces (primero hacia adelante, luego hacia atrás y después otra vez hacia adelante), sino que, además, lo hace más despacio. Esto provoca que, para un año determinado, el tiempo de permanencia de Mercurio en cada uno de los signos sea bastante desigual. Por lo general, Mercurio retrograda tres veces cada año (a veces 4), en puntos que distan entre si desde 108 a 125 grados. Esto hace que, con frecuencia, las tres retrogradaciones tengan lugar en los tres signos de un mismo elemento.
Véamos, como ejemplo, el movimiento de Mercurio geocéntrico en el zodiaco tropical durante el año 1952. La primera imagen nos muestra las idas y venidas de Mercurio por el zodiaco a lo largo de los distintos meses. En la segunda vemos el tiempo que pasó en cada uno de los signos.
Estas tres retrogradaciones forman una especie de bloque que es seguido por otro (siempre de tres) que queda rezagado unos veinte grados respecto del bloque anterior. En ese sentido puede decirse que el triciclo de retrogradaciones de Mercurio tropical es, a su vez, retrógrado él mismo. En la tabla siguiente se muestra la serie de longitudes eclípticas en las que Mercurio da comienzo a sus periodos de retrogradación. El primer valor corresponde a la primera retrogradación del año 1900 y los demás a las retrogradaciones sucesivas en su orden.
09°10' ARIES 15°16' LEO__ 06°17' SAGIT
22°06' PISCI 26°00' CANCE 20°24' ESCOR
05°28' PISCI 06°08' CANCE 04°22' ESCOR
19°10' ACUAR 16°06' GEMIN 18°04' LIBRA
03°05' ACUAR 26°24' TAURO 01°21' LIBRA
17°08' CAPRI 07°27' TAURO 14°04' VIRGO
01°17' CAPRI 19°20' ARIES 26°03' LEO__
15°28' SAGIT 01°56' ARIES 07°15' LEO__
29°38' ESCOR 15°04' PISCI 17°42' CANCE
13°42' ESCOR 28°36' ACUAR 27°42' GEMIN
27°34' LIBRA 12°24' ACUAR 07°44' GEMIN
11°07' LIBRA 26°23' CAPRI 18°20' TAURO
24°10' VIRGO 10°29' CAPRI 29°45' ARIES
Estas posiciones y las que faltan hasta alcanzar el año 2050 inclusive se muestran a continuación de manera gráfica. Obsérvese como la diseminación de estos puntos en periodos amplios hace que las diferencias en tiempos de permanencia en los distintos signos tiendan a neutralizarse.
Las concentraciones de Mercurio geocéntrico en ciertas áreas del zodiaco tropical propiciadas por sus retrogradaciones no son lo suficientemente estables como para que quepa atribuirles carácter generacional en ningún sentido. Esta información se incluye aquí porque, aparte de que tiene interés por sí misma, es imprescindible para entender y calibrar en su justo valor la indagación sobre las retrogradaciones de Mercurio dracónico, las cuales sí que merecen al menos el calificativo de "cuasi-generacionales".
Retrogradaciones cíclicas de Mercurio dracónico
La circunstancia, mencionada en el apartado anterior, de que los sucesivos bloques de tres retrogradaciones de Mercurio tropical guarden entre sí distancias próximas a los 20 grados tiene una consecuencia bastante extraordinaria. Esa diferencia se aproxima mucho al valor de desplazamiento anual de los nodos lunares en el zodiaco tropical, el cual, lógicamente, es el mismo valor de aceleración anual que sufren todos los factores tropicales cuando los reconsideramos desde la perspectiva de la astrología dracónica. Por consiguiente, en la astrología dracónica dos bloques sucesivos de tres retrogradaciones de Mercurio se repetirán casi en los mismos lugares. En este caso, a diferencia de lo que sucede con Mercurio tropical, el triciclo de retrogradaciones de Mercurio dracónico no es retrógrado él mismo, sino que avanza en sentido directo a una velocidad muy similar a la de Plutón tropical. Por esta razón, dado que nadie discute a Plutón tropical (es decir, al ciclo punto vernal-Plutón) su calidad de generacional, es preciso concedérselo igualmente al triciclo de retrogradaciones de Mercurio dracónico.
Véamos como queda la tabla de retrogradaciones de Mercurio, desde la primera de 1900, recalculada desde el nodo lunar (medio).
23°54' CANCE 06°37' SAGIT 03°42' ARIES
25°15' CANCE 05°43' SAGIT 06°17' ARIES
27°05' CANCE 04°11' SAGIT 08°41' ARIES
29°15' CANCE 02°26' SAGIT 10°49' ARIES
01°38' LEO__ 01°02' SAGIT 12°31' ARIES
04°10' LEO__ 00°25' SAGIT 13°38' ARIES
06°47' LEO__ 00°40' SAGIT 14°00' ARIES
09°27' LEO__ 01°40' SAGIT 13°35' ARIES
12°04' LEO__ 03°14' SAGIT 12°22' ARIES
14°35' LEO__ 05°14' SAGIT 10°41' ARIES
16°54' LEO__ 07°30' SAGIT 09°01' ARIES
18°52' LEO__ 09°57' SAGIT 07°56' ARIES
20°20' LEO__ 12°32' SAGIT 07°41' ARIES
Un simple vistazo a la tabla anterior nos hace apreciar de inmediato la ganancia en estabilidad con respecto a la versión tropical de la misma. Pero donde se hace más notoria la diferencia es en la representación gráfica de los puntos de retrogradación (1900-2050), cuya versión dracónica mostramos a continuación.
La reformulación dracónica de los lugares de retrogradación tropicales ha convertido un maremagnum de puntos dispersos en una triple secuencia ondulatoria ordenada.
Los gráficos registran la posición de Mercurio en el primer día de su retrogradación. Desde ahí retrocede entre 8 y 16 grados, aproximadamente, y se demora unas cinco o seis semanas en alcanzar de nuevo esa misma posición. Por lo tanto, son esos grados precedentes los que condensan el mayor número de nacimientos.
Es por esto que, al tabular el número de días que pasa Mercurio dracónico en cada signo en la primera década del siglo XX, se obtienen los datos propios de una fase de transición entre concentraciones en signos de agua y concentraciones en signos de fuego; a pesar de que los correspondientes puntos de retrogradación que se aprecian en el gráfico general están ya claramente decantados hacia los signos de fuego.
Entre 1910 y 1920 la preponderancia de mercurio dracónico en signos de fuego está ya claramente asentada, y aún se mantiene con nitidez en la década siguiente (1920-30).
A la vista de estos datos, podemos hacernos una idea de las magnitudes que alcanza esta peculiaridad generacional de Mercurio. La mayor parte de la población nacida durante un tiempo próximo a tres décadas lo habrá hecho mientras Mercurio dracónico ocupaba signos de un mismo elemento. Por tanto, ese elemento debe haber teñido profundamente los modos de pensamiento y expresión propios no sólo de ese periodo, sino también de la época histórica en que esa generación ha tenido más peso.
Pensemos, por ejemplo, que la generación nacida en los alrededores de la Primera Guerra Mundial, con dominancia de Mercurio dracónico en fuego, es la misma que luego haría la segunda gran guerra. Para entonces ya Mercurio dracónico dominaba en signos de tierra. El fuego y la tierra tienen en común la característica de ser signos "secos", es decir, de escasa flexibilidad. Y sintonizan muy naturalmente con las temáticas que suelen estar a la base de los confictos bélicos: exaltación nacionalista, identidad racial, motivos económicos, distribuciones territoriales.
Lo que hace particularmente difícil de manejar a Mercurio dracónico es que sus manifestaciones aparecen atravesadas por una corriente emocional, escasamente consciente, visceral y un tanto primitiva y contagiosa. Por eso tiene que ver con el pensamiento de las masas, con las ideas fuertemente cargadas de connotaciones afectivas, con las consignas que se transmiten de boca en boca sin tiempo para analizarlas con sentido crítico, con las temáticas e intenciones que desde el inconsciente se imponen como prioritarias por una suerte de necesidad incontrolable.
Todo esto no es más que una simple sugerencia sobre posibles aplicaciones prácticas del estudio de estos ciclos. No entra en los propósitos de este artículo abordar tareas de interpretación.
Plutón tropical montado en el triciclo de Mercurio dracónico
Como hemos señalado más arriba, el triple ciclo de retrogradaciones de Mercurio dracónico se desplaza a una velocidad muy similar a la de Plutón tropical.
La interacción entre estos dos factores generacionales se convierte, pues, ella misma, en un tercer factor generacional. Es decir, si registramos los aspectos cruzados entre Plutón tropical y Mercurio dracónico a lo largo de un ciclo completo y a intervalos regulares y cortos, nos encontraremos con concentraciones de aspectos en tres areas muy concretas y aproximadamente equidistantes entre sí. Dado el acompasamiento de ambos ciclos, las zonas de reincidencia de aspectos son aún más persistentes que las de Mercurio dracónico, dando lugar a concentraciones mayores y más dilatadas en el tiempo. Estas zonas son las que se muestran en el gráfico siguiente.
En qué puedan traducirse estos ciclos es algo que está por investigar. Obviamente, el primer paso es tomar conciencia de la existencia de los mismos. Si esto anima a alguien a rastrear sus huellas en la Historia, este artículo habrá cumplido su función.
© Julián García Vara, 6 noviembre 2000
Los gráficos registran la posición de Mercurio en el primer día de su retrogradación. Desde ahí retrocede entre 8 y 16 grados, aproximadamente, y se demora unas cinco o seis semanas en alcanzar de nuevo esa misma posición. Por lo tanto, son esos grados precedentes los que condensan el mayor número de nacimientos.
Es por esto que, al tabular el número de días que pasa Mercurio dracónico en cada signo en la primera década del siglo XX, se obtienen los datos propios de una fase de transición entre concentraciones en signos de agua y concentraciones en signos de fuego; a pesar de que los correspondientes puntos de retrogradación que se aprecian en el gráfico general están ya claramente decantados hacia los signos de fuego.
Entre 1910 y 1920 la preponderancia de mercurio dracónico en signos de fuego está ya claramente asentada, y aún se mantiene con nitidez en la década siguiente (1920-30).
A la vista de estos datos, podemos hacernos una idea de las magnitudes que alcanza esta peculiaridad generacional de Mercurio. La mayor parte de la población nacida durante un tiempo próximo a tres décadas lo habrá hecho mientras Mercurio dracónico ocupaba signos de un mismo elemento. Por tanto, ese elemento debe haber teñido profundamente los modos de pensamiento y expresión propios no sólo de ese periodo, sino también de la época histórica en que esa generación ha tenido más peso.
Pensemos, por ejemplo, que la generación nacida en los alrededores de la Primera Guerra Mundial, con dominancia de Mercurio dracónico en fuego, es la misma que luego haría la segunda gran guerra. Para entonces ya Mercurio dracónico dominaba en signos de tierra. El fuego y la tierra tienen en común la característica de ser signos "secos", es decir, de escasa flexibilidad. Y sintonizan muy naturalmente con las temáticas que suelen estar a la base de los confictos bélicos: exaltación nacionalista, identidad racial, motivos económicos, distribuciones territoriales.
Lo que hace particularmente difícil de manejar a Mercurio dracónico es que sus manifestaciones aparecen atravesadas por una corriente emocional, escasamente consciente, visceral y un tanto primitiva y contagiosa. Por eso tiene que ver con el pensamiento de las masas, con las ideas fuertemente cargadas de connotaciones afectivas, con las consignas que se transmiten de boca en boca sin tiempo para analizarlas con sentido crítico, con las temáticas e intenciones que desde el inconsciente se imponen como prioritarias por una suerte de necesidad incontrolable.
Todo esto no es más que una simple sugerencia sobre posibles aplicaciones prácticas del estudio de estos ciclos. No entra en los propósitos de este artículo abordar tareas de interpretación.
Plutón tropical montado en el triciclo de Mercurio dracónico
Como hemos señalado más arriba, el triple ciclo de retrogradaciones de Mercurio dracónico se desplaza a una velocidad muy similar a la de Plutón tropical.
La interacción entre estos dos factores generacionales se convierte, pues, ella misma, en un tercer factor generacional. Es decir, si registramos los aspectos cruzados entre Plutón tropical y Mercurio dracónico a lo largo de un ciclo completo y a intervalos regulares y cortos, nos encontraremos con concentraciones de aspectos en tres areas muy concretas y aproximadamente equidistantes entre sí. Dado el acompasamiento de ambos ciclos, las zonas de reincidencia de aspectos son aún más persistentes que las de Mercurio dracónico, dando lugar a concentraciones mayores y más dilatadas en el tiempo. Estas zonas son las que se muestran en el gráfico siguiente.
En qué puedan traducirse estos ciclos es algo que está por investigar. Obviamente, el primer paso es tomar conciencia de la existencia de los mismos. Si esto anima a alguien a rastrear sus huellas en la Historia, este artículo habrá cumplido su función.
© Julián García Vara, 6 noviembre 2000
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